La victoria de Gustavo Petro, quien logró reunir diversas organizaciones en lo que se ha llamado el Pacto Histórico, estaba cantada, porque ya en Colombia se venía registrando un largo desgaste político con los tradicionales partido Conservador y Liberal, la violencia que se propagó durante más de medio siglo y la insatisfacción de la población ante las grandes desigualdades sociales.
Estas son las consideraciones que hace el doctor Rafael Simón Jiménez, exparlamentario, exrector del Consejo Nacional Electoral, docente universitario, historiador y analista político.
En declaraciones suministradas a Elimpulso.com, dice que desde hace tiempo se ha venido buscando un cambio en la política del vecino país y el intento del uribismo, que trató de consolidar una corriente derechista y populista con el entonces presidente Álvaro Uribe, no logró alcanzar las expectativas que se esperaban. Aún más, el actual presidente, Iván Duque, no logró llevar candidato a estas elecciones que en la primera vuelta ganó Petro.
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Rodolfo Gutiérrez, figura de la derecha y también populista, que había llegado segundo en la primera vuelta, no pudo reunir suficiente apoyo para enfrentar a Petro y éste, que ya tenía una larga trayectoria política como concejal, alcalde y congresista, motivó a la gente con su discurso reformista.
Aunque se ha venido diciendo que Petro como Gutiérrez son antisistema, no es verdad, porque estuvo en el sistema y lo va a mantener. El empresario que compitió con él es antisistema.
No se puede hacer comparaciones entre lo que será el gobierno de Petro con lo que ha pasado con el gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, porque él conoce bien la situación que ha llevado a la huida de venezolanos no sólo a Colombia sino a otros países, además de que no incurriría en la comisión de errores porque tiene una larga experiencia que lo llevó a competir tres veces a la presidencia y la ganó por su persistencia, aunque con un pequeño margen de ventaja.
No creo que Petro sea una amenaza institucional, aunque esté propiciando una Constituyente, manifestó el doctor Jiménez. Y sostener esta afirmación en tres fundamentos esenciales:
Primero, la fuerza armada colombiana es una institución sólida y que ha demostrado fortaleza en cincuenta años de apresto, combatiendo el terrorismo de las guerrillas y el narcotráfico. Además, de mantener el orden y la institucionalidad democrática.
Segundo, el Poder Judicial es plenamente autónomo, independiente y respetable. Ha enjuiciado a parlamentarios y no ha titubeado al momento de juzgar a narcotraficantes. E incluso ha hecho valer su autoridad ante los demás poderes.
Tercero, Petro va a buscar entendimiento con los factores políticos, porque es una persona que tiene experiencia política. Ya ha dicho que tratará de lograr consenso. Y tiene que hacerlo porque los cambios que propone requerirán de mucho apoyo político, ya que aunque tiene cierta fuerza parlamentaria, como es contar con un tercio en el Congreso, no es lo suficiente para lograr llevar a cabo las propuestas que ha formulado a lo largo de su campaña.
Y en cuanto a las relaciones con Venezuela, todos los candidatos manifestaron estar dispuestos a restablecer no sólo relaciones diplomáticas sino también las comerciales.
Esas relaciones son necesarias y fue un error haberlas suspendido, porque, por una parte, hay en Venezuela casi tres millones de colombianos y, por otra, existen 1.600.000 venezolanos o un poco más viviendo en el vecino país.
Por tradición ha existido un amplio comercio fronterizo y fue absurdo que se rompieran las relaciones porque se le dio paso a las actividades ilegales por las trochas, que son incontables a lo largo de una frontera de 2.600 kilómetros.