Los líderes del Grupo de los Siete presentaron el martes un frente unido para respaldar a Ucrania «todo el tiempo que sea necesario” mientras la invasión rusa sigue avanzando, y dijeron que estudiarán medidas de gran alcance para limitar los ingresos del Kremlin por la venta de petróleo, que están financiando la guerra.
La declaración final de la reunión de Alemania subrayó la intención de imponer “graves e inmediatos costos económicos” a Rusia. No explicó los detalles clave del funcionamiento, en la práctica, de la limitación del precio del petróleo, por lo que en las próximas semanas se debatirá la posibilidad de “explorar» medidas que prohíban la importación de crudo ruso por encima de un cierto nivel.
Esto podría afectar a una fuente de ingresos clave de Moscú y, en teoría, ayudaría a aliviar la subida de los precios de la energía y la inflación que sacude a la economía global como resultado de la guerra.
“Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso con nuestra coordinación sin precedentes en las sanciones durante todo el tiempo que sea necesario, actuando al unísono en cada momento», apuntaron los líderes de las naciones más industrializadas del mundo.
Además, acordaron prohibir las importaciones de oro ruso y aumentar la ayuda a los países afectados por la escasez de alimentos derivada del bloqueo ruso a las exportaciones de grano ucraniano a través del Mar Negro.
El tope de precios funcionaría, en teoría, prohibiendo que proveedores de servicios como transportistas o aseguradoras negocien con el petróleo cuyo precio supere el nivel establecido. Esto podría resultar porque los proveedores están en su mayoría en la Unión Europea o en Gran Bretaña y, por lo tanto, están bajo la órbita de las sanciones. Sin embargo, para que sea eficaz, tendría que implicar al mayor número posible de países consumidores, en especial a India, donde las refinerías han estado comprando petróleo ruso barato, que era rechazado en Occidente. Los detalles sobre la aplicación de la propuesta se determinarán en las próximas semanas.
Antes de la clausura, los líderes condenaron lo que calificaron de “abominable” ataque ruso contra un centro comercial en la localidad de Kremechuk, tachándolo de “crimen de guerra», y prometieron que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y otros implicados “tendrán que rendir cuentas”.
Los líderes de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña, Canadá y Japón se comprometieron el lunes a apoyar a Ucrania “durante todo el tiempo que sea necesario” tras reunirse por videoconferencia con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
El anfitrión de la cumbre, el canciller alemán Olaf Scholz, dijo que “una vez más, expuso con gran énfasis la situación tal y como la ve Ucrania actualmente». El discurso de Zelenski, en pleno avance de Rusia en el este de Ucrania, se produjo horas antes de que las autoridades reportaran un letal ataque ruso sobre un concurrido centro comercial en la ciudad del centro del país.
Durante la cumbre, los funcionarios han indicado que las principales economías del mundo están preparadas para presentar planes que, además de limitar el precio del petróleo ruso, eleven los aranceles a los productos rusos, así como la imposición de nuevas sanciones.
Desde el pintoresco hotel Schloss Elmau en los Alpes Bávaros, los líderes del G7 viajarán directamente a Madrid para una cumbre de la OTAN, donde las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania dominarán la agenda. Todos los miembros del grupo a excepción de Japón forman parte de la Alianza, y el primer ministro nipón, Fumio Kishida, ha sido invitado a la reunión en España.
Zelenski ha mostrado abiertamente su preocupación porque Occidente se haya cansado del costo de una guerra que está contribuyendo al aumento del precio de la energía y de productos básicos en todo el mundo. El G7 ha tratado de disipar estas preocupaciones.
Aunque la reunión anual del grupo ha estado dominada por Ucrania y por las repercusiones de la guerra, como el reto que supone el suministro de alimentos a algunas partes del mundo tras la interrupción de las exportaciones de grano ucraniano, Scholz ha querido mostrar que el G7 también puede avanzar en las prioridades previas a la guerra.
El G7 se comprometió además a la creación de un nuevo “club del clima” para los países que quieran adoptar un enfoque más ambicioso en la lucha contra el calentamiento global.
La iniciativa, impulsada por Scholz, contempla que las naciones que se adhieran acepten medidas más firmes para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero con el objetivo de impedir que las temperaturas globales suban más de 1,5 grados Celsius (2,7 Fahrenheit) en este siglo, frente a la era preindustrial.
Tras una reunión con los mandatarios de cinco naciones en desarrollo el lunes, el comunicado conjunto emitido por Alemania hizo hincapié en la necesidad de acelerar una “transición energética limpia y justa” que ponga fin a la quema de combustibles fósiles sin causar un fuerte aumento del desempleo.
Por otra parte, el G7 acordó destinar 4.500 millones de dólares para abordar la inseguridad alimentaria en el mundo.
La Casa Blanca anunció el martes que Estados Unidos aportará 2.760 millones de dólares a la causa. Los fondos se emplearán para asistir a 47 naciones y organizaciones regionales que abordar la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
La zona de más necesitada es el Cuerno de África, donde el bloqueo ruso a la exportación de grano ucraniano ha empeorado una situación ya desesperada, apuntó el gobierno estadounidense. La región sufre su cuarta temporada de sequías consecutiva y hasta 20 millones enfrentan a la amenaza del hambre a final de hambre.