Trabajo de: www.runrun.es
Michelle Almeida, caraqueña de 22 años y trabajadora en el área de salud ocupacional, se infectó por segunda vez con el coronavirus pandémico la primera semana de julio de 2022. Su primer contagio fue en la ola de COVID-19 de marzo de 2021, cuando la variante brasileña causaba estragos en Venezuela.
Por las características de su trabajo, sigue cuidándose como el primer día, y cumplió con la inmunización de tres dosis de la vacuna china de Sinopharm.
Aun así, el segundo contagio llegó. Y, según describe, con algunos síntomas distintos a los del primer COVID-19, algunos incluso más prolongados.
“La fiebre empezó de un momento a otro, alta, con mucho malestar corporal. Además, me duró seis días. En el primer contagio, solo tuve dos días de fiebre. Los ojos me pesaban, me dolía mucho la frente y la garganta. Tuve también dos días con diarrea, eso no me pasó con el primer COVID-19. Todavía tengo secreciones por la nariz y tos”, comenta, tras detallar que se aproxima a su día 14 con el virus.
Un síntoma nuevo apareció en Almeida con esta infección: sensación de mareo o vértigo, que la obligaba a sentarse o recostarse, por temor a desvanecerse. Una hermana que vive con ella y que también contrajo la infección reportó el mismo malestar durante más de una semana.
«Los médicos nos dicen que es un síntoma bastante común entre los infectados en esta nueva ola», comenta.
En medios españoles, estadounidenses y del Reino Unido, este síntoma que reportan varios pacientes se define como hipotensión ortostática o postural (baja presión arterial).
Especialistas refieren que se ha descrito antes en otros virus, como el de la gripe A, que afectan el sistema nervioso.
En el siguiente texto, y a partir de las explicaciones de dos especialistas y revisión de material científico, respondemos a dudas comunes sobre las nuevas manifestaciones del COVID-19, reinfecciones y riesgos.
¿Los síntomas pueden variar con cada contagio?
Manuel Enrique Figuera, presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, explica que los cambios en los síntomas con los que se manifiesta el COVID-19 tienen que ver con las mutaciones de este microorganismo infeccioso y con el surgimiento de nuevas variantes.
«Se sabe que la variante delta tenía una gran afinidad por las células respiratorias pulmonares y, por eso, delta producía de manera importante neumonía, insuficiencia respiratoria y muerte por complicación pulmonar. Mientras que con ómicron la afinidad hacia células epiteliales pulmonares es menor, y es mucho mayor hacia las vías respiratorias superiores, lo que puede implicar la parte de nariz, nasofaringe, laringe y, eventualmente las vías respiratorias broncosuperiores», explica.
Esto justifica por qué con la ómicron «original», y sobre todo, con sus últimas subvariantes se notifican más síntomas respiratorios como dolor de garganta, congestión nasal y dolor de cabeza, con probables cuadros de rinosinusitis o inflamación de fosas y senos paranasales
Como contraparte, con estas variantes hay menos disnea, dificultad respiratoria, neumonía y menor desaturación de oxígeno que con otras como la variante gamma (brasileña) o delta.
“También, se especula que la afinidad de algunas variantes anteriores era mayor hacia distintos tipos de células o tejidos, quizá por eso tenemos menos alteraciones del gusto y del olfato ahora, porque simplemente, estas variantes tienen menor afinidad contra este tipo de células”, añade Figuera.
¿Hay síntomas que nos permiten diferenciar una variante del COVID-19 de otra?
Flor Pujol, jefe del Laboratorio de Virología Molecular del Centro de Microbiología y Biología Celular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), comentó que no es tan automática la asociación de ciertos síntomas con algún tipo específico de variante.
“Sobre la variante delta, supimos que era la más peligrosa, que se asociaba con cuadros más graves con mayor frecuencia. Y que ómicron, en cambio, tiene mayor transmisibilidad y cursa de forma más benigna y con menos muertes, por fortuna, porque ha causado un sinnúmero de personas infectadas”, recordó.
Sin embargo, como se explicaba antes, las mutaciones de las variantes causan síntomas distintos en las personas por razones fisiológicas.
Por esto, ómicron causa más rinitis que delta y, al infectar mayormente las vías respiratorias superiores, se comienza a parecer más a los virus de resfriados comunes “y no al virus que causaba un síndrome respiratorio grave agudo con neumonía asociada”, agrega Pujol.
Por su parte, el presidente de la SVI destaca que no se han hecho grandes estudios de correlación directa entre cada variante y sus síntomas.
Menciona que la fiebre, por ejemplo, es un síntoma presente en todas las variantes. Pero no presentar fiebre no es suficiente indicio para descartar de primera mano un COVID-19.
«En época de pandemia, tienes que sospechar del COVID-19 teniendo o no los síntomas clásicos, al final, son probabilidades. No tener dolor de cabeza o garganta no lo descarta automáticamente», apunta.
Lo que reveló la aplicación ZOE en Reino Unido
Entonces, aunque haya síntomas más característicos de una variante u otra, lo importante es que los síntomas no dejan de ocurrir y que todos deben ser considerados.
«El uso de aplicaciones móviles, como Zoe han permitido determinar los síntomas más frecuentes en diferentes momentos de la pandemia. Esa es la aplicación en la que han reportado que con ómicron y sus subvariantes, particularmente con BA.5), ocurre dolor de garganta, seguido de congestión y fiebre», informa el presidente de la SVI.
Justamente, el más reciente reporte de la aplicación Zoe COVID (mediados de julio de 2022), que se basó en datos de 17.500 personas de Reino Unido, indicó que el dolor de garganta, dolor de cabeza, secreción nasal y tos seca y con flema y rinitis fueron los síntomas más comunes de COVID-19 en julio de 2022.
Los datos se analizaron en colaboración con investigadores del King’College de Londres y con el apoyo del sistema de salud pública de Reino Unido.
Según este estudio, la fiebre y la pérdida del gusto y olfato, que antes estaban presentes en casi todos los contagiados, se reportaron con menos frecuencia.
Mientras que síntomas como la ronquera, estornudos, fatiga y dolores musculares y náuseas son más comunes ahora.
¿Puedo reinfectarme en corto tiempo con alguna subvariante de ómicron?
La respuesta lamentablemente es que sí, enfatiza la viróloga Flor Pujol.
Por eso, el llamado a vacunarse y a no descuidar la protección se mantiene.
«Uno puede infectarse con BA.1 de ómicron, y a los 15 días, infectarse con la BA.2. Y, eventualmente, en 15 días y un mes, reinfectarse con BA.5. Por eso, la importancia de la vacunación, que sigue protegiendo contra enfermedad grave o secuelas. Es cierto que no protege 100% contra la infección o reinfección, pero protege contra el desarrollo de enfermedad grave tras el contagio, secuelas y reduce en 50% la probabilidad de sufrir poscovid”, destaca Pujol.
¿Y por qué se producen las reinfecciones de manera tan temprana?.
La científica expone que, con los coronavirus, la inmunidad es de corta duración: “Y esto lo hemos visto con las vacunas, hemos tenido que aplicar refuerzos cada cuatro y seis meses”.
Asimismo, abunda en que cualquier infección por coronavirus deja secuelas, y que esto es muy frecuente.
“80% puede tener secuelas que van desde dolor de cabeza, cansancio, hasta secuelas mayores, como problemas cardíacos y diabetes. De ahí la importancia de vacunarse, porque la inmunización reduce a la mitad, aproximadamente, la probabilidad de tener secuelas o síntomas poscovid”, ratificó Pujol.
En tanto, el médico infectólogo Manuel Figuera secunda el comentario de Pujol. Afirma que las posibilidades de reinfección con ómicron son altas, sobre todo con la nueva subvariante BA.5, que hace un par de semanas, reveló el gobierno que circula en Venezuela.
«Hay personas que tuvieron infecciones o reinfecciones con variantes anteriores de ómicron y se están reinfectando con las nuevas subvariantes», comentó.
Eso se explica desde el término de «evasión inmune»: las mutaciones de las subvariantes hacen que la inmunidad generada por la infección pasada o por la vacuna no respondan de manera tan adecuada como con las variantes originales o con la variante con la que previamente se infectó una persona.
Por esto, está ocurriendo que una persona que se infectó con ómicron en Venezuela durante el pico de enero-marzo posiblemente presente una reinfección en la ola actual.
“Se sabe de personas en estudios que han tenido hasta cuatro infecciones en este año. En las personas que se infectan más de una vez puede existir esta evasión inmune, pero también disminución del cuidado individual, exponerse en demasía”, aclaró el experto.
¿Mi salud corre riesgo si me reinfecto varias veces de COVID-19?
Las implicaciones de las reinfecciones se desconocen todavía, asegura el doctor Figuera.
«No se sabe con certeza si puede ser peor o mejor. Algunos no tienen problemas y otros sí. Hace falta estudios más grandes para determinarlo», añade.
No obstante, comparte su opinión personal sobre el tema: “Es mejor no infectarse con esto».
«Hay muchas cosas que desconocemos, como la posibilidad de secuelas a largo plazo, complicaciones cardíacas, neurológicas, neuropsiquiátricas, endrocrinológicas y de otro tipo que pueden estar presentes y que uno no sabe si en una segunda o tercera infección puedan ocurrir”, sostuvo.
Aunque hace falta evidencia científica sobre el tema, un reciente estudio que se publicó en el servidor de preimpresión de Research Square y que se encuentra bajo revisión, arrojó algunas luces.
Este trabajo encontró un aumento del riesgo de mortalidad por todas las causas, hospitalización y al menos una secuela en diferentes órganos en personas que se reinfectaron de COVID-19. Todo esto respecto a quienes se infectaron una sola vez.
El estudio se basó en los registros de personas atendidas en el Sistema de Salud de la Administración de Veteranos de Estados Unidos.
Los riesgos fueron mayores en la fase infección aguda, pero también persistieron en la fase posaguda y hasta seis meses para la mayoría de las secuelas.
¿Cuánto tiempo debo esperar para vacunarme después de una infección/reinfección por COVID-19?
Figuera dice que la pregunta de cuándo colocarse un refuerzo o una dosis de la vacuna tras una reinfección por COVID-19 no ha tenido una muy buena respuesta en el tiempo.
Lo que sí se sabe, apunta, es que inmunizarse antes o muy recientemente después de la infección no genera una reacción adversa.
«Lo que se piensa es que es redundante, porque si uno sufre la infección, eso está generando inmunidad. Y colocar la vacuna justo en ese momento puede no generar mayores beneficios», acota.
Según las pautas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se debe colocar la vacuna o dosis de refuerzo tres meses después de la infección.
Como la inmunidad baja luego de ese tiempo, sirve como una especie de refuerzo.
Por su parte, Pujol también considera que toda persona debe esperar dos o tres meses para vacunarse luego de infectarse o reinfectarse con COVID-19, porque la infección sirve de refuerzo y genera una inmunidad híbrida, que es la más potente.
“Esto, por supuesto, no es una invitación a infectarse, pero las personas vacunadas y que luego se infectan tienen una inmunidad de mayor intensidad, además de que la infección genera inmunidad contra ómicron, cosa que no hace la vacuna”, explica la experta.
Variantes predominantes actualmente en el país
La variante ómicron, que predomina en el país desde enero de 2022, tiene varios sublinajes bastante distintos entre ellos, que van desde el BA.1 hasta el BA.5 y cada uno tiene su descendencia.
En Venezuela, el primer pico de ómicron se vivió entre el 15 de enero al 15 de febrero aproximadamente, según detalla Pujol.
Luego, pasamos a un período de bajos casos: «Las personas se infectaban y, como los síntomas eran menores, ni siquiera buscaban atención». En el último mes, se evidencia un repunte importante de casos y se sabe que circula la BA.5.
Flor Pujol asegura que, en este momento, en Venezuela no, circula la BA.1.
«En este pico actual, lo que circula es BA.2 y sus sublinajes, BA. 2.9 así como BA.2.12.1″, detalla la científica.
También, mencionó que se han visto algunos casos de BA.2.13 Y BA.5. Esta última, cuya introducción en el país anunció el régimen hace un par de semanas, principalmente se ha detectado en viajeros y todavía no es de predominio comunitario.
«Pero puede ser que BA.5 desplace a la BA.2 y sus sublinajes, que son los que detectamos con mayor frecuencia en los casos comunitarios en este momento en Venezuela», declaró Pujol a Runrunes el pasado 23 de julio.
Sobre la variante BA.5, Pujol advierte que «pareciera estar revirtiendo en parte hacia el fenotipo pulmonar, es decir, que afecta más frecuentemente a los pulmones».
«Por eso, es importante que que mantengamos la prevención, justamente porque hay el riesgo de que la BA.5 no sea tan benigna como los otros sublinajes de ómicron», alerta.
Guerra de variantes
Pujol explica que, en la medida en la que una nueva variante se hace dominante en una región, desplaza a la otra.
“Cada variante fue desplazando a la otra. Primero la gamma (brasileña), luego fue la MU, que resultó ser una contrincante fuerte para la gamma. Después, llegó la delta y barrió con las demás. Entre noviembre y diciembre de 2021, circulaba delta de forma exclusiva y había eliminado a las variantes gamma y mu, había ganado la competencia por ser una variante más replicativa y con más capacidad adaptativa. Y, luego, emergió ómicron y barrió a delta, los últimos casos de delta fueron a principios de enero de 2022”, describió la virólogo.
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