(Viene de Parte III) … Continuando con la zaga de artículos, sobre el “HATO EL FRÍO,” con la esperanza de que los estén concatenando y puedan llegar a sacar sus propias conclusiones, transcribo parte del trabajo, presuntamente realizado por Yolaiza Boada (a quien no conozco). Recordándoles que lo recibí de un amigo, compañero de ideales, luchador social y soñador político, como yo, amante de esta Tierra de Gracia llamada Venezuela. Trabajo que califico como excelente, motivo por el cual le agradezco la deferencia de habérmelo hecho llegar…
Insisto en que, la descripción de esta, presunta, devastación, es inaceptable para todo aquel que ama la libertad, la democracia, y tiene conocimiento de que existen los “Derechos Humanos” y que, entre ellos están…
«El DERECHO A LA VIDA Y A LA PROPIEDAD”.
“La actividad principal del hato estaba relaciona con la cría de ganado, se caracterizaba por producir animales machos que a la edad del destete salían del grupo de cría de la finca hacia otra zona o hato dedicado al levante, donde culminarían su etapa de crecimiento antes de ser sometidos al engorde o ceba. A las hembras las dejaban en el mismo rebaño donde nacían para reemplazar a las vacas que se eliminaban. En el año se realizaban dos trabajos de llano, en el cual se hacían los apartes de mautes, el herraje de becerros e inventario de animales. Se aplicaba un plan sanitario al cien por ciento de la población bovina que consistía en desparasitación, vacunación contra la aftosa, brucelosis y rabia. No existía una temporada de monta definida, sin embargo, el 60% de los nacimientos se concentraba en los meses de enero a mayo. Todas las vacas horras que parían el año anterior eran revisadas por el veterinario y las aptas se entoraban durante los meses de verano, en el mes de julio eran palpadas, las vacas que no estaban preñadas eran enviadas al matadero. Este hato tenía una producción promedio de 15 mil cabezas de ganado al año.
El Hato El Frío se extendía en más de 60 mil hectáreas en las cuales se alojaban más de 40 mil cabezas de ganado, 300 especies de aves, babas, chiguires, nutrias, además de especies que se conservaban para evitar su extinción como el caimán del Orinoco, el jaguar, el delfín de agua dulce y el puma.
Este hato se caracteriza por contar con grandes sistemas de retención de agua en forma de módulos, los cuales cubren cerca del 70 % de su superficie, además tiene numerosos cursos de agua entre los más importantes su límite norte determinado por el río Guaritico y el río Apure, además los caños: Caño Bravo, Caucagua, Guaratarote, Macanillal, Mucuritas, Chorrosquito y Los Guarataros, los cuales en invierno se desbordan ocupando cerca del 80% de la extensión de la sabana. Internamente contaba con una red de carreteras engranzonadas que comunicaban a casi todas las fundaciones con el Centro de Operaciones. En época de lluvia esta situación se complicaba por la subida en los niveles de agua, pero contaba con terraplenes de contención a nivel de módulos que facilitaban el paso hacia las áreas de control más importantes. Además, contaba con una gran vía de comunicación fluvial a través del río Apure y los caños Guaritico y Setenta.
Otro de los ecosistemas importantes que se encontraba en el hato El Frío eran los bosques de galería o bosques ribereños, asociados a importantes cuerpos de agua como el caño Guaritico o el río Apure que constituyen un refugio de fauna silvestre y pesca que representa el ambiente perfecto para ser usado como dormidero, alimentación y reproducción de una infinidad de especies. En 1989 el gobierno venezolano impulsado por presiones de diversos investigadores, conservacionistas y científicos decreta esta zona como Reserva de Fauna y Refugio de Pesca del Hato El Frío. En diciembre de 2007 se presentó ante autoridades de la UNESCO la iniciativa de Reserva de Biosfera «Apuroqui», con epicentro en el Hato El Frío. Lo importante sería promover programas de conservación para que las especies que se encuentran allí puedan ser preservadas a lo largo del tiempo.
El Hato El Frío está ubicado en el centro del humedal más importante de Latinoamérica. En él existe una fina lámina de agua que permite la conjunción entre el sol, el agua y la tierra, lo que hace posible la proliferación de las cadenas alimenticias en perfecta armonía; por eso era una de las zonas en el mundo con mayor capacidad de producción de biomasa. A todo lo largo y ancho del hato existían 24 fundaciones con sus casas habitadas por los llaneros y sus familias quienes realizaban un trabajo productivo que constituía un aporte importante de kilogramos de carne para el consumo de todo el pueblo venezolano, contribuyendo así a la seguridad alimentaria de nuestra patria.
Las sabanas del hato El Frío permanecen siete meses inundadas y cinco meses en sequía. Durante los meses de inundaciones el ganado sobrevivía en los bancos secos de los humedales debido al contraste climático existente en la zona. Con mucho amor y esfuerzo se construyeron un conjunto de bienhechurías que incluían más de 200 kilómetros de terraplén, tapas para almacenamiento de agua, más de 300 kilómetros de cercas, suficientes centros de trabajos y viviendas para albergar a las familias llaneras, más de 200 hectáreas de lagunas dragadas y más de 100 kilómetros de caminos. Toda esta infraestructura permitía el trabajo productivo de más de 120 personas en el campo desarrollando una verdadera ganadería ecológica en armonía con el gran humedal. El hato el Frío como propiedad rural era un ícono en la historia del campo venezolano, tanto que su ganado alimentó al ejército libertador…”
CONTINUARÁ…
Maximiliano Pérez Apóstol