A 201 años de la Batalla de Carabobo, recordamos el papel crucial que jugó en nuestro proceso independentista la que fue, probablemente, la batalla más importante en nuestra historia. Si bien es cierto que posterior a este evento vinieron más batallas para conseguir la emancipación, debemos reconocer que Carabobo selló nuestra independencia. Con este paso, Bolívar, junto al ejército libertador, comenzó a consolidar su proyecto de una Gran Colombia unida, un continente libre del yugo español. Carabobo significó un antes y un después en la historia venezolana y tenerlo presente nos ayuda a aprender de nuestras virtudes y logros pasados.
En aquel glorioso día en Carabobo, los venezolanos que ansiaban la independencia decidieron dejar a un lado sus diferencias y lograr un bien mayor: liberar esta tierra. Entendieron que trabajar unidos contra el ejército realista era la única vía para la libertad. Carabobo significó, además, un impulso para las aspiraciones de los patriotas en construir una República donde los ciudadanos pudieran gozar de deberes y derechos en beneficio de todos. Un Estado de derecho pleno, con libertad y oportunidades.
Hoy volvemos a enfrentar un enorme reto. Tenemos a un régimen que con su antipolítica secuestró las instituciones del país, implementando por la fuerza un modelo fracasado, corrupto y de desigualdades, dañando la institucionalidad del país y atacando a la República y sus bases. Estas acciones solo han empeorado las condiciones sociales del pueblo, aumentando su sufrimiento.
Al igual que en Carabobo hace 201 años, los venezolanos somos una amplia mayoría que demanda un nuevo rumbo para Venezuela. Carabobo debe servirnos de ejemplo para trabajar unidos y organizados para reconstruir nuestra República y terminar con el sufrimiento de millones. Sin unidad no podremos solucionar los problemas de nuestro país.
Los venezolanos buscamos un futuro distinto, esa República como la que soñaron nuestros próceres, una nación libre de dominio alguno y al servicio de todos. La historia nos recuerda de dónde venimos y también lo que podemos lograr. Aprendamos de aquel 24 de junio de 1821 y no lo olvidemos, porque en nuestras manos tenemos una enorme oportunidad.
Stalin González