Sin duda, es necesario enseñar política en los espacios más propios a la ciudadanía; se debe trasladar saber teórico hasta donde residen los individuos que van a ser ejecutores de los cambios necesarios en el sistema, porque la abstracción de una definición sobre democracia es una limitante para su entendimiento, esto da paso a la imposición del discurso continuista que privilegia al régimen dominante. Todo puede ser alterado desde sus bases, si su construcción es operada en conjunto con la ciudadanía como única variable capaz de transformar todo lo tangible y deponer las cadenas con las que se arraigan los totalitarismos modernos, una tarea pendiente para quienes asumen el rol de transformar el país.
De igual forma, los conceptos que se han negado por más de dos décadas deben ser actualizados y derramados en las comunidades donde es preciso comenzar a desmontar el peso de la palabra pueblo en el imaginario colectivo, porque al diluir al ciudadano en un concepto tan amplio se pierde la dignidad que le atañe como un protagonista de la ecuación política que fija al individuo por encima de la colectividad y el Estado, cuya lógica se entiende a medida que el control social se hace más evidente, ya sea por medio del partido dominante o de sus herramientas de control como son un carnet digitalizado y su complemento la lista colectivista que termina por atomizar a cada persona en datos de relleno.
Por lo tanto, una aspiración colectiva es que existan ciudadanos críticos capaces de conocer sus derechos para poder defenderlos a cabalidad cumpliendo al mismo tiempo con deberes muy propios del rol civil; hecho por el cual las autocracias prefieren mantener a sus poblaciones distraídas de los temas políticos y en la medida que una sociedad esté menos instruida en sus atribuciones, más vulnerable será ante los embates totalitarios de cualquier déspota que sea capaz de hacerse con el poder político, por lo tanto, se debe comenzar a hacer pedagogía política en todo el país, para cosechar de ese trabajo tan noble los hombres y mujeres del mañana promisorio que habita en nuestras ilusiones personales.
Al mismo tiempo, este trabajo descrito posibilitará una “sociedad política”, ente de características muy significativas necesarias para que el sistema político democrático funcione, dado que la misma posee la capacidad de contrastar con la sociedad en general y permear opiniones útiles para lo público, facultad tan necesaria en los días del tiempo corriente donde la opinión colectiva se debate entre los fake new y el control de los mercados que con sus marcas generan espectáculos estéticos para sensibilizar a sus posibles consumidores, que estarán cautivos en la medida que no exista una contra parte de ideas eficaces para centrar las prioridades que demanda el sistema político en general.
Al mismo tiempo, con este accionar ejecutado como medio de reconstrucción útil ante los problemas padecidos, ya se comienza a delinear las bases del nuevo país, territorio fértil que permitirá la prosperidad y que tendrá como baluarte a una sociedad crítica menos permeable a las ideologías negadoras de ciudadanía como concepto medular de la sociedad, lo cual es realizable al saber abordar los puntos débiles que permitieron la instalación de un sistema autoritario con rasgos militaristas, máximo culpable de todos los desajustes padecidos en el ahora.
Finalmente, la única aspiración que propicia todo un accionar con motivo, dirección y sentido es capitalizar la DEMOCRACIA como forma de vida. Un sistema apoyado en los valores posmodernos que permitan niveles de prosperidad a los ciudadanos, además de altos estándares en calidad de vida, es la idea madre cuya existencia motiva todas las iniciativas creadoras que sustentan el trabajo diario por una Venezuela mejor donde los ciudadanos sean los reales protagonistas de sus destinos y las autocracias sean cosa de un pasado sin retorno.
Eduin Adjunta
@Adjunta90
