Las manifestaciones de calle que, a pesar de las amenazas de violencia, llevaron a cabo docentes, trabajadores administrativos y obreros del sector educativo, para que les pagaran el bono vacacional completo, han demostrado que cuando se ejerce la presión social se pueden hacer respetar los derechos de los ciudadanos frente al Estado.
Esta es la conclusión que se puede sacar después de la lucha realizada para que las autoridades educativas y la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) cumplieran con los compromisos que tenían con ese sector, expresó a El Impulso el politólogo y docente universitario Wilfredo Páez Ávila.
¿Cómo vió esa movilización nacional?
No es la primera vez que en Venezuela los educadores han protestado por las pésimas condiciones salariales que han tenido. Los gremios del sector educativo han sido los más sólidos en las luchas por mejorar sus salarios y obtener reivindicaciones. En los años 80 y 90 escalaron prerrogativas en lo que se llamaron escalafones por títulos académicos, años de antigüedad en el trabajo y otras cualidades que les fueron tomadas en cuenta frente a la realidad social. Sin embargo, en los últimos siete años fueron desmejorados totalmente sus ingresos y les arrebataron derechos que habían obtenido. Por ejemplo en el mes de junio de cada año se efectuaban con regularidad los pagos de los bonos vacacionales y recreacionales. Del mismo modo, los bonos de fin de año se realizaban con toda normalidad, sin fraccionamiento alguno.
¿Qué sucedió esta vez?
Al parecer el gobierno estuvo mal informado con respecto a los pagos que tenían que hacerse porque el órgano que había creado el presidente Nicolás Maduro, la Onapre, no había dado la información precisa y se ocasionó el malestar general en el sector educativo. Se demostró que cuando hay una reacción y una acción contundente en las organizaciones de un sector de trabajadores se pueden hacer respetar los derechos que han sido violentados. Salieron a protestar maestros, profesores y trabajadores en general, a pesar de amenazas hechas por funcionarios y activistas del oficialismo, y la ciudadanía en general apoyó la protesta.
Debe quedar claro que no fue la dirigencia sindical que representa al oficialismo, ni tampoco las de la oposición las que lograron que el gobierno recapacitara, sino los ciudadanos que trabajan en el sector educativo que ejercieron la presión social en el momento más oportuno.
¿Cuál pudo ser el ingrediente político para que el gobierno recapacitara y despidiera al director de la Onapre?
El gobierno comprendió que no puede entramparse en confrontaciones sociales, cuando tiene delante el panorama de unas elecciones presidenciales, previstas para el año 2024 y previamente el año que viene será el preparativo para ese proceso.
En este sentido hay que ver el 2023 como el año del detonante de la vida política nacional, ya que será decisivo para que el gobierno tenga una aplastante derrota o se mantenga en el poder.
Maduro, que ha visto cómo se está reinventado el país en el ámbito económico, no puede dejar que el problema ocasionado por la Onapre termine en una huelga que paralice al sector educativo, ya que después vendría una espiral conflictiva con huelga del gremio de la salud, de los trabajadores petroleros y todo lo demás sectores que están deprimidos.
Recordemos que el 15 de marzo entró en vigencia el aumento del salario mínimo de siete bolívares a 130 bolívares, que entonces eran 30 dólares y hoy se ha reducido a algo así como 21 dólares. ¿Cómo puede vivir una persona y su familia con esa cantidad cuando la canasta básica alimentaria ya ronda los 2800 dólares?
Son también deplorables los sueldos de los profesionales, ya que a los educadores con un cuarto nivel de estudios no se les paga más de 250 dólares, que viene siendo menos de la décima parte del costo de esa canasta básica de alimentos.
Hace veintidós años, los profesores universitarios ganaban más de 2 mil dólares al mes y no se habían producido los altos niveles de inflación en Venezuela al punto de que después de haberle quitado 14 ceros a la moneda, aún ésta sigue evaluándose todos los días y realmente no alcanza para nada el bolívar. Es por ello que esta lucha de ahora es un preámbulo para continuar la lucha con el fin de conseguir un salario cónsono con la realidad que vivimos.
¿Se puede considerar un triunfo haber logrado el pago completo del bono vacacional?
Ha quedado demostrado que la sociedad cuando se organiza logra resultados. La inflación sigue haciendo mella en las familias. Ya la gente tiene que tener dos y tres trabajos para poder cubrir sus gastos. Queda seguir organizándose.
¿Habrá entendido eso la oposición?
A mucha gente de la oposición no le gusta que se hable de que para el proceso electoral venidero hace falta una unidad completa y sólida. Porque contrario a la oposición el gobierno es sólido, no hay división entre ellos y van a ir con un solo candidato. En cambio, la oposición está muy fraccionada y hay aspirantes que salen a la palestra pública, pero ni siquiera tienen el 6 por ciento de aceptación. Importante es que se tengan unas elecciones primarias que amalgame a todas los factores de la sociedad, que garantice un discurso de unidad, un proyecto de reconstrucción del país y un candidato que de verdad pueda ser apoyado mayoritariamente, porque de no lograrse todo eso el gobierno volvería a ganar por tener la maquinaria electoral, el dinero y todas las ventajas. A comienzos del año hubo un buen ejemplo de unidad en Barinas y lo que ha pasado con el sector educativo ahora es también una demostración de unidad.
¿Cómo queda Juan Guaidó, que ha venido siendo reconocido como jefe de la oposición?
El señor Guaidó es página del pasado. Representó al movimiento juvenil en el 2007 y hace tres años tuvo el reconocimiento de la comunidad democrática del mundo. Pero, lamentablemente, el entorno no le ayudó porque tomó decisiones que no alcanzaron resultados positivos y gradualmente fue perdiendo la confianza de la población. Pudo amalgamar la unidad, sin embargo ya no es una figura representativa. Aunque en política no hay cadáveres políticos, él, ahorita, no es el representante de una fuerte oposición, no obstante que los Estados Unidos y gran parte de la Unión Europea lo sigan reconociendo como un líder. En la sociedad democrática venezolana ya no tiene el peso que logró tener cuando anunció el cambio, que no llegó.
En los momentos aquí se habla de quince o dieciocho aspirantes, pero ninguno de los que son mencionados (y no los voy a mencionar porque todo el mundo sabe quienes son) tiene la aceptación que se requiere para ser el factor del cambio. Es posible que salga un offside y se logre entusiasmar a los electores.
¿Ni siquiera si uno de esos quince o dieciocho aspirantes tuviera el apoyo de los demás podría ser el abanderado de la oposición?
-Unidos pueden hacer la lucha, pero no representan a la mayoría del país. Para que haya un candidato fuerte contra este régimen tiene, primero, que sume; segundo, que represente un proceso de cambio y tercero, con un discurso y acciones que hagan motivaciones para que los venezolanos sientan la mayor disposición de votar. No se debe estar contando con los venezolanos que están en el exterior porque no se sabe si tendrán el derecho de ejercer el voto, sino de los que se encuentran en el territorio nacional, quienes son los que sufren los avatares de la crisis y sobreviven a duras penas. Ese ciudadano de a pie está esperando un candidato que le garantice transparencia, cambio y transformación al país.
Así como surgió Hugo Chávez en el 1998, quien no había tenido experiencia política sino que presentaba como credencial un discurso populista, ahora puede salir alguien que tampoco tenga pasado político. Y por ello es que se está planteando una unidad sólida, que a mucha gente que aspira ahora, no le gusta este tema.
De no salir ese offside, ¿Quién podría ser?
No lo veo. Ni en María Corina Machado, ni en los que han tenido años en la política como Manuel Rosales y otros más.