Aunque la final fue aparentemente fácil, no lo fue llegar a ésta. El partido más difícil fue en octavos de final frente al arrollador joven canadiense de 21 años, Félix Auger-Aliassime, uno de los pocos jugadores que han podido ganar dos sets a Rafael Nadal en el campeonato Roland Garros. Tuvo que emplearse a fondo el mallorquín para vencer al canadiense en 5 sets, jugando, como en todos los partidos de este certamen, infiltrado en el pie de su vieja dolencia, para poder superar el dolor; un riesgo, además, salir a la cancha con un pie medio dormido. Nadal lo tomó y se salió con la suya: ganó una vez más y por 14ª, el codiciado trofeo, pasando de la historia a la leyenda. Ningún otro tenista lo ha logrado tantas veces, Rafael Nadal se desprende solitario en este récord; no parece que alguien lo pueda alcanzar. El dios de las canchas de arcilla está solo en su olimpo.
No fue fácil, dije, dos días después del agónico partidos de 5 sets, tuvo que enfrentarse en cuartos de final al Nº 1 del mundo, el serbio Novak Djokovic, su eterno rival, que lo venció el año pasado en la semifinal del Roland Garros y por eso pudo ganar Novak por primera vez ese título, porque en una final parisina jamás ha podido con Nadal. Sin embargo, Rafa, a pesar del agotamiento acumulado y sus problemas físicos, llegó a la cancha fresco y decidido. El serbio le ganó el primer set, pero en los tres siguientes, en singular batalla, se impuso el español y así pasó a la semifinal con Alexander Zverev, otro duro compromiso que terminó sorpresivamente por lesión del alemán. Nadal había ganado el primer set, estaban jugando un reñido segundo. Empatados 5-5, en una jugada se le dobló el tobillo a Zverev, cayendo al suelo con gritos de dolor. No pudo seguir. Zverev perdió el partido por forfeit y Rafa pasó a la final, no muy a gusto, por la lesión de su aguerrido rival. Le hubiera gustado pasar ganando.
Al caer Zverev, a Rafael Nadal se le veía bastante fácil alcanzar su Copa
de los Mosqueteros Nº 14, frente al joven jugador noruego -23 años- nuevo en estas lides, Casper Ruud. Este muchacho es el batacazo del Roland Garros 2022, fue venciendo sorpresivamente a sus rivales y siendo prácticamente un desconocido, llegó a la final a enfrentarse nada más ni nada menos que con el rey del circuito. Nadal no era el favorito, aunque ganó el primer grand slam del año, el Australia Open, después de 5 meses sin jugar por sus lesiones. Ahí superó a Rogerer Federer y Novak Djokovic en grand slams ganados en todas sus carreras. Estaban empatados los tres en 20 y Nadal se les fue arriba con el 21, que el domingo 5 de junio se convirtió en 22.
Aunque el score 6-3, 6-3, 6-0, a favor de Nadal, en el duelo final del Roland Garros se ve como un arrollamiento sin piedad del español sobre el noruego, no fue realmente así. Claro que hubo una superioridad notoria, pero Ruud le presentó juego a Nadal, lo hizo correr bastante, sólo que Rafa parecía una araña, siempre había el brazo que estiraba la raqueta y lograba la devolución eficaz. Fue un juego con largas boleas pero prácticamente sin iguales (deuce), que a veces se hacen interminables. Cuando Nadal llegaba a 40, así estuvieran 40-40, el próximo tiro lo ganaba. Demostró una eficacia inmensa con su revés, su drive. La fiera estaba realmente suelta, pocas veces se le había visto colocar con tanto tino la pelota desde una posición incómoda. Parecía invencible y lo fue.
Toda esta descripción que acabo de hacer realmente no la vi. Reconstruyo a partir de videos y la anotación numérica que seguí por la computadora. No pude ver el juego por televisión. Desde el miércoles 1º de junio, no tengo señal para los canales extranjeros, regalito que me hicieron quienes manejan estas conexiones en Venezuela, supongo que personeros del Estado que mal lo representan. El Estado es para proteger al ciudadano, ayudarlo a la convivencia y al goce de sus deberes y derechos. Desgraciadamente está siempre en manos de un gobierno y es este el que falla. Con algunos, como el actual de Venezuela, los ciudadanos pasamos a ser gente olvidada, basura. Así, una anciana de 96 años, como yo, no pudo ver su más grande anhelo: Rafael Nadal ganando su 14º trofeo del Roland Garros. ¡Dios los perdone! Necesitamos una fiera desatada en la cancha del territorio nacional.
Alicia Álamo Bartolomé