Hablar de las universidades públicas de Venezuela es sinónimo de crisis, negligencia y desidia. Lo mismo sucede cuando el tema que se coloca sobre la palestra es la profesión de la docencia, ya que los profesores venezolanos se convirtieron en un gremio desatendido, desfavorecido y en necesidad.
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El profesor de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA) Adalberto Arroyo, quien ejerce en el Decanato de Humanidades y Artes, comentó a Elimpulso.com que los docentes de esta casa de estudio se pronuncian de manera frecuente para exigir las reivindicaciones en sus áreas, ya que han sido «muy deprimidas y golpeada en los últimos años«.
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En su relato, mencionó que los salarios de los profesores no llegan ni a los 50 dólares, una cifra que resulta insuficiente para todo aquel que pretenda mantenerse y superarse; pero más aún, para las personas que deben atender a sus familias. «Ser docentes no nos permite salir adelante con nuestras familias«, acotó.
«Cuando comenzamos en la universidad hace años teníamos recursos para ser docentes de manera digna, pero ya no es así. Básicamente se nos está obligando a subsidiar la educación«, recalcó Arroyo, quien asegura que para impartir las clases deben utilizar sus recursos personales.
Incluso, señaló que en años anteriores tenía vehículo, pero por los precarios sueldos y la crisis generalizada que azota a Venezuela, no pudo mantener su carro. «Se deterioró, no tuve más dinero para repararlo«.
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Por otra parte, el docente de la licenciatura en música, recordó que en algún momento perdió hasta 30 kilos de peso por las precarias condiciones en las que debía subsistir. «Ya los estoy recuperando, gracias a Dios, pero por desarrollar otras actividades», mencionó. Arroyo contó que actualmente se desempeña de manera paralela como repartidor (delivery), y con esto, logra recaudar los ingresos necesarios para mantener a su familia.