#OPINIÓN En el socialismo salvaje de Venezuela la inflación sigue campante #3Jun

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Tras dos meses del aumento salarial de 130 bolívares la voraz inflación se lo ha tragado. La misma es brutal visto que sigue galopante devorando el salario real de trabajadores activos, pensionados y jubilados como consecuencia de su falta de control gubernamental. 

Citamos el dato empírico del precio del kilogramo de la carne antes y después  del aumento salarial. De 23 dólares se disparó a 35 dólares, un verdadero exabrupto propio  de una sociedad con un desgobierno, peor  que un régimen tiránico donde la gente está a merced de la ley de la selva.

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Problemas como la inflación, mercado negro, improductividad y  escases son consustanciales a los sistemas socialistas donde la producción de bienes y servicios es exigua. Ello como consecuencia  de los controles abusivos del tiránico aparato del Estado en manos de burócratas insensibles al dolor humano. Gente ducha en hacer política como arte de la maniobra, pero ignorante  y retrógada en materia económica. 

 Hace más de cinco  años atrás cuando expertos alertaron sobre el grave problema, el régimen lo subestimó considerándolo obra de alarmistas y enemigos del proceso. La cruda realidad de todos los días hoy lo confirma: padecemos la inflación más alta del mundo siendo sus principales víctimas la gente de menos ingresos económicos que llevan vida de verdaderos héroes.

Cuando en Perú Alberto Fujimori se hizo por primera vez de la presidencia de la república la inflación en ese país era pavorosa con un índice de más del 2,000%. El entonces primer mandatario de inmediato presentó un plan anti inflacionario que acometió en varias fases.  En tres meses se vieron los primeros resultados para a la vuelta de seis meses y un año ser desterrado el mal. Pero en el combate a la inflación en Perú fue clave la aplicación de la economía de mercado con producción a gran escala de bienes y servicios. 

Países como Liberia y Simbabwe, ambo con gobiernos autoritarios, también  pasaron por esa dura experiencia de la hiperinflación. Pero lograron superarla con la aplicación de fórmulas económicas basadas en el libre mercado que no necesariamente significa neoliberalismo salvaje. Eso es otra cosa. Igual ocurrió en Gracia y Portugal que salieron del abismo con el similar plan. El factor dominante en esas adversas experiencias económicas ha sido la presentación de un plan anti inflacionario apuntalado en la producción económica a gran escala que garantiza la agroindustria para enfrentarla y vencerla.

En Venezuela, con la inflación más alta del mundo, estamos muy lejos, como lo planteara Simón Bolívar,  del sistema de gobierno perfecto que brinda felicidad, seguridad y estabilidad al pueblo. Por su causa los venezolanos hoy se alimentan mal, pues han dejado de consumir carne de res y pollo, al igual que rebajan hasta uno y dos kilos mensuales. La migración de más de 6 millones de venezolanos es una de sus consecuencias.

Como solución, tiempo atrás, el régimen, que encabeza el ciudadano Nicolás Maduro, informaba sobre la existencia de unas 55 mil unidades de producción para hacerle frente al problema. Los resultados de las mismas en bienes y servicios, aún se esperan. Pues la inflación no se enfrenta con populismo, estatización y colectivización de empresas y mentiras como la soberanía alimentaria. Eso es caer en el terreno del idealismo histórico tan condenado por el marxismo-leninismo.

El régimen engaña y manipula con los fenómenos de la hiperinflación e inflación. Tal como lo define la ciencia de la economía, un proceso de hiperinflación se caracteriza por el crecimiento mensual de los precios por encima del 50%. La última vez que eso ocurrió en Venezuela fue en diciembre de 2020 cuando llega al 77%. A partir de entonces fue disminuyendo paulatinamente hasta la presente fecha de 2022. Pero,  ocurre que Venezuela sigue teniendo la inflación más alta del mundo. Según el propio Banco Central de Venezuela, el país cerró el año 2021 con una inflación acumulada anual de 686,4%. Es además la más larga del mundo superada por Grecia y Nicaragua. 

Ciertamente, los pronósticos económicos sobre el país son relativamente halagadores. La  CEPAL ha informado que este año 2022 su economía crecerá en un 5%. Pero en los hechos ese crecimiento no  es sinónimo de  bienestar y felicidad para la mayoría de los venezolanos. Apenas beneficia a un reducido porcentaje de aproximadamente  un 15% mientras que el restante  85% está pelando y comiéndose un cable. Tengamos claro que crecimiento económico y desarrollo no son la misma cosa.

Precisamente, la expansión económica es uno de los argumentos de la izquierda comunista contra el sistema capitalista al que acusan de registrar crecimiento económico, pero sin justicia social. Ironías de la vida: la historia se repite, pero esta vez con el socialismo salvaje existente en Venezuela que expolia a la mayoría de la población económicamente. Basta con hacer mercado para comprobarlo. Un salario de 130 bolívares no cubre el precio de la cesta básica, cuyo precio oscila los 150 dólares. Es para morirse de hambre y fastidio, lo único que se tiene seguro en el socialismo de corte estalinista.

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

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