Cuando hace treinta años, en la cuenca del río Tocuyo, se estaban talando y quemando árboles centenarios, la Guardia Nacional decidió establecer dos puestos de guardería ambiental en el municipio Morán.
Lo cuenta Maximiliano Pérez, dirigente nacional de los caficultores, al hablar de la devastación que se ha venido produciendo en la zona.
Lea también: Ingeniero Rubén Hurtado: Con la ocupación de tierras baldías comenzó la destrucción de la cuenca del río Tocuyo
Fueron muchos los viajes en helicópteros que hicieron el teniente coronel José Francisco Tovar, comandante de la Guardia Nacional en Lara; el ingeniero Miyel Rodríguez, creador del Parque Terepaima y de otros parques en el país; y yo, en representación de los productores que había consignado la denuncia, para observar los daños que se estaban propagando por todas las montañas, visibles por el humo que producían los incendios ocasionados por quienes les habían metido candela a los árboles centenarios, a fin de limpiar terrenos para hacer sus conucos.
Lea también: Hace medio siglo el sector privado advirtió la escasez de agua
La medida inmediata que tomó el jefe militar fue la de instalar un puesto de guardería ambiental en la propia represa Dos Cerritos y otro en Guárico, precisamente porque en esa jurisdicción era donde se observaba el mayor foco de devastación. Este último desapareció por completo.
De todos los pormenores del caso tuvo conocimiento la fiscalía 23 con competencia en todo lo que tiene que ver con el ambiente.
De modo, pues, que se le prestó atención al problema en aquella época, expresó el presidente de la Asociación Venezolana de Caficultores.
Confiesa Maximiliano Pérez que él lleva más de cuarenta años denunciando la destrucción de la cuenca del río Tocuyo, ya que en el transcurso de ese tiempo ha visto cómo los daños ocasionados a las nacientes de agua han venido mermando y, al mismo tiempo, han venido desapareciendo especies de la fauna y de la flora.
Ya no se ven osos frontinos ni las exóticas orquídeas blancas, que eran las más raras y por tanto más costosas para formar un bouquet para celebración de bodas. Y del mismo modo están en peligro de extinción muchos animales y especies vegetales.
Porque es además de la quema y la tala, luego en los suelos se utilizan químicos en las siembras que violentan la Ley sobre sustancias, materiales y desechos peligrosos, porque todos estos elementos van a ser arrastradas por las aguas de lluvia a los torrentes de ríos y quebradas que corren hacia la represa Dos Cerritos.
Todas esas prácticas devastadoras que cometen los que han ocupado las tierras están automáticamente violando igualmente la Ley Orgánica del Ambiente, la Ley de la Diversidad Biológica, la Ley Forestal de Suelos y Aguas, y, por supuesto, la Ley Penal del Ambiente.
Al mismo tiempo, la negligencia, omisión y descuido del Estado violenta la Constitución en sus artículos 127 (que obliga a tener un ambiente sano, seguro y equilibrado) y el 128 (la ordenación del territorio, atendiendo a las condiciones ambientales), fundamentalmente. Porque se ha permitido que se hagan cultivos no aptos en los terrenos elevados de la cuenca.
Los caficultores hemos venido formulando quejas, denuncias y reclamos al Estado durante décadas para evitar la devastación de la cuenca del río Tocuyo, pero aunque hasta ahora no hemos sido atendidos como es debido, continuaremos haciéndolo porque lo que estamos haciendo es una labor de concientización acerca del peligro que se cierne sobre el país al no tomar en cuenta que el agua es nuestro principal recurso para la vida y, por supuesto, para las generaciones que vendrán.
Esta no es una lucha política, sino una lucha por la vida y que atañe a toda la población, motivo por el cual el Estado está obligado a cumplir la Constitución y las leyes que han sido promulgadas para proteger, como tiene que ser, el ambiente.
Conviene recordar que en el 2001, al celebrarse el primer congreso del café, que tuvo el apoyo del rector de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, profesor José Bethelmi, y en el cual asistieron representantes de la alcaldía de Morán y de la gobernación de Lara, se presentó el planteamiento sobre la situación de la ciencia con apoyo técnico y científico. Hubo, entonces, suficiente documentación del problema que estaba ocurriendo en los nacimientos de agua, los cuales corrían el peligro de desaparecer y de ocurrir esa calamidad, disminuiría significativamente la alimentación de la presa de los Dos Cerritos.
Al no haberse atendido ese planteamiento fue nuevamente hecho, en el 2004, al Ministerio de Aguas.
No hemos dejado de hacer saber no sólo nuestra preocupación como productores del campo, sino el temor de que el agua siga escaseando mucho más que ahora, porque no se puede negar que la mayoría de las comunidades de Iribarren, Morán y Jiménez se encuentran desesperadas porque les falta el preciado líquido.
Y, como ya decía, cada vez es menor la cantidad de agua que alimenta la represa Dos Cerritos que cubre en el 85 por ciento las necesidades de la población sedienta de Lara, concluyó diciendo Maximiliano Pérez a través de El Impulso.