En un país realmente democrático la soberanía del Estado reside en el pueblo, quien, a través del sufragio, escoge periódicamente a sus representantes. Estos representantes son y deben ser servidores públicos, con el compromiso de brindar soluciones a los problemas del país y hacer respetar las leyes. Solo así las naciones alcanzan el desarrollo y progreso social que beneficie a todos los ciudadanos por igual, sin importar nuestras diferencias de género, raza, o ideologías.
Los venezolanos tenemos años enfrentando tiempos difíciles, viviendo una emergencia humanitaria compleja que nos sumergió en una gran pobreza y miseria. Son pocos los venezolanos que pueden gozar de tiempos de ocio y descanso, ya que viven haciendo toda clase de malabares y sacrificios para llevar comida a sus hogares. Tener 3 o más trabajos para poder sobrevivir no es sano para nadie y disminuye muchísimo nuestra salud física y mental. Mientras los causantes de nuestro sufrimiento enriquecen sus bolsillos, la gran mayoría del país se parte el lomo para llegar a fin de mes. No hay una mayor injusticia que esa.
Es cierto que ya no hay una escasez de productos tan marcada como en el pasado, y también que la inflación está más controlada, pero seguimos viviendo en un país caótico con muchas desigualdades, con unos niveles de pobreza altísimos, sin buenos salarios y con fallas diarias en los servicios básicos.
Los venezolanos anhelamos un país con oportunidades para todos y solo un cambio político nos podrá dar las garantías necesarias para que se hagan políticas públicas en pro del progreso social. Venezuela necesita gobernantes que la quieran y que piensen en primer, en segundo y tercer lugar en los ciudadanos de este país, unos que solucionen la crisis de los servicios, que le den justo valor al salario y que trabajen por cambiar esta dura realidad que vivimos para poder salir de esta tragedia.
El Estado tiene la obligación de garantizar que existan oportunidades para todos y hacia ese camino es que debemos apuntar nuestros esfuerzos. El regreso de la democracia nos permitirá tener un Estado que de verdad se preocupe por sus ciudadanos.
Sabemos que la única opción es insistir y seguir adelante porque el país nos necesita más que nunca. Anhelamos un modelo democrático para que la soberanía resida nuevamente en el pueblo, tal como dicta nuestra Constitución, y poder lograr reconstruir el país que tanto queremos.
Stalin González
