Vivimos un momento muy difícil. Casi inexplicable. Hace poco me preguntaba una señora ya mayor y de poca formación en asuntos políticos y menos jurídicos, pero con una intuición natural en su razonamiento, lo siguiente: Qué pasa en el mundo de hoy? Por qué no se ponen de acuerdo los grandes líderes del mundo? Es que hay muchas ambiciones? Será que no ven lo que está sufriendo el mundo y concretamente Ucrania? Tengo cinco hijos, me decía, y ya se fueron tres de Venezuela. Lo mismo ocurre en Ucrania y Centro américa. Se van a olvidar de la patria que los vio nacer y echarán raíces en otras tierras. Uno de los hijos que le queda acá todavía, me decía, la oigo llorar con frecuencia, ella se esconde pero yo sé que está llorando sola en su habitación, la oigo llorar. Será que los hombres de esta época, los sinceros, no se dan cuenta de esto? No quiero referirme a los hombres de mentira, sino a los de verdad, a los que han dado la cara y han sido perseguidos, a los sinceros, a los que podrían salvarnos. Por qué no se ponen de acuerdo? Por qué no se despojan de esa ambición diabólica que nos mata a todos? Me costó explicarle la situación y nos despedimos sin saber si me había captado lo que le había dicho. Lo único posible que me entendió fue mi incredulidad, como la de ella, acerca de lo que está pasando en el globo terráqueo. Parece mentira la existencia de tanta ambición y desmesura en la búsqueda del poder, cuando el mundo está muriéndose. Sólo veo torneos de vanidades y millones muriendo a causa de la guerra. Me despedí diciéndole, no sé qué ocurre. Continúe observándola y le dije conversaremos otro día, ya no sabía que decirle. Una semana después, un médico amigo me detuvo para preguntarme algo parecido: Qué es la UE, la OTAN? Puede ser bueno, pero no informan nada. Biden parece un viejo desubicado, aunque bregador, todo lo contrario de Putin, y este tampoco informa, solo amenaza. Uno siente que evade las preguntas y sólo responde sobre Rusia, cómo mantener su supuesto poderío. Me recuerda al muchacho peleón que no se deja ganar por nadie sin tener con qué responder. El médico amigo se fue triste, como estamos todos.
Mientras tanto continúa la confusión, el desorden, el desconcierto, la guerra y la muerte de inocentes. El sufrimiento del mundo es muy grande y cada vez más grave. Se desafía el aguante de la población y las sanciones de los aliados internacionales de los sectores democráticos, propaga más la guerra. Y Venezuela no escapa de esta confrontación. No sabemos, por ejemplo, para qué las facciones de las guerrillas colombianas ocupan nuestro territorio y no hay quien defienda a Venezuela. Y continuamos sin gasolina, sin gas, sin agua, sin electricidad, sin una política económica seria y bien pensada, la educación a todos sus niveles, abandonada. El mundo es hoy un gran desorden, un caos total, sin nadie que diga que le duelen las nuevas generaciones que gobernarán al mundo en las próximas décadas. Por estos días, concretamente el 13 de mayo, se han cumplido 105 años de las apariciones de la Virgen de Fátima en Portugal. Para quienes somos católicos, esta conmemoración es de gran significado. Todo lo que la Virgen les anunció a aquellos pastorcitos, se ha cumplido. Algo grave anunciado fue que Rusia esparciría sus errores por todo el mundo. Luchar contra Rusia y el comunismo es un deber de cada cristiano. La Virgen de Fátima, que ha animado a enfrentar esa plaga roja, continúe ayudando al mundo.
Joel Rodríguez Ramos