Hoy me refiero a la organización que ha creado mi amigo Alejandro Liberatore. Desea llamarla "Greens". Ha comenzado con un grupo de amigos quienes juntos preparan y reparten quincenalmente 50 comidas a niños de la calle en la zona de Sabana Grande… por ahora.
Alejandro Liberatore es un amigo con quien hice una especial relación de amistad y por quien siento un enorme respeto. Diariamente –sin falta- envía un mensaje de optimismo, un saludo energizante, una reflexión nutritiva, un consejo de vida. Menciono su nombre explícitamente porque es un buen tiempo para dar a conocer los nombres de la “buena gente buena”. Necesitamos saber de la existencia y conocer quiénes son, quiénes hacen y qué hacen por sus semejantes. Cada cierto tiempo durante nuestras vidas nos encontramos con personas que son “buena gente buena”. Alejandro se une a esta lista de personas junto con ya grandes, respetados, escuchados y experimentados en la ayuda humanitaria. Me refiero hoy particularmente a Feliciano Reyna Ganteaume y a Roberto Patiño, quienes me vienen gratamente a la memoria.
Creo que todos hemos oído o leído sobre Acción Solidaria, Caracas Mi Convive y Alimenta la Solidaridad; organizaciones efectivas que aportan soluciones para mitigar las trágicas condiciones. Hay muchas otras organizaciones – unas formales y otras espontáneas- que participan activa y permanentemente en programas de ayuda humanitaria.
Hoy me refiero a la organización que ha creado Alejandro. Desea llamarla Green’s. Ha comenzado con un grupo de amigos quienes juntos preparan y reparten quincenalmente 50 comidas a niños de la calle en la zona de Sabana Grande… por ahora. Sus planes son más ambiciosos y están decididos a ampliar el abanico de quienes puedan beneficiarse de sus acciones. Sin duda, la organización de Alejandro es una organización espontánea, incursionando en sus primeros pasos. Y quizás la mayoría debieron haber nacido así. Por lo que a mí respecta, presencié el nacimiento de Acción Solidaria y admiro su crecimiento. Y, sí, nació como una organización espontánea que rápidamente se transformó en una organización formal.
En dos artículos anteriores me he referido a la resistencia. He dicho antes cuál no es en mi concepto resistencia y también he mencionado que la resistencia aparece cuando ya es inocultable e insufrible una anomalía funcional en la sociedad –una disfuncionalidad- tan generalizada y dañina que clama al Cielo por una solución. Hay algo que sucede que no debería suceder; alguien o algo que se supone que debería actuar para remediar la anomalía disfuncional y que no lo hace.
Resistencia sería una reacción impulsada por la empatía con la finalidad de salvar vidas, aliviar o curar, proporcionar cobijo y alimentación a los menos favorecidos y dirigir con generosidad los medios materiales disponibles hacia un bien común. Los efectos de la resistencia bien entendida son útiles ayudan a crear círculos virtuosos.
Por lo general, estas organizaciones espontáneas se trazan un rumbo hacia un destino. Recordando experiencias previas, diría que es más el efecto de la intuición y del desacuerdo por el estado de las cosas: situaciones que resultan inaceptables. Más que una carta de navegación aérea con rutas e intersecciones ya establecidas, nacen apuntando hacia un objetivo concreto, sin certeza de alcanzarlo y diseñan su propia ruta acorde a sus medios. Navegan por donde otros no lo han hecho aún, con estrategias nuevas, unidos por una sólida y común convicción de que están haciendo lo correcto, que es lo que se espera de un buen ser humano: acudir en auxilio de sus semejantes en situaciones graves, prestándoles el socorro para mitigar las desgracias en la medida y dentro del contexto de sus posibilidades. No son entelequias o abstracciones; son organizaciones de seres humanos para otros seres humanos en estado de necesidad.
Quizás ya ni siquiera deseamos voltear la mirada hacia el régimen, ni esperamos nada de sus integrantes que son una ínfima minoría. Quizás también estamos decepcionados porque los actores que aparecen en los medios, que compiten por el control de organizaciones “políticas”, que se obstaculizan, que colocan trampas o hacen zancadillas, que carecen de brújula, sextante, reloj, carta y rumbo y que van a la deriva, no nos generan confianza.
Quizás deseemos plantarnos, unirnos a la resistencia, ejercer el poder de la empatía y voltear la mirada para ver a la Humanidad que nos llama.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Luis Alejandro Aguilar Pardo
Twitter es @Nash_Axelrod