El 5 de julio de 1811, Venezuela se proclamó como un pueblo libre cuando los representantes de las provincias de Caracas, Barcelona, Margarita, Cumaná, Trujillo, Barinas y Mérida, rompieron las cadenas del yugo español consiguiendo que nuestro país se convirtiera en el primero de Hispanoamérica y el tercero del continente en declarar su independencia. Ese día dejó una huella imborrable en nuestra historia, constituyéndose así la primera República.
Han transcurrido 211 años de esta gesta cívica, esa que significó un paso de organización y unidad de criterio ante la construcción de una República civil. Todas las ideas de libertad, fraternidad e igualdad de derechos para una Venezuela libre, se vieron cristalizadas y dirigidas por la ciudadanía. Este hecho se puede entender como la traducción de un deseo profundo por parte de los venezolanos para construir una sociedad independiente, autogestionada y en el marco de un Estado de derecho.
Llegar hasta ese punto no fue tarea fácil. La discusión para proclamar la independencia conllevó un Congreso Nacional con diputados que representaban a las 7 provincias, celebrado en la Capilla de Santa Rosa de Lima en Caracas, donde se debatieron diferentes propuestas para definir el futuro de la nación. El intercambio de ideas resultaba clave para que los venezolanos pudiéramos decidir sobre nuestro destino, de manera cívica y bajo un ambiente de respeto y tolerancia al que piensa distinto. Así, la propuesta para declarar la independencia del territorio se alzó victoriosa en una votación marcando un hito para la región. El acta, elaborada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, consagró la transformación de la Capitanía General de Venezuela, solo una provincia más del imperio español, a la República de Venezuela, una nación soberana.
El 5 de julio de 1811 evidencia el gran peso que tiene la sociedad civil como motor que rompe el silencio de la censura y se rebela contra el terror que inspiran las tiranías. Eso no es una casualidad, por el contrario, debemos recordar que la soberanía reside en el pueblo y somos nosotros, los ciudadanos, quienes debemos trabajar día tras día para lograr un mejor país en todas sus dimensiones. Hoy, al igual que en tiempos pasados, Venezuela necesita de la unidad y organización de la sociedad civil, que aspira a un mejor futuro.
En estos momentos, donde los venezolanos enfrentamos nuevamente a la tiranía, debemos tomar inspiración de la valentía y los valores cívicos de aquellos patriotas que decidieron representar al país y declarar la independencia porque solo bajo nuestras propias decisiones podríamos alcanzar una República justa y libre. El régimen, al igual que el antiguo imperio español, trata de aparentar una fortaleza que no tiene, aferrándose al poder a través del miedo y la fuerza, pero al igual que hace 211 años, los venezolanos queremos y podemos construir una República para todos por igual y con mucho futuro.
Stalin González