Aunque hay un rechazo por igual para el gobierno y las oposiciones, éstas perderían hoy si hubiera un proceso electoral, porque Nicolás Maduro ganaría, ya que del más del 90 por ciento de repudio que tenía hace cuatro años ese porcentaje ha venido bajando a tal punto que ahora tiene un poco más del 50 por ciento y sus adversarios están fragmentados.
A esa deducción ha llegado el doctor en sociología Daniel Azuaje, quien al ser consultado acerca del panorama político en estos momentos dijo que la política venezolana es un saco de interrogantes y en muchos casos de contradicciones.
Actualmente, si nos referimos a las contradicciones, hay más opciones en el país para elegir, tomando en cuenta que existen cerca de 60 organizaciones políticas registradas; pero, ninguna de ellas llega a capturar el favor popular. De hecho, Maduro ha venido creciendo en las encuestas. En el 2018 llegó a tener un rechazo del más del 90 por ciento y, a pesar de eso, ganó las elecciones con suficientes votos por encima de Henri Falcón.
De ese momento hasta ahora, Maduro tiene un rechazo del 52 por ciento, lo que significa que ha anulado 40 puntos. Y esto nos indica que si hubiera elecciones en este momento, sin lugar a dudas, él las ganaría nuevamente porque no hay un solo opositor que brinde confianza, credibilidad y entusiasmo ante el electorado que adversa a este gobierno.
Tal hecho hace que haya una propensión a la abstención muy grande, a pesar de que el voto en conjunto es mayor que el del gobierno.
Reiteró que se presenta la contradicción con mayores opciones y mayoría opositora en el electorado y sin embargo, no gana la oposición por lo que sucede dentro de ella.
Cuando se le consulta acerca de que los estudiosos de la política latinoamericana ubican dos izquierdas: una abierta, moderna y reformista, trazada por Michelle Bachelet; y la de los radicales, nuestro entrevistado es discutible que este gobierno representa la izquierda.
En este momento las etiquetas de izquierda y derecha no son tan definitorias como lo eran antes. Ahora un populista puede ser tanto de izquierda como de derecha tradicional. Y hay autócratas tanto de un área como de otra.
Si de izquierda vamos a denominar aquellas organizaciones que de alguna u otra manera tienen sus orígenes en el marxismo o en los movimientos marxistas, se caracterizan por ser retrógradas, estetizantes, contrarias a la iniciativa privada. Y hay otras que son abiertas, gobiernan bien, con una economía de mercado, tenemos como ejemplo lo que han hecho los suecos, franceses y españoles.
En el caso venezolano, la izquierda está atomizada y fragmentada y, además, no tiene liderazgos que entusiasmen, capturen y movilicen a la población a votar por ellos.
Considera el doctor Azuaje que es muy temprano para visualizar lo que puede pasar en las próximas elecciones del 2024, porque, en promedio, faltan dos años, en el transcurso de los cuales podrían ocurrir muchísimas cosas y vamos a ver cómo se comportan los actores
En estos instantes manifiesta que ve a la dirigencia opositora muy divorciada del electorado.
Al respecto señala que hay dos narrativas que no se conjugan: El universo político está hablando de diálogo, de elecciones primarias, de candidaturas, de legitimación, de pérdida de la soberanía, de autoritarismo y de otras cosas, mientras que la sociedad venezolana está hablando de los problemas de la falta de agua, de la electricidad y de los combustibles, del alto costo de la vida, del abastecimiento, de las dificultades para que los pacientes puedan recobrar la salud y de otras necesidades.
Los políticos hablan de beneficiar al pueblo, pero el problema es que no los escuchan y cuando los escuchan no le hacen caso.
Hay una desconexión brutal entre la política y la sociedad civil, afirma. Mientras los políticos no aprendan a atender los requerimientos de las grandes mayorías no van a tener liderazgos como en sus tiempos tuvieron Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Carlos Andrés Pérez.
Al preguntarle si la situación no ha mejorado nada, cómo es posible que Maduro haya podido tener aceptación entre la población cuando hace apenas cuatro años era rechazado casi totalmente, el doctor Azuaje explica que en el 2018 una gran parte de los habitantes del país pensaba que el país estaba mal y la que pensaba que estaba peor, era mucho mayor.
Ahorita hay sectores de la población que estiman que el país está mal, pero que ellos están mejor que el país.
Esta sensación de mejoramiento es la causa fundamental de que haya disminuido el rechazo a Maduro, pero al mismo tiempo ha crecido la opinión de que no quieren al gobierno, ni tampoco a la oposición. Los dos son iguales. Y ha crecido el número de Ni Ni.
Los ciudadanos de a pie rechazan tanto al gobierno como a las oposiciones, porque no hay una sola oposición, subraya.
En cuanto a las perspectivas del diálogo en Oslo, Noruega, entre el gobierno y la oposición, el doctor Azuaje no vacila en decir que es una gran interrogante.
En este momento, asienta, no parece que el gobierno tenga interés en sentarse a dialogar con los representantes de la oposición porque está logrando, sin necesidad de diálogo, un acercamiento con los Estados Unidos y conversando sobre la flexibilidad de las sanciones, y eso está operando. No imaginábamos hace siete meses que Joe Biden enviará una delegación de alto rango a conversar directamente con Maduro. Pero, las circunstancias de la invasión de Rusia a Ucrania forzaron ese acercamiento. Sería muy irresponsable de mi parte decir si se va a dar o no ese diálogo entre el gobierno y la oposición, porque no está claro el panorama en ese sentido.
Volviendo al punto de las oposiciones, dice el doctor Azuaje que para que pueda haber confianza tiene que haber internamente democracia en los partidos
¿Cómo es posible que quienes dicen que están luchando por la democracia no ejercen la democracia interna en sus organizaciones?, pregunta. Si no practican la democracia en lo interno, ¿Cómo va a haber credibilidad en una convocatoria que hagan a la población? Deben comenzar por legitimarse. Y después sí pueden llamar a participar en unas primarias amplias y transparentes.