Casi 500 bomberos trataban de contener el miércoles un incendio enorme que amenazaba suburbios en las colinas a las afueras de Atenas por segundo día consecutivo, después de que cientos de residentes fueran evacuados durante la noche.
Continuaban los incendios en el sur de Europa, pero las autoridades en Francia, España y Portugal reportaron una mejoría en las condiciones al ceder la ola de calor.
En Grecia, al menos dos personas fueron hospitalizadas con problemas respiratorios y quemaduras leves, y las autoridades locales dijeron que varias casas habían ardido en el incendio en torno al monte Penteli, 25 kilómetros (16 millas) al noreste de la capital griega.
“Las condiciones son muy complicadas. La prioridad era salvaguardar las vidas, la infraestructura crítica y la propiedad privada”, indicó el vocero del servicio de bomberos, Yiannis Artopios.
Los vientos de hasta 80 kilómetros por hora (50 millas por hora) dificultaban el trabajo de los medios aéreos, señaló.
Aunque Grecia ha evitado la ola de calor que afecta a otros países de Europa occidental, las autoridades señalaron que semanas de tiempo cálido y seco, así como un aumento más a largo plazo de las temperaturas, han aumentado el riesgo de incendios forestales en general.
Aviones que descargaban agua y cuatro helicópteros combatían el miércoles el fuego al norte de Atenas, según las autoridades. Más de 600 personas habían sido evacuadas por el momento.
El año pasado ardieron en Grecia más de 1.300 kilómetros cuadrados (500 millas cuadradas), los peores daños por incendios en el país desde 2007.
El descenso de las temperaturas dio un respiro a los bomberos en España y Portugal, pero se pronostica un nuevo ascenso hasta los 40°C (104ºF) en los próximos días.
Una serie de incendios en la región de Galicia, en el noroeste de España, ha quemado 85 casas y obligado a evacuar a 1.400 personas. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, visitó la zona el martes por la noche y advirtió que quedan «días difíciles en Galicia y el resto de España».
En Francia, los bomberos abrieron enormes cortafuegos en bosques amenazados del sur del país. Con maquinaria pesada arrancaron árboles de raíz para dejar tierra arrasada e impedir que se extiendan las llamas. Después de una semana de incendios forestales furiosos, las llamas empezaban a ceder.
“Estamos bastante confiados”, dijo Ronan Leaustic, un funcionario regional de la Gironda, en el suroeste. “Pero mantenemos la vigilancia”.
Los incendios girondinos han arrasado 206 kilómetros cuadrados (80 millas cuadradas) de bosques, según las autoridades.
El ministerio de Salud de Portugal dijo que del 7 al 18 de julio se produjeron 1.065 muertes atribuidas a la ola de calor, y las autoridades dicen que probablemente habrá más decesos con el retorno de las temperaturas altas.