Por Violeta Villar / www.webdelasalud.com
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) define la COVID-19 larga, prolongada o síndrome poscovid-19 como una condición que suele diagnosticarse tres meses después del inicio de la enfermedad por COVID-19.
Puede durar dos meses, desaparecer e incluso volver.
Cansancio es uno de sus síntomas más usuales. Sin embargo, los investigadores han determinado hasta 200 síntomas asociados a esta condición.
Por otra parte, el paciente que ha sido ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), tiene un riesgo considerable de sufrir el denominado Síndrome de Cuidados Intensivos posteriores (PICS, por sus siglas en inglés).
De esta forma, luego de dos años de pandemia, “sigue la lucha por entender los efectos a largo plazo de la COVID-19”, coincidieron la Dra. Dalia McCoy y el Dr. Leo Ginns, quienes participaron en la reciente XLVII Jornada Científica del Hospital Paitilla de Panamá.
La Dra. McCoy, especialista en medicina familiar en Cleveland Clinic de Florida (Estados Unidos), conversó acerca de los efectos secundarios a largo plazo de COVID-19 en adultos.
El Dr. Leo Ginns, director del Programa de Rehabilitación Pulmonar del Hospital General de Massachusetts, se refirió al abordaje diagnóstico y rehabilitación cardiopulmonar del paciente con disnea luego de sufrir COVID-19.
Mayor riesgo en hospitalizados y con enfermedad severa
La Dra. Dalia McCoy señala que los efectos de la COVID-19 prolongada pueden durar tres, seis meses e incluso años.
Con mayor frecuencia desarrollan esta condición los pacientes que sufrieron una enfermedad severa o han estado hospitalizados. Incluso quien padeció COVID-19 leve también puede presentar síntomas asociados a este síndrome.
Quien no está vacunado, subrayó, tiene mayor riesgo de sufrir COVID-19 largo.
De hecho, el Dr. Sylvain Aldighieri, gerente de Incidente para COVID-19 y director adjunto de Emergencias en Salud de la OPS, dijo en fecha reciente que estudios preliminares muestran que las vacunas protegen no solo contra la severidad de la enfermedad; reducen riesgo de sufrir la condición poscovid.
La especialista de Cleveland Clinic describió que la fatiga (58%) es el síntoma principal que expresan los pacientes con COVID largo. Dolores de cabeza, seguido de pérdida de cabello, también son reportados por los pacientes.
El 80% de quienes han padecido esta condición, presentan al menos uno de estos síntomas.
La especialista observa que los pacientes con esta condición pueden presentar una fatiga debilitante, atrofia y dolor en las articulaciones.
Refiere que el síndrome postraumático por ingreso a UCI se observa de manera frecuente en el paciente con COVID-19 largo.
“Ocurre que en UCI se encuentra aislados, sin visitas familiares y en coma inducido. Muchos sufren alucinaciones y situaciones de delirio, además de no saber qué le ocurrirá ni a cuáles otros procedimientos lo someterán”.
El paciente en UCI reporta pérdida de hasta 20% de la masa muscular por la falta de movilidad, por lo cual amerita rehabilitación física para trabajar sus músculos y lograr que recupere la movilidad.
La especialista recomienda para el paciente con COVID-19 largo, hacer seguimiento y exámenes individualizados, que incluyen desde evaluación profunda de frecuencia respiratoria y cardíaca, hasta evaluar estados depresivos.
“Todavía no existe un protocolo universal para este tipo de paciente”, señaló.
Para ayudar a la persona en su proceso, se le debe indicar reposo, dejar de fumar, buena alimentación, limitar el consumo del alcohol y la cafeína.
La idea, subrayó, es conseguir que el paciente tenga la misma calidad de vida que experimentaba antes de padecer COVID-19.
En Panamá funciona el programa de clínicas poscovid-19 de la CSS
La Caja de Seguro Social (CSS) cuenta con las clínicas poscovid-19, consultorios especiales que atienden a los pacientes recuperados de la enfermedad, quienes “presentan uno o más síntomas que refieren no haber tenido antes de enfermar”.
Cansancio, agotamiento, falta de aire o disnea, dolor en el pecho, espalda, deterioro cognitivo, pérdida de la memoria a corto plazo y problemas de concentración, son los síntomas más frecuentes que reportan los pacientes que acuden a las clínicas de la CSS.
Son pacientes en edades comprendidas entre los 40 y 60 años, en su mayoría mujeres.
COVID largo: Un problema de salud pública
El Dr. Leo Ginns reflexionó que no saber de algo “nos puede hacer daño” y en este momento “estamos en el proceso de saber de COVID-19”.
El experto considera que las secuelas a causa de la COVID-19 generan un problema significativo de salud pública.
También es especialista de la Clínica Mass General COronavirus REcovery (CORE) en la División de Medicina Pulmonar y de Cuidados Críticos de Mass General, la cual se crea para brindar atención “y realizar investigaciones sobre problemas respiratorios en pacientes que se recuperan de COVID-19 agudo”.
Crean CORE porque ya COVID-19 demostraba efectos a largo plazo en el paciente, quien ingresado en UCI a causa del síndrome de dificultad respiratoria aguda, corre también el riesgo de padecer de PICS, así como de experimentar deterioro cognitivo y físico, ansiedad y depresión.
Explica que la meta con CORE es establecer mejores prácticas en la gestión del paciente COVID-19, asociar las complicaciones con factores de riesgo, crear una base de datos, educar y optimizar la equidad, el acceso y el manejo ético.
Documenta que desde las primeras fases de la pandemia, en países como Italia, se reportó en los pacientes, luego de tres meses de sufrir la enfermedad, fatiga, dificultad respiratoria, dolor en las articulaciones y el pecho.
En Estados Unidos, cerca del 40% de los pacientes tuvieron síntomas a las dos o tres semanas de sufrir COVID-19.
Estudios confirman que incluso pacientes jóvenes sin comorbilidades han experimentado fatiga, malestar después de hacer ejercicio y deterioro cognitivo.
En casos más extremos, las personas no pueden regresar a sus trabajos, incluso seis meses después de infectarse con el virus.
El Dr. Ginns señala que en su perspectiva, en cada paciente diagnosticado hay elementos de COVID-19 prolongado, de PICS y la encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC), definida como una “enfermedad incapacitante y compleja” que impide a las personas hacer actividades habituales.
El especialista se refirió a un estudio, todavía en preimpresión (no revisado por pares), que analizó muestras de plasma recolectadas de una cohorte de pacientes con COVID-19 prolongado y COVID-19, “para cuantificar los antígenos virales circulantes y los marcadores inflamatorios”.
“Sorprendentemente, detectamos el antígeno de pico de SARS-CoV-2 en la mayoría de los pacientes con PASC hasta 12 meses después del diagnóstico, lo que sugiere la presencia de un reservorio viral activo persistente de SARS-CoV-2. Además, los perfiles de antígenos temporales para muchos pacientes muestran la presencia de picos en múltiples puntos de tiempo durante varios meses, lo que destaca la utilidad potencial de la proteína de pico completo del SARS-CoV-2 como biomarcador para PASC”, señalan los investigadores de centros estadounidenses.
Ver enlace original:
https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2022.06.14.22276401v1
En relación con los beneficios de la rehabilitación pulmonar, dijo que puede ser muy útil. Hay que hacer una valoración del paciente y tomar las decisiones con cuidado. También se debe considerar el malestar después del ejercicio.
Durante su exposición se presentaron exposición de casos.
Sobre un paciente que no tenía síntomas respiratorios significativos, de 30 años, ciclista, quien hacía ejercicios con normalidad y ahora presenta dificultad respiratoria, dijo que ha tenido pacientes jóvenes, saludables, recuperados de lo que parecía una enfermedad leve y sin embargo se quejan de dificultad respiratoria incluso con función pulmonar normal, ante lo cual procede con exámenes rutinarios y otros más específicos.
En algunos casos las personas han reflejado sufrir asma.
Sobre el reinicio de la actividad física luego de COVID-19, hay pacientes que responden de manera normal y otros que expresan sentir un cansancio horrible.
El especialista se inclina por el estudio personalizado y guiarse por una máxima: el sentido común.
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