Es indudable que la industria cinematográfica, hoy conocida como el Séptimo Arte, se ha convertido en la mayor aventura creativa y desafiante de los días actuales, aunque también vale decir que no todos sus productos son “cine”, en particular el grueso volumen dedicado solo al entretenimiento. En este orden de ideas fue significativa una entrevista con el guionista francés, Jean Claude Carriëre (Bella de día; Las vacaciones del señor Hulot) y otras joyas como: Ese oscuro objeto del deseo ; Danton: y El discreto encanto de la burguesía. El celebrado cineasta habla de sus inicios después de aplicar una convocatoria sobre guiones, a la que concurrió, y su capítulo fue aceptado. En la posterior entrevista que le realizaron al preguntarle si sabía que era el cine, respondió unas cuantas generalidades sobre su gusto y afición a las películas. Al concluir se encontró con una cara de hielo y de nuevo la pregunta:
—Te pregunté si sabes que es el cine…
—…gulp, este, no, no sé qué es el cine
El entrevistador llamó a su montadora y le dijo: “Llévatelo, es tuyo, enséñale qué es el cine…
El verdadero cine, una obra que no todo cineasta realiza a menudo, es una compleja mezcla de elementos: Historia, imagen, sonido, tiempo, acción, montaje, perfomance actoral, trucaje y doblajes, tecnología avanzada o total ausencia de la misma (necesidades ad-hoc) y varios magos tirándose del pelo, con los nervios a flor de piel, intentando que semejante ensalada de paticas de sardinas con leche condensada al curry y merecure al gratén, quede gustosa, sea del agrado de la crítica y agote el boletaje por varias semanas.
Hacer cine es colocarse la propia camisa de once varas, en particular y comenzando la odisea, el músculo económico demandante, que incluso en producciones hollywoodense sobran los cuentos de quiebras que arruinan fortunas. En cuanto a la realización propiamente, los maestros del género, expresan ideas y conceptos semejantes que apoyan y defienden con ardor, cuáles deben ser el propósito y razón de la obra cinematográfica.
Entre otras reflexiones al respecto anotan que el cine debe testimoniar el quehacer cultural de su pueblo, de su gente. Mostrar su historia, devenires; evolución y desarrollo. Qué fue, qué y cómo es ahora y qué sueña con ser. Usar pues la extraordinaria herramienta que anclada en el gran poder de la imagen (un cuadro dice más que mil palabras-China dixit), cuente sus verdades a su modo, defienda sus valores y tradiciones, exalte el respeto por la tierra y la vida en todas sus manifestaciones y por toda manifestación diferente a la de la mayoría imperante. Se permita quebrar lanzas a granel abogando por la tolerancia, la paz y la armonía. Exija el cese del odio y la maldad y manifieste su rechazo constante a toda forma de discriminación por el color de la piel, formas de pensamiento religioso, preferencias en la relación de pareja o largo y abundancia del cabello.
Vale aclarar que no se trata de emprender una cruzada moralista cuyo punto culminante sea la cacería y quema de brujas. Pero si es menester, recordar y admitir plenamente la enorme responsabilidad que significa el disponer a voluntad de instrumentos y herramientas tan poderosas.
El poder jamás ha sido fácil de manejar. Se pueden contar con los dedos de una sola mano a quienes en el curso de la civilización humana han logrado manejar el poder con desapego, libre de egolatría, de soberbia y han sabido descubrir por qué y para qué se les ha concedido una cuota de poder, sea circunstancial, restringido, o supuestamente absoluto.
Me atreveré a citar unos pocos nombres: Moisés, el Rey Salomón, el Emperador Diocleciano y Juana de Arco.
El desvío que el artículo se tomó por su cuenta y riesgo me apartó de la idea inicial, que de todas formas no realizaré. La enorme vastedad del tema y el formidable interés que suscitan cada capitular del cine en Europa, y luego el cine latinoamericano, impide hacer un recuento más o menos decente del tema, aunque solo nos limitásemos por ejemplo, en Ibero américa a las industrias fílmicas de México, Argentina, Brasil y nuestro país.
De todas formas se trata de una actividad que a cada momento brinda la ocasión para enfoques temáticos parciales.
Nota: La entrevista a Jean-Claude Carriere es una breve paráfrasis tomada del libro «GUIONISTAS», de Deelan Mcgrath y Felim Macdermott/Colección Cine – Ediciones Océano.
Pedro José Lozada