Por primera vez en un año, Novak Djokovic y Rafael Nadal acuden a una de las grandes citas del tenis — y, de alguna manera, el foco de atención previo al Abierto de Francia apunta a Carlos Alcaraz, un adolescente sin un solo título de Grand Slam en su colección.
Obviamente, no se puede perder de vista a Djokovic y Nadal. Se trata de dos titanes del deporte, rivales que se han enfrentado entre sí más que otros dos hombres en la era abierta, incluyendo nueve veces en Roland Garros, donde cada cruce ha sido a partir de los cuartos de final.
Nadal se ha coronado campeón 13 veces en París, es el dueño del récord histórico de 21 cetros de Grand Slam entre los hombres y recién ha vuelto tras una dolencia en las costillas, además de lidiar con un crónico dolor en su pie izquierdo — dolencia que le dejó fuera de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos el año pasado.
Djokovic es el número uno del mundo, defiende el título en la arcilla roja de Francia y está empatado con Roger Federer con 20 majors. Causó revuelo al perderse el Abierto de Australia en enero (ganado por Nadal), además de otros prominentes certámenes, porque decidió no vacunarse contra el COVID-19.
“Los aficionados del tenis y los torneos más importantes del deporte siempre quieren tener a los mejores del mundo participando”, dijo Djokovic. “Desde ese punto de vista, eso fue significante”.
Pero Alcaraz — 28-3, líder de la gira con cuatro títulos en 2022 y codeándose como sexto del ranking — es el chico que genera fascinación.
“Es especial», dijo Djokovic. “Ahora mismo, es el mejor jugador del mundo, sin discusión, por los resultados que está teniendo … Su juego es realmente impresionante. Es completo. Puede jugar igual de bien ofensiva y defensivamente».
Alcaraz venía tocando la puerta, alcanzando un clímax cuando el español derrotó a Nadal (3ro del ranking), luego a Djokovic (1ro) y finalmente a Alexander Zverev (2do) para llevarse el Abierto de Madrid a inicios de mayo. Fue la primera vez que alguien logra vencer a Djokovic y Nadal en el mismo torneo en tierra batida.
Y sí, hay otras temas a seguir en las próximas dos semanas. Naomi Osaka regresa a París tras abrir un debate el año pasado sobre los problemas de ansiedad y depresión, al retirarse del torneo para tomar un descanso mental.
También está el empeño de Iga Swiatek, la nuevo número uno del mundo, por conquistar un segundo título en Roland Garros y prolongar una racha de 28 victorias. Simona Halep, la ex número uno del mundo, estrena un nuevo entrenador en Patrick Mouratoglou, quien antes trabajaba con Serena Williams (¿volverá a competir?).
Pero quien está encima de todo, es Alcaraz, por su racha de siete victorias sobre jugadores del Top 10, su potente saque, su depurado repertorio de golpes, los movimientos propios de un bailarín en la pista, los drops que deposita mediante sus derechas y reveses.
“Es el hombre del momento”, señaló Djokovic.
Alcaraz apunta a ser el próximo crack del tenis, alguien con un talento excelso, entregado al trabajo y con una magnífica predisposición para alcanzar la cúspide.
Parte de ello obedece es que sea tan joven, 19 años cumplidos el 5 de mayo. Nadie había logrado entreverarse entre los 10 primeros tan precozmente desde que Nadal, su compatriota, lo hizo en 2005.
“Todo lo que es nuevo resulta ser más interesante que lo viejo, sin duda”, dijo Nadal. “Cuando miras un nuevo auto, siempre luce mejor. Cuando miras un nuevo teléfono, siempre luce mejor que el viejo”.
Y lo otro es la interrogante que lleva flotando mucho tiempo: ¿Quién dará el paso definitivo al frente y tomará la batuta del trío de Nadal (cumplirá 36 años la próxima semana), Djokovic (35 este domingo al iniciar Roland Garros) y Federer (41 en agosto, ausente desde el Wimbledon del año pasado tras una serie de cirugías en las rodilla derecha?
“La situación es cambiante. Nos estamos poniendo viejos”, dijo Nadal. “Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte”.
La verdad es que no tanto.
Considere este dato: Djokovic y Nadal se han combinado para ganar 11 de los últimos títulos de Grand Slam.
Todo lo contrario ocurre en el bando femenino. Nadie ha podido ganar más de un grande en el mismo año desde 2016. ¿El denominador común de las últimas seis campeonas de Roland Garros? Todas ganaron su primer major en París.
Alcaraz confía entrar al grupo de campeones de Grand Slam al cabo del torneo.
Alcaraz tiene como entrenador a Juan Carlos Ferrero, el campeón de Roland Garros en 2003. Lo más lejos que ha llegado fue la ronda de cuartos de final, en el Abierto de Estados Unidos en septiembre. Apenas tiene una experiencia previa en Roland Garros, alcanzando la tercera ronda el año pasado.
Con Juan Carlos Ferrero, el campeón de Roland Garros en 2003, como su entrenador, Alcaraz no se achica ante las expectativas.
“No me lo tomo como presión sino como motivación”, dijo.