Al especialista ambiental Hildebrando Arangú no le extraña que los gobernadores no les importe la destrucción de bosque y nacientes de agua, ni que un alcalde haga una cancha de carting en un parque zoológico o que un organismo oficial otorgue cartas agrarias en un parque nacional, porque en Venezuela, cuya quinta parte de su territorio está protegido por leyes y decretos, los funcionarios no tienen conciencia de su obligación de proteger el ambiente.
Así se desprende de sus opiniones al ser entrevistado por El Impulso, este profesor del decanato de la facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Centroccidental en la licenciatura de Desarrollo Humano, ex director del Instituto Nacional de Parques en la región de Amazonas, miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y de la Asociación Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente con sede en Argentina, y de otras instituciones.
Cuenca
Al ser consultado en torno a las denuncias de devastaciones en montañas y bosques de la cuenca de río Tocuyo, aconseja no hacer señalamientos a la ligera.
Hay que precisar cartográficamente dónde se están produciendo los daños, porque la mencionada cuenca es muy grande, ya que su superficie es de 1.700.000 hectáreas, de las cuales se encuentran sometidas a protección nada más que 45 mil hectáreas, cantidad que puede considerarse pequeña dada la magnitud superficial. Casi la misma cantidad a Trujillo y el resto a Portuguesa porque la cuenca está situada en áreas de esos tres estados. Y por esta circunstancia, se solapa el territorio político con el territorio ecológico.
Es un sistema muy dinámico que recolecta las aguas del río Tocuyo y de las lluvias, las distribuye de manera natural en cada una de las vertientes y se convierte en la fuente más importante para alimentar embalses para el consumo doméstico y para el riego agrícola.
La parte protegida es la alta, la del parque natural Dinira. Ahí, en el páramo Cendé, a 3.652 metros sobre el nivel del mar, nace el río Tocuyo, en cuyo curso de 440 kilómetros, proporciona beneficios a la actividad agropecuaria y suministra el agua al 70 por ciento de la población larense a través del embalse Dos Cerritos, de El Tocuyo. A Portuguesa le suministra el agua para la actividad agrícola de Turén.
En esa parte alta, en Dinira, no hay casi nadie; pero sí en la parte media, la cual está amparada como zona protectora, que es una especie de ABRAE (Áreas Bajo Régimen de Administración Especial) que tiene un tipo de manejo distinto al de los parques nacionales, pero éstos tienen grandes restricciones en lo que se refiere a ocupación y uso del territorio. No se permiten actividades mineras y de otra índole, salvo las agrícolas de familias que hayan estado cincuenta años antes de la declaración de esos parques.
Siempre hubo preocupación por Dinira y se logró proteger buena parte de la cuenca alta. Por supuesto, hay que actualizar, revisar la poligonal, ver la posibilidad de una ampliación.
Recuperación
Con la aparición de la pandemia de la COVID-19, la situación económica y el abandono del campo, hemos visto en estudios que se han hecho con imágenes de satélites, se han venido recuperando de manera natural zonas que fueron deforestadas para la siembra de café y otros rubros. La naturaleza se encargó, mediante el proceso de sucesión ecológica de restaurar esas zonas. La tecnología modernas nos permite apreciar lo que está ocurriendo.
Arrastre
En la parte media de la cuenca hay 40 mil personas que están sembrando y llevando con toda normalidad su vida, pero utilizan químicos tóxicos y, a falta de cloacas, hacen sus necesidades en el suelo. Sucede que cuando vienen las lluvias, todas esas cosas que son arrastradas van a terminar en el embalse de Dos Cerritos.
Devastación
Y en la parte baja, en la subcuencia de la quebrada de Guarico, que también es otro afluente de Dos Cerritos, si ha habido devastación. Esa la han “peloneado” como se dice a las zonas que hans sido deforestadas.
Cuando el suelo no tiene la cobertura vegetal, que es elemento imprescindible para la regulación del agua, la situación es crítica porque las precipitaciones pluviales arrasa todo lo que encuentra, incluyendo nutrientes, y el sedimento se va a acumular en el embalse.
Yacambu
Hildebrando Arangú dice que en la cuenca alta del río Tocuyo podría darse una ampliación como ocurrió con Yacambu, el cual fue declarado parque nacional con 7.400 hectáreas, posteriormente fue llevado a 14.580 hectáreas y por último a 23.279 hectáreas, Eso lo determinan los técnicos.
Patrimonio
El decreto ejecutivo 276, que estableció el Reglamento parcial a la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio sobre administración de parques nacionales y monumentos naturales, reconoce los poblados que estén cincuenta años antes de que fuesen declarados parques nacionales, tienen el derecho de permanecer en ellos.
Y es asi porque la figura de parque nacional no es sólo para un fin conservacionista, sino también para proteger el patrimonio cultural. Eso explica porque está el pueblo de Galipan en el Cerro El Avila. Considera que la forma de vida de los galipaneros,sus actividades económicas y costumbres forman parte de un patrimonio nacional.
Los Horcones
En el monumento natural Lomas de León están Los Horcones, que es un hecho muy importante y esa gente que vive allí tiene derecho.
Pero, Los Pocitos es una invasión. Lamentablemente, no se pudieron sacar a quienes ocuparon ese territorio.
Otro caso es el de Terepaima, donde fueron construidas unas viviendas y ahí no se cumplen con las condiciones ambietles,
Ahí, prácticamente, no vive nadie. No hay cultura, tradición En esa zona construyó una casa un ex presidente del Concejo de Iribarren y otra que había en el lugar la adquirió un empresario. Todo eso es ilegal. Cuando estuve en Inparques, donde fui director general, y trabajé por espacio de 20 años, intenté demoler esas viviendas, pero, desafortunadamente, no tuve apoyo político. Porque en ese sitio no puede aplicarse la ocupación histórica. Se habrían utilizado para fines científicos mediante convenio con universidades para realizar investigaciones en torno al parque nacional.
Lo cierto es que se construyeron muchas viviendas y casi nadie vive en las mismas, violándose el decreto 276.
Peligro
Volviendo a la cuenca del río Tocuyo, dice Arangú, no se ha pensado en aplicar un modelo agroeconómico que no utilice químicos tóxicos y pueda preservar los suelos y evitar la erosión, así como impedir que al embalse Dos Cerritos sigan cayendo porquería y, además, aumente la sedimentación.
Ya los sedimentos están llegando a la torre de toma, problema sobre el cual existen estudios científicos muy interesantes.
Podría haber un momento en que lleguen las lluvias y la población no tenga agua.
Porque las piedras y todo lo que arrastren el río y la quebrada, inevitablemente, acabarían con las bombas que están instaladas en el embalse.
Ese peligro está latente, de acuerdo con las declaraciones del especialista en materia ambiental.
La gente quiere que el agua sea, como nos enseñaron en la escuela, incolora, inodora e insípida. La que estamos recibiendo en este momento es de malísima calidad.
Interrogantes
¿Qué hacer para que todos estos problemas sean resueltos? ¿Es posible detener la sedimentaión del embalse Dos Cerritos? ¿Podrá el 70 por ciento de la población de Lara contar con agua potable? Son muchas las interrogantes que afloran ante la situación que se está viviendo.
Arangú piensa que es muy difícil lo que va a pasar. Porque siendo funcionario de Inparques nada pudo hacer para impedir que el instituto de Tierras siguiera otorgando cartas agrarias en los parques nacionales. Que los gobernadores de Lara, Trujillo y Falcón, con quienes se reunió en Portuguesa por mandato de Hugo Chávez, tomaran una decisión en relación con la protección de la cuenca del río Tocuyo. Que el hoy alcalde de Iribarren tenga el proyecto de construir una cancha de carting en el parque botánico y zoológico de Bararida, cuyas plantas fueron sembradas, nada y nada menos, que por el científico Francisco Tamayo, renombrado botánico y conservacionista, que los funcionarios no saben quién fue. El apoyo que pudo recibir, no fue de gobernadores, sino de un alcalde de Morán, quien acordó destinar dos obreros para ser preparados como guardaparques de la cuenca del río Tocuyo, ser pagados por la alcaldía y estar al servicio de inparques. Y los gobernadores salieron de sus cargos, no hicieron ninguna mancomunidad como era la propuesta del mismo sector oficial, y nada les importó la cuenca, porque pensaron más en la política que en la preservación de la naturaleza y el agua para la gente, según la opinión del experto.