La solicitud formulada por el senador Marco Rubio, de La Florida, al Fiscal General de los Estados Unidos, Merrick B. Garland, para que éste tramite una orden de alerta roja, que permita la localización y detención de Nicolás Maduro, quien actualmente realiza una gira internacional por Asia y África, no es fácil de llevar a cabo, en estos momentos, cuando se produce el regreso del mandatario a Caracas.
Coinciden en tal apreciación los doctores Joel Rodríguez Ramos y Miguel Soto, conocidos profesionales del Derecho en nuestra región, entrevistados por separado por Elimpulso.com.
La petición del senador Rubio se basa en la decisión tomada en marzo de 2020 por el anterior Fiscal General, William Baar, cuando éste acusó tanto a Maduro como a Diosdado Cabello y una docena de funcionarios del alto mando venezolano por alianza con grupos terroristas como las FARC y el ELN y tráfico de drogas ilegales a los Estados Unidos, estableciéndose pago de recompensas millonarias por su localización e información para lograr sus capturas. Se les consideró individuos peligrosos para la seguridad nacional de aquella nación y la región latinoamericana.
Dice el doctor Rodríguez Ramos que, aunque se cumpliera la tramitación para que se emita la alerta roja, no será fácil detener a Maduro porque los anillos de seguridad del mandatario deben saber muy bien las rutas aéreas que deben utilizar, rápidamente, para llegar a salvo a Caracas.
No va la comitiva presidencial sobrevolando regiones, donde, en cualquier momento, el avión pueda aterrizar para abastecerse de combustible y exponerse a una sorpresiva detención.
Y por las mismas circunstancias, ya los aliados de Maduro, en particular rusos, chinos, iraníes y cubanos, que conocen las intenciones de Rubio, deben haber tomado medidas extremas de seguridad para que el viaje de regreso transcurra con toda normalidad.
Ese avión jamás aterrizará en Tenerife, Puerto Rico o cualquier otra área que signifique un peligro de detención para Maduro, en caso de que se haya producido la alerta roja que ha pedido Rubio, pero la cual requiere del Fiscal General para que haga la tramitación a Interpol.
Es de suponerse que Maduro, antes de emprender su gira, ya tenía definidas sus rutas para un regreso seguro, porque, indudablemente, desde marzo del 2020 sabe que en los Estados Unidos lo quieren juzgar.
Por su parte, el doctor Miguel Soto considera que la mayor preocupación de Maduro debe ser la investigación que está haciendo la Corte Penal Internacional acerca de la violación de los Derechos Humanos y especialmente los casos de crímenes de lesa humanidad, los cuales están siendo sustentados con denuncias concretas.
Cuando viajó a Asia y África sabía perfectamente que su salida de Venezuela había alertado a los Estados Unidos, cuya justicia tiene expedientes contra una gran cantidad de venezolanos que tienen responsabilidades en el gobierno y de otros que también la tuvieron.
De modo, pues, que no va a salir sin antes no haber medido todas las consecuencias que podrían presentarse y, por supuesto, su objetivo es desafiar a los Estados Unidos ante los ojos de sus aliados.
Pero, lo grave es lo que están investigando los funcionarios de la Corte Penal Internacional, por cuanto ya hay una investigación que por vez primera se hace en América Latina y puede originar decisiones muy serias, ya que se trata de imponer justicia en el ámbito internacional porque no la hubo internamente.
Maduro puede evadir a los Estados Unidos, contar con el apoyo de gobierno autoritarios y todas las medidas de seguridad para su protección individual, pero teme que su gobierno sea investigado por la Corte Penal Internacional porque está en el foco mundial y no se puede evadir responsabilidades, concluyó el doctor Soto.