En otros tiempos, cuando nuestro país gozaba de una economía estable, servicios básicos funcionales, instituciones sólidas y democracia, julio era un mes de celebración para Caracas. Las calles de la ciudad se llenaban de júbilo y fiesta para conmemorar su aniversario, una fecha muy importante para todos los caraqueños. Todo eso quedó en el pasado y hoy solo es un recordatorio más de lo difícil que se ha convertido vivir en la capital.
Caracas está lejos de ser una ciudad ejemplar. La alegría nos ha abandonado y ha sido sustituida por tristeza e innumerables problemas. Hoy por hoy, nuestra amada ciudad es considerada por diversas instituciones y organizaciones internacionales, como una de las ciudades más peligrosas del mundo, con una de las tasas más grandes de homicidios. Algunos sectores de la capital han sido tomados por criminales armados, quienes ejercen su control aterrorizando a los ciudadanos. Los caraqueños tenemos miedo porque los robos, los secuestros y otros crímenes son el pan de cada día.
Al igual que el resto del país, Caracas padece los duros golpes de la emergencia humanitaria compleja, que nos ha llevado a sufrir como nunca antes en nuestra historia. Por la corrupción, falta de mantenimiento y de inversión, los caraqueños también podemos durar días y hasta semanas con fallas en los servicios básicos, e incluso algunos sectores de la capital carecen por completo, desde hace años, de estos servicios. Los barrios son las zonas más afectadas, donde las personas deben hacer toda clase de esfuerzos para sobrevivir entre tantas dificultades, como cargar tobos con agua durante horas para llevarlos a sus hogares.
Una situación similar ocurre con el bolsillo de los caraqueños, ya que nuestra ciudad es de las más costosas del país. Sobrevivir a la constante subida de precios y la pérdida del poder adquisitivo es bastante difícil. Todos los días se vive una constante lucha para decidir cuál será la comida del día siguiente, porque no se sabe si el dinero alcanzará para comprar alimentos. En muchos hogares de la capital si se almuerza después no hay para cenar. ¿Qué calidad de vida puede haber en una ciudad donde más del 90% de los habitantes están sumidos en la pobreza y la miseria?
La ciudad también padece un grave problema con el transporte público. El metro de Caracas no podría encontrarse en peores condiciones. Los retrasos son constantes, las instalaciones están en pésimas condiciones, no hay aire, a los trenes no le hacen mantenimiento, las escaleras mecánicas no funcionan y la suciedad inunda todas las estaciones. El transporte terrestre tampoco funciona, hay cada vez menos unidades y las pocas que quedan no cubren todas las rutas, por lo que muchos deben hacer largos recorridos a pie para ir a sus trabajos o volver a sus casas.
Caracas, como todo el país, se encuentra sumida en las sombras. Esta situación es muy injusta para todos. Nuestra ciudad debería ser una capital ejemplar, no solo para el país, sino también para la región, el reflejo de una Venezuela en donde todos podamos contar con oportunidades y calidad de vida, con justicia y protección, con derechos y oportunidades. Trabajamos y lo seguiremos haciendo hasta alcanzar ese país que soñamos. No podemos rendirnos y aceptar la realidad en la que nos han sumergido. Seguiremos insistiendo hasta que volvamos a ser esa gran nación que fuimos.
Stalin González