Recuerdo el cuento del “mocho” de la carreta que además de faltarle sus 2 miembros inferiores, no tenía sino un brazo con el que empujaba su improvisado vehículo compuesto por una tabla y 4 rolineras macizas con la que se movilizaba en el pueblo.
Un día emprendió por una pendiente y al tomar velocidad no pudo controlarla terminando de frente contra una Iglesia rompiendo varios cristales en la entrada.
El párroco molesto le hizo una advertencia: “Hijo, Dios os puede castigarte”. El “mocho” obstinado le respondió: “Me irá a quitar la carreta”.
Era lo único que poseía. ¿Cuál otro castigo le iba a poner Dios si ya estaba casi desmembrado viviendo de la caridad ajena?
Los 10 males con que fue advertido el Faraón se conocen como “Las 10 plagas de Egipto” o como «Las siete plagas» debido a que si bien en total fueron 10, a partir de la cuarta (mixtura) fueron padecidas únicamente por los egipcios y no por los israelitas.
Conforme al uso popular, la expresión quiere decir que alguien, algunos o todo un pueblo están recibiendo un padecimiento o castigo de proporciones bíblicas, es decir inimaginable e insuperable.
Venezuela sufre todos los días, porque parece que más de 10 plagas nos cayeron.
¿Cuál será la carreta que Dios podría quitarnos?
¿Las calamidades que está viviendo nuestro país serán parte de la maldición que Dios hizo a Adán y Eva cuando pecaron comiendo del árbol prohibido?
“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa”.
Venezuela forma parte de esta tierra y la condenación se desvió hasta nosotros como si la pareja pecadora hubiese sido de la Patria de Bolívar.
Las desgracias no cesan en Venezuela y cada día el tumor hace metástasis.
La ruina no puede esquivarse: Desde 2013 existe una crisis económica que crece a pasos agigantados de la mano de la corrupción, entre otros, como escenario de uno de los mayores desastres humanitarios de nuestro tiempo.
Alarmantes los acontecimientos que ocurren a diario por la falta de servicios cuyas maquinarias hace rato dejaron de recibir su engranaje o mantenimiento, llegando al desbarajuste que hoy vivimos.
Cloacas rotas y desbordadas dan la bienvenida a los turistas en Barquisimeto. Se necesitan 12 años de trabajo continuos para solventar los 1.245 kilómetros de red de aguas servidas que llegó al fin de su vida útil, estudio que en el año 2002 arrojó éste resultado.
En muchos sectores, de unos meses para acá hay un centro de huecos y mega huecos porque el asfalto está cediendo, se está hundiendo en casi toda la ciudad como un pase de factura por la falta de inversión de las autoridades.
Las tuberías de aguas blancas como negras están en un punto de colapso, y en las zonas donde se construyeron sin hacer los debidos análisis, es más probable que el pavimento socave.
Las capas del asfalto terminan cediendo por la presión y desgaste que existe actualmente. El diputado ante la Asamblea Nacional Guillermo Palacios, advirtió en octubre del año pasado sobre lo que iba a ocurrir, y como todo, no hubo ninguna prevención.
La crisis del agua en la ciudad y el país se traduce en una tragedia cotidiana que obedece a decisiones y omisiones, entremezcladas con corruptelas. En el Estado Lara, la desprotección y abandono moviliza a las comunidades.
Las tuberías cuya vida útil ha terminado, produce las fugas de tantos litros del vital líquido necesarios para la vida.
La falta de conservación en la red de distribución para consumo humano reúne las mismas causas de los otros capítulos que aquí cito. Igual que todo. Se acabó el mantenimiento.
El problema se extiende a todo el país. El Reporte Nacional “Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela” señala que 28 millones 621 mil personas no tienen acceso al agua de forma continua.
Lo que queda claro es que la crisis de este elemento en el país y la entidad, es producto de decisiones, acciones, omisiones y hechos de corrupción que han sido las causas del caos masivo que no garantiza a la población el derecho a la vida.
No he terminado: La crisis del gas se suma a los estragos anteriores.
Venezuela es el octavo país en el mundo con reservas probadas de gas natural. Rusia e Irán encabezan esta lista. En Suramérica, el país se ubica por encima de Bolivia. La cifra aproximada de la reserva es 201,5 billones de pies cúbicos (dato oficial hasta el año 2019, según Gaceta Oficial número 41 mil 648), pero atraviesa una escasez sin precedentes.
En Barquisimeto y el resto del Estado Lara la crisis del fluido data del año 2015. La escasez y dificultades para el despacho de bombonas a la población aumenta diariamente.
Las fallas eléctricas en Venezuela son otra plaga que nos castiga. Según la información del “Comité de Afectados por Apagones”, un ente independiente que registra los cortes de luz y sus efectos en la población ante la falta de cifras oficiales, el país sumaba 24 mil 561 cortes de electricidad en el primer cuatrimestre de 2022 según el comité que contabilizó en enero 2 mil 390 fallas y en febrero 4 mil 178. Hasta 8 horas diarias sin electricidad padecen localidades de los estados occidentales.
La Asamblea Nacional, en tiempo cuando funcionaba con todos los parlamentarios del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), transfirió al gobierno 110 millardos de dólares para invertirlos en el Sistema Eléctrico Nacional, pero por lo menos 50 de ellos fueron a parar a las cuentas de sus Ministros o a las de sus cooperadores.
La drástica denuncia que me formuló para este medio el Diputado Macario González Arias, según expertos, con una inversión de 5 millardos de dólares anuales por 3 años, volveríamos a tener un sistema eléctrico como el que disfrutamos hasta 1998, que posteriormente se fue deteriorando y que hoy nos mantiene a oscuras.
Por eso los cortes eléctricos forman parte de la rutina en Venezuela.
El ingeniero electricista Orlando Díaz, con cerca de 36 años de experiencia en el sector eléctrico, sistemas de potencia, consultor y gerente de proyectos me dijo también en una entrevista por esta vía que todo el sistema eléctrico está comprometido en Venezuela, y “hasta que se llegue a niveles adecuados de mantenimiento y nuevas inversiones en la ampliación de servicios, no se puede decir que tenemos un sistema eléctrico de la calidad y disponibilidad que se requiere. En este momento siempre vamos a estar sujetos a las variables normales de equipos envejecidos”.
En la institucionalidad del país no hay eco para detener el atropello ambiental que se está cometiendo en Carora, municipio Torres del estado Lara.
Prácticamente lo único que abunda en Venezuela es el caos.
La diputada María Gabriela Hernández, presidenta de la comisión del ambiente de la Asamblea Nacional también me explicó para esta página cosas dramáticas.
Se está usando mercurio en aguas y suelos en todo lo que es la protección del arco minero del Orinoco; el Lago de Maracaibo hoy uno de los de agua dulce más importantes de la América se encuentra absolutamente contaminado de petróleo.
Se navega sobre petróleo porque toda la infraestructura de tuberías que se instaló en el fondo del Lago está destruida emanando continuamente crudo a las aguas.
Hemos vuelto a la fase caótica de gasolina y el gobierno nada explica, mientras las colas kilométricas en las adyacencias de estaciones de servicio vuelven a ser un panorama de desesperación en la ciudad.
A Venezuela se le está agotando la comida. Los hospitales pasan por una sobrepoblación de niños enfermos mientras los doctores intentan trabajar con medicinas insuficientes y pocas máquinas de rayos X.
La economía va en un espiral directo al colapso y una crisis humanitaria tiene a multitudes de personas sumidas en la enfermedad y el hambre.
Durante los años 90, Venezuela fue una potencia de Sudamérica. Hoy todo está bajo escombros. Despilfarraron el dinero para el mantenimiento de toda la maquinaria de los servicios básicos en el país.
Todos sabemos dónde está esa plata. Si se pudieran revisar las cuentas de Ministros, exministros y colaboradores que se han ido del país, y de los que aquí quedan, encontraríamos la respuesta.
Por ejemplo, el diario español El País publicó el miércoles 4 de mayo que el juzgado de instrucción número 41 de Madrid le embargó más de 40 villas al ex viceministro de energía eléctrica de Venezuela Nervis Villalobos en Marbella, Málaga.
Según la publicación del rotativo, la Fiscalía Anticorrupción de España determinó que el ex funcionario en los tiempos de Hugo Chávez como Presidente, había blanqueado dinero y de esta manera ostentaba estas posesiones.
Villalobos fue detenido junto a otros socios, y de acuerdo a los datos obtenidos, el juez del tribunal que lleva esta nueva causa ha embargado 115 inmuebles, entre hoteles, bloques de apartamentos y pisos en distintas partes de España a la red que presuntamente blanqueó dinero de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El ex viceministro Villalobos, quien fue corresponsable de la prestación del servicio eléctrico en Venezuela entre 2001 y 2006, ya estaba siendo investigado por haber transferido casi 7 millones de dólares entre octubre de 2011 y junio de 2012 a una sucursal en Lisboa (Portugal) del Banco Madrid a través de una compleja madeja societaria, según fuentes judiciales.
¿En cuántos otros países habrá blanqueos de dinero sacados indebidamente del nuestro producto de la corrupción?
Qué proporción del dinero que se llevaron del aprobado para el sistema eléctrico nacional del que habló Macario disfrutaba el ex viceministro Villalobos?
¿Con todo el dinero saqueado de los fondos se reconstruirían todos los servicios deteriorados en Venezuela?
¿Con todas estas condenas, plagas y maldiciones que le cayeron a nuestra Patria, tendrán valor de quitarnos la carreta que nos dejó el hombre del cuento?
Orlando Peñaloza
