Cuando se cumplía medio siglo de la sublevación conocida como El Porteñazo, de la Base Naval Agustín Armario de Puerto Cabello, ocurrida el 2 de junio de 1962 contra el gobierno del presidente Rómulo Betancourt, se reclamaba un análisis del movimiento cívico militar que causó unas 400 muertes y 700 heridos y más más de mil presos. A 6 décadas que se cumplen este 2022, sige vigente el análisis.
Sucedió a 28 días de la insurrección también cívico militar, orientada por los partidos Comunista y Movimiento de Izquieda Revolucionaria de la frustrada de Carúpano, estado Sucre.
La primera fue protagonizada por los capitanes de Navío Manuel Ponte Rodríguez, exjefe de la Segundo Sección del Estado Mayor Naval; de Fragata Pedro Medina Silva, segundo comandante de la BN; de Corbeta Víctor Hugo Morales –único sobreviviente, al igual que los civiles Germán Lairet –PCV−, Raúl Lugo Rojas−MIR− y los independientes Manuel Quijada –que sí dejó revelaciones como que EP erara de orientación de derecha, y Gastón Carvallo. Comprometidas estaban 32 Guarniciones.
En Carúpano surgió en la medianoche del 4 de mayo el alzamiento del Batallón de Infantería Número 3 comandados por el Capitán de Corbeta Jesús Teodoro Molina; el Mayor Pedro Vegas Castejón y el Teniente Héctor Fleming Mendoza y los diputados Eloy Torres (PCV) y Simón Sáez Mérida (MIR),
Emblemática resultó la foto de La Alcantarilla, del «El hombre que estuvo agonizante en brazos del Padre Luis María Padilla, Capellán de la BN que unos atribuyen al subteniente Luis Antonio Rivera Sanoja y otros al cabo Andrés de Jesús Garcés. Valientes fueron los reporteros gráficos y divulgaron las tomadas por Héctor Rondón de Ultimas Noticias y José Luis Blasco del oficialista La República, que se mundialmente se llevó las glorias.
El hoy Almirante Antonio Pérez-Criollo con 3 años en la marina fue preso en la BN, y es el de opinión que la historia de EP aún no ha sido escrita.
Pisioneros estaban en la residencia de Almirantes, el Comandante de la BN, los Contralmirante Ginnari Troconis, el de la Escuadra y Jesús Carbonell Izquierdo y el Capitán de Navío Moreno Piña, del Destructor Nueva Esparta.
Justo Pastor Fernández vesto de Sacerdote conquistara la BN.
Tanto las fuerzas leales al gobierno como las insurrectas sabían que en el Fortin no había nada ni nadie.
Alí Brett Martínez escribiría según su investigación: El Fortín fue el enigma de la sublevación y mucho se especuló sobre su poderío. Todos contaban las historias, las ventajas y la estratégica posición del «Burro Negro», nombre popular del antiguo cañón. La gente conocedora del poderío de esta arma, aseguraba que si la disparaban, aunque fuese una sola vez, desaparecería Puerto Cabello.
Lo de pensar que el fortín podía ser utilizado como punto de operaciones de los sublevados significó uno de los tantos errores militares conocidos y que después de la aparición del avión como elemento de guerra, estas fortalezas quedaron sin vigencia estratégica.
Los viejos muros españoles que circundan el Solano, de pura y maciza mamposteria con dos metros de grosor resistieron el impacto, no así las otras instalaciones menos antiguas. Eliminado el peligro del Fortín comenzaron las tropas a penetrar en Puerto Cabello.
El Fortín fue construido en 1766 por órdenes del Capitán General de la Provincia, José Solano y Bote, quien orientó la edificación porque la visibilidad de los cuatro puntos cardinales.
La fortificación colonial levantada en Venezuela, la declaron Monumento
Histórico Nacional desde el 29 de octubre de 1965.
(IN) Memoria: Para conmemorar Día del Periodista el 27 de junio debemos alistarnos quienes añoramos “el mejor oficio del mundo”, tal lo definía Gabriel García Márquez, quien lo ejerció aquí cuando era “feliz e indocumenta Con voz propia
Alberto Jordán Hernández