«Donde otros ven problemas, el emprendedor ve oportunidades»
Anónimo
Está comprobado que los emprendedores que se adaptan al cambio son los que logran encontrar oportunidades donde otros ven catástrofes (medios económicos).
Entonces, si un emprendedor no nace con aptitud para el cambio, ¿está condenado al fracaso?
Sí, si no hace nada para cambiar esta situación y no se forma en este sentido. Porque la capacidad de cambiar y adaptarse no es innata, se aprende.
En primer lugar, no cambies lo que está funcionando, mira tu negocio, mira lo que está funcionando bien y no hagas nada.
Cambia tu y tu organización cuando sientas y ves que las cosas no están funcionando como te gustaría, o cuando te das cuenta de que estás en una situación estacionaria que no crece ni se desarrolla.
Todo cambia a tu alrededor. Incluso cuando no eres el arquitecto del cambio, nuevos competidores ingresan al mercado, las necesidades de los clientes cambian, las personas renuncian y cambian de trabajo, etc. En todos estos casos, tienes un cambio que administrar, incluso cuando no lo deseas.
La capacidad de reconocer estos momentos e intervenir de manera efectiva determina tu capacidad de crecer constantemente.
Muchas veces, como empresarios y en general como líderes, sentimos el peso de las expectativas y somos incapaces de desistir de los encargos, de decir no a los clientes, aceptando todo hasta el punto de inmovilizarnos bajo el peso de las responsabilidades.
Cuando te digas a ti mismo que «a veces es realmente imposible decir que no», debes saber que esa misma frase ya es una jaula en sí misma, una creencia que debe ser eliminada.
Existen muchas técnicas para decir no, lo que te permite liberar un tiempo precioso para ti al educar a otros para que respeten su trabajo.
No rechaces por completo una solicitud, sino que la vuelva a enviar. Por ahora, los no sirven para no responder a las decenas de llamadas y correos electrónicos que recibimos de clientes y colaboradores, cuando todo parece urgente y hay que resolverlo al instante. La verdad es que no todo es urgente, y siempre hay prioridades que respetar.
La fórmula más efectiva para decir no consiste en tres cosas:
• gracias por la oferta;
• expresar la negativa sin encontrar excusas, justificaciones o inventar compromisos;
• cerrar con una nota positiva.
No siempre te sientas obligado a buscar alternativas para otra reunión u otra llamada telefónica… a veces no es necesario hacerlo.
La técnica del sándwich es una técnica que enriquece la comunicación con observaciones positivas aunque tengas que corregir algo o hacer una observación negativa.
Por ejemplo: “Me gustó la forma en que te dirigías a los clientes, tenías un gran tono de voz. Hubiera agradecido que hubieras enviado la propuesta con anticipación para darles una forma de evaluarla, pero estoy seguro de que la próxima vez no lo olvidarás.
Definitivamente, dirigir un equipo de trabajo no siempre es fácil, no solo porque es difícil decir que no. También suele ser difícil delegar tareas, manejar conflictos o comunicarse de manera efectiva.
Italo Olivo
www.iolivo.com