Los peligros que supone el desarrollo de complejos turísticos alto impacto en la isla La Tortuga, denunció a través de la red social de Twitter, Joaquín Benítez, director de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Alertó que en la isla hay lagunas, manglares, arrecifes y cetáceos susceptibles de ser afectados por el desarrollo de infraestructuras y operaciones de turismo de alto impacto. El ingeniero se pronunció tras el anuncio del régimen de convertir el área en una Zona Económica Especial, con el fin de atraer inversión extranjera.
La preocupación la hizo pública luego del anuncio de Nicolás Maduro de convertir este espacio geográfico en una de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) que funcionarán en el país, tras la entrada en vigencia de la Ley Orgánica de las ZEE. El instrumento jurídico, promulgado el 20 de julio, permite al régimen disponer áreas del territorio en las que inversionistas extranjeros disfrutarán de beneficios tributarios y regulatorios especiales para desarrollar sus proyectos.
«El desarrollo de #LaTortuga sin agua ni electricidad, con ecosistemas y especies amenazadas (tortugas, cetáceos, aves) enfrenta desafíos que solo se manejan incorporando lo ambiental, desde la concepción y el diseño, hasta la construcción y operación de la infraestructura», escribió Benítez.
Situación geográfica
Ubicada al norte de Venezuela, La Tortuga tiene una extensión de 156,6 km², es la segunda isla más grande del país y forma parte de las Dependencias Federales. Este territorio de superficie árida y aguas cristalinas es semivirgen, pues se encuentra deshabitado, a excepción de algunos puntos de control de la Armada y ciertos puestos turísticos que frecuentan visitantes, tras la apertura a la visita del público en 2018.
En La Tortuga hay una importante presencia de manglares, lagunas costeras, cetáceos, crustáceos, peces, arrecifes de coral, bivalvos, zooplancton, fitoplancton y tortugas marinas.
Según Benítez, de llevarse a cabo los proyectos -que incluyen 10 hoteles de lujo, un aeropuerto internacional, un puerto, campos de golf y demás espacios recreativos- los ecosistemas de la isla se verían afectados.
«Por ejemplo las condiciones de la costa y las profundidades requeridas por el puerto, prácticamente obligan a instalarlo, en la costa sur de #LaTortuga, donde hay lagunas, manglares, arrecifes y cetáceos, elementos susceptibles de ser afectados por esta infraestructura», comentó en la red social.
Advierte que los puertos son «Fuente de descargas de contaminantes cuando no hay control ni vigilancia”, mientras los aeropuertos requieren de energía no disponible en la isla, por lo que «es prudente considerar que ambos deben ser de dimensiones, demandas y prestaciones muy reducidas».
Además, el ingeniero agrónomo y magíster en Gerencia Ambiental hizo énfasis en que la sostenibilidad económica de la isla depende del cuidado de la flora y fauna local. “Si no se protegen y vigilan con mucha seriedad los componentes ambientales de #LaTortuga, se amenaza al ambiente y a la sostenibilidad económica de la iniciativa”.
Evaluación profunda, un proyecto de bajo impacto
Durante la década de 1990, Joaquín Benítez formó parte del equipo de trabajo que desarrolló la evaluación ambiental de un plan maestro de desarrollo sostenible para La Tortuga. A partir de esa experiencia y la interacción que generó en Twitter su publicación, el también director del Postgrado de Ingeniería Ambiental de la UCAB y consultor en el área dio detalles sobre sus planteamientos.
El docente cree que se deben hacer evaluaciones más profundas sobre este proyecto y que las discusiones sobre su ejecución tienen que ser públicas y transparentes, partiendo de la idea de que se trata de una zona de alta vulnerabilidad que se debe proteger.
«Yo propondría un desarrollo más complejo y ordenado. Uno concebido a partir de las limitaciones y oportunidades que ofrece La Tortuga desde el punto de vista ambiental. Y lo que se ha visto en el proyecto, en cuanto a dimensiones, demanda de recursos y carga humana parece no ser lo adecuado», comentó el experto.
El experto se refirió a los procesos de anidación de las tortugas en playas al norte y oeste de la isla, a los que dijo hay que prestar atención por su fragilidad.
«Si hay turismo de bajo impacto, pocas personas, no modificas la línea de playa y no construyes nada y de noche no iluminas artificialmente, la molestia para las tortugas puede ser menor. Pero si se altera, afecta gravemente los procesos de nidificación».
El director de Sustentabilidad Ambiental de la UCAB concluye manifestando su preocupación por las «ventajas especiales» que obtendrán los inversionistas, debido a la «desregulación» que habría por tratarse de una Zona Económica Especial.
«Lo ambiental no se puede desregular. Este escenario de desarrollo turístico, en un área tan delicada, requiere que haya una institucional ambiental sólida y capaz. Es decir, que establezca límites, vigile, que haga los estudios de impacto ambiental para evaluar los posibles daños y corregirlos antes de que ocurran. En Venezuela la institucionalidad ambiental está bastante disminuida. Si revisamos el panorama ambiental, vemos que hay muchas cosas que no están funcionando bien”. precisó.