La creación y puesta en funcionamiento de las Brigadas Comunitarias Militares para la Educación y la Salud (Bricomiles) es un programa totalmente político que ha adoptado el régimen, para profundizar la ideologización y ejercer mayor control social de la población, según Frank Andrade, secretario nacional de conflictos del Colegio de Profesores de Venezuela, entrevistado por El Impulso.
Docentes
¿En qué condiciones se encuentran hoy, cuando está terminando el año lectivo, los docentes para cumplir sus funciones?
En las peores de todo el mundo en lo que concierne a su nivel de existencia, porque, realmente, apenas pueden subsistir. Si de verdad Nicolás Maduro tuviera interés por resolver la crisis que afecta el sistema educativo del país, lo primero que ha debido hacer es eliminar el instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre) que, a partir del 15 de marzo, fijo la escala salarial de los docentes desde bolívares 262,90 a 600.89, que no sólo son salarios inconstitucionales porque deben ser suficientes, sino que constituyen un desprecio a la condición humana de los trabajadores que se ocupan del proceso educativo.
Es posible que Maduro no sepa cuánto cuestan los productos de primera necesidad porque él tiene garantizada su alimentación y su ritmo de vida, ya que es muy grande su asignación como gobernante, y no va nunca al mercado por cuanto sus subalternos se ocupan de comprarle todo lo que él quiere. Pero, los docentes y demás trabajadores de la educación, sí, puesto que tienen familias.
Y el costo de la canasta de alimentos para cinco personas, el mes pasado, fue de bolívares 2.593, 47, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Alimentos (Cendas), que se encarga de informar sobre el particular al no hacerlo el Banco Central de Venezuela, siendo una de sus obligaciones.
Estoy refiriéndome sólo a lo que respecta a la alimentación, pero los educadores, como todos los trabajadores, tienen otras necesidades, como el pago de vivienda, servicios, ropa, transporte, medicinas y recreación. Nada de eso pueden satisfacer porque lo que perciben ni siquiera alcanza para los alimentos básicos.
Ya he declarado en otras oportunidades el gran número de educadores que han desertado de los planteles, para irse a otros países en busca de mejores oportunidades. Y quienes se han quedado tienen que hacer diversas actividades propias de la economía informal, a fin de cubrir, en parte, sus necesidades y las de su familia.
La deserción de los educadores y de los demás trabajadores del sector se viene produciendo desde el 2014, y no ha parado por lo expuesto anteriormente.
Aún más, ya los bachilleres no quieren cursar educación al comprender que esta profesión no les garantiza un futuro digno. Y la falta de docentes, que ya existía hace ocho años, se ha venido incrementando, naturalmente, al no existir estímulo para quienes en determinado momento mostraron vocación por la docencia.
Estudiantes
Así como ha habido deserción de educadores, ¿hasta qué punto ha ocurrido con los estudiantes?
Este es un problema, no de ahora, como consecuencia de la pandemia. En el 2019 había mermado el número de estudiantes en aproximadamente un millón 700 en comparación con el año anterior, el 2028, cuando la matrícula llegó a ser de 12 millones 700 mil, de acuerdo a los estudios hechos por especialistas en la materia. Al aparecer el COViD-19 se paralizaron las actividades y desde entonces la deserción se ha incrementado.
Hay mucha deserción escolar por varias razones, en especial por la pobreza que impide a los padres de familia enviar a sus hijos a los planteles porque no pueden proveerles las merienda por falta de alimentos y éstos ya no son suministrados en las escuelas, ya que desapareció el programa alimentario hace mucho tiempo.
La preparación de los estudiantes no es la más adecuada porque no se dispone de materiales, ni de suficientes educadores. Éstos han venido siendo sustituidos por los beneficiarios de la Chamba juvenil, que al final no dan clases sino que impiden que los muchachos salgan de las aulas, pues, no están formados para dar clases, ni tampoco tienen vocación alguna. Esto ha sido un fracaso.
Infraestructura
Cuando Maduro hizo el anuncio de las bricomiles dijo que éstas se ocupan de atender a más de veinte mil planteles, cuya infraestructura requería de diversos trabajos. ¿Es posible que se hagan esas labores antes que comience el nuevo año lectivo?
¿Cómo se va a creer que eso pueda ocurrir en tan poco tiempo cuando la infraestructura se ha venido deteriorando, no después que apareció la pandemia, sino desde que llegó este régimen? Son anuncios publicitarios como los reiterativos de los motores para reactivar la economía y seguimos en una situación crítica.
Antes de la pandemia se habían formulado planteamientos acerca del mal estado en que se encontraba la infraestructura de los planteles. Además, ya para entonces existía un déficit de 4 mil planteles. Hace dos años, cuando comenzaron a tomarse las medidas de bioseguridad por la pandemia del COVID-19, el 95 por ciento de los planteles se hallaban deteriorados y el 90% de ellos habían sido objeto de la delincuencia y del vandalismo. Apareció la enfermedad y, de inmediato, los delincuentes aprovecharon que esas instalaciones no tenían vigilancia para cargar con todo lo que pudieron, llevándose hasta las ollas y platos de los comedores.
Más del 30 por ciento de esos veinte mil planteles que, según Maduro, serán atendidos, carecen de pupitres y de sillas para los educadores.
Con la deserción, obviamente, ese es un aspecto que no tiene repercusión, pero sigue siendo una demostración del abandono del régimen por la educación. Tanto es la desidia que, de acuerdo con estudios hechos por universidades y organizaciones no gubernamentales, el 94 por ciento de los planteles no reciben papelería del Estado para la realización de actividades. Y en porcentajes parecidos no cuentan con material bibliográfico y de instrumentos para laboratorios y talleres. ¿Cómo se puede impartir formación a los estudiantes con este tipo de problema? Insisto en que el régimen habla de que va a hacer, pero no hace nada. O si hace algo es para el cacareo publicitario de la mal llamada revolución chavista madurista.
Ideologización
Ya usted ha manifestado públicamente que rechaza la actuación de las bricomiles porque es un aparataje político y de represión, pero, ¿no cree que se impondrán definitivamente porque han incluido a los consejos comunales en su constitución?
Al régimen no le interesa la educación sino mantenerse en el poder. El propio Maduro ha repetido que su gobierno es cívico militar, pero más de esta parte que de la anterior. Los militares están en todos los cargos de confianza. Las bricomiles son un instrumento de represión y de control social.
Su objetivo es contener la rabia, la frustración, la protesta, el malestar de los educadores y de las propias comunidades educativas.
Diosdado Cabello, en su condición de segundo al mando del Partido Socialista Unido de Venezuela, llamó a la militancia a incorporarse a las bricomiles, en las cuales participan las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCh) y otras organizaciones políticas del régimen. Y, por supuesto, los milicianos que son parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana al mando de oficiales. De modo que es otro aparataje partidista e ideológico.
La recuperación de las instalaciones educativas corresponde a organismos del Estado, que deben tener los recursos para hacer los trabajos ¿Por qué no lo han hecho a lo largo de estos 22 años? ¿Cómo es que ahora se ha dado cuenta Maduro de que más de veinte mil planteles se encuentran, prácticamente, en el suelo? De verdad que no convence y, por tanto, está formando un nuevo aparato gobierno que atienda a los intereses del régimen.
Es por ese motivo que nosotros estamos haciéndole un llamado a las comunidades y a los docentes, así como a los alumnos, a que no permitan la militarización de las instalaciones educativas. Porque esas bricomiles que se dice son para la educación y la salud, no son más que instrumentos de control social que se aúnan a los ya existentes. El régimen hace todo lo que puede para atornillarse en el poder.