Interpretando la filosofía de Sócrates, “sólo sé que no sé nada”, o “solo sé que nada sé”, la abordamos ante la verdad o falsedad de innumerables comentarios que últimamente le han hecho ruido a las “Farmacias Fénix”.
Los medicamentos que se están expendiendo en las denominadas boticas móviles no tienen ninguna garantía de calidad de algún organismo calificado, y de paso, muchos de ellos, aseguran, adolecen de fallas en cuanto a cumplir adecuadamente con el objetivo de producir mejoras en la salud.
Se ha generalizado que en lugar de curar, algunos medicamentos pueden provocar daños, por lo cual los que se necesiten para tratar una enfermedad, sea cual sea, deben provenir de una fuente autorizada.
Como la mayoría de los productos en Venezuela las medicinas son ofrecidas en la actualidad en las farmacias a precios que no son accesibles para muchos bolsillos, sean vendidos en bolívares o en dólares, no todo el mundo tiene la posibilidad de adquirirlas en estos momentos.
Es por ello que muchas personas, sobre todo los ancianos, dependen del dinero que les envían familiares desde otros países para poder cubrir sus respectivos tratamientos, dependiendo de la patología que tengan.
En medio de esta realidad, el gobierno implementó un plan que prácticamente se ha convertido en un “salvavidas”, alivio para muchos: las “Farmacias Móviles Fénix”, ante los elevados precios.
Estos pequeños tráileres han sido habilitados por las autoridades en varios Estados de Venezuela.
Las farmacias móviles ofrecen mayor cantidad de pastillas de los diferentes medicamentos por menos dinero en comparación con los establecimientos tradicionales.
Sin duda, quienes compran allí economizan una notable cantidad de su caudal económico y en algunos casos el ahorro es abismal.
El gobernador del Estado Lara Adolfo Pereira resaltó que la red es un mecanismo innovador, que se hizo en conjunto con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Doce vehículos están desplegados en la ciudad.
Desde hace 3 años se venden medicamentos a bajo costo procedentes de India, Irán, y China en farmacias móviles y fijas repartidas en 19 de los 23 Estados del país.
Entre mayo de 2019 y mayo de 2022, distribuyeron más de 67 millones de tratamientos en el territorio nacional, según cifras del Sistema Unificado de Atención Farmacéutica (SUAF), ente adscrito al Ministerio de Comercio a cargo de las redes de farmacias estatales.
Pero de un tiempo para acá surgen comentarios adversos que han bajado la popularidad de los establecimientos.
La efectividad de los fármacos es cuestionada por pacientes porque no sirvieron para controlar sus enfermedades.
Los camiones utilizados para el expendio no reúnen las condiciones adecuadas para su almacenamiento y su efecto puede que no sea el esperado sobre el organismo, advierten expertos.
Las farmacias móviles dispensan medicamentos importados sin el registro sanitario nacional, además de que cuando cobran en dólares lo hacen con el precio paralelo y no con el establecido por el BCV, según denuncias.
En tal sentido se ha creado una gran incertidumbre entre los enfermos porque sectores allegados al gobierno avalan la acción terapéutica.
La Alcaldía del Municipio Libertador de Mérida niega que estas medicinas no cuenten con control de calidad.
Alba Riera de Narváez, representante del Proyecto Farmacéutico de esa municipalidad, desmintió que los fármacos dispensados produzcan efectos secundarios.
Sostuvo que estos fármacos cuentan con control de calidad que entran al país mediante un convenio con el Ministerio del Poder Popular para la Salud y que la Contraloría Sanitaria autoriza su distribución. “Es falso que carecen de garantía y que afectan la acción terapéutica”, comentó.
Pero la Federación Farmacéutica Venezolana (FEFARVEN) está en desacuerdo con la venta en camiones.
En un comunicado publicado a mediados de 2021, la organización advirtió que las farmacias móviles no cumplen con los requisitos establecidos en la Ley de Medicamentos para prevenir afectaciones sobre la salud de la población.
La organización sostiene que no cuentan con análisis o los controles de calidad en el país, debido a la resolución 075 publicada en la Gaceta Oficial 41.610, del 4 de abril de 2019, que autoriza la importación de productos farmacéuticos exentos del registro sanitario nacional a casas de representación aliadas con el Estado.
“Las personas se pueden enfrentar a la muerte. El Estado tiene que garantizar a los pacientes medicamentos eficaces, seguros y de calidad, si no puede llegar cualquiera que cause daño. Están abasteciendo el mercado con una cantidad de remedios que no tienen garantías (…) Si le quitas el registro sanitario a los productos eso es un contrabando indirectamente”, alertó Freddy Ceballos, entonces presidente de FEFARVEN.
Para Ricardo Otaiza Gil, profesor jubilado de la Facultad de Farmacia y Bioanálisis de la Universidad los Andes (ULA), los fármacos en malas condiciones pueden dañar, perjudicar y hasta matar al paciente. Deben ser cuidados de roedores, insectos, humedad y luz natural. Si partimos de esa premisa, ningún camión tendría las condiciones para entregar medicamentos a la población, dijo.
Estos expendios, porque no se les puede llamar farmacias, deben empezar por tener un boticario que sea formado en una universidad para prestar al paciente toda la orientación y el servicio que necesita”, añadió el profesor Gil.
El 70 por ciento de los medicamentos importados que ingresan a Venezuela no tienen registro del Instituto Nacional de Higiene, según alertó el presidente del Colegio Farmacéutico en Lara doctor Omar Álvarez.
Afirmó que en las farmacias móviles que controlan las FAN se consiguen sin los debidos controles sanitarios del Ministerio de salud.
Por su parte, el ex Director de Salud Lara Ruy Medina manifestó que las personas pueden correr el riesgo de comprar una medicina, creer que lo va a curar de una dolencia y resulta que no le hace ningún efecto para tratar su enfermedad, y en el peor de los casos, que compre un producto contaminado con la bacteria salmonella.
De tal manera que estas unidades están generando desconfianza en parte de la población venezolana, especialmente en los pacientes con enfermedades crónicas.
Los comentarios sobre el peligro de consumir medicinas compradas allí ya es viral.
Muchos fueron los percibidos durante los días jueves 18 y viernes 19 en los pasillos de “Arena Plaza” en Patarata, donde la farmacia Nuevo Siglo hizo donaciones.
Se conoció de distintas personas quienes se han visto forzadas a descartar las medicinas de “Fénix” porque no sirvieron para controlar sus enfermedades.
Ciertamente es mucho lo que se dice sobre esos fármacos importados en la comunidad, pero como no existe una cultura de reporte de reacciones adversas a los mismos, no hay datos fidedignos.
No existen denuncias de casos por efectos perjudiciales de tales remedios porque la gente que ha sufrido extrañas reacciones no ha tomado en serio la situación, y la estrechez económica los obliga a continuar corriendo riesgos por aquello de que, ante el peligro y la esperanza, me quedo con la esperanza.
¿Quién tiene la razón?
Cuando se duda se carece de certeza. No se está seguro de si es bien o mal, de si es lo correcto o lo incorrecto, si es lo conveniente o no.
Sócrates afirmaba que de lo único que tenía certeza es que no sabía, y que al conocimiento se llegaba luego de dudar, incluso de lo que damos por verdadero.
La frase «solo sé que no sé nada» ha estado sujeta a diferentes significados. Entre ellos, podemos destacar la sugerencia de que no existe la verdad absoluta, como en el caso que nos ocupa, la constatación de los límites del conocimiento que podemos tener sobre las cosas, o la división que existe entre los sabios y los ignorantes.
Orlando Peñaloza