En estos días hemos celebrado el Día de la Madre de diferentes maneras. Unos tienen la fortuna de tenerla cerca. Otros sufren la ausencia impuesta por múltiples razones sociales, económicas y hasta políticas que las han obligado a irse del país. Por supuesto, también existimos quienes la vimos morir dejando un vacío insustituible por el resto de nuestras vidas. Pero, más allá de todos esos sentimientos y de otros que pudieran sumarse, quiero referirme a nuestra Madre Patria. A la de todos, nacidos aquí o fuera de nuestras fronteras que encontraron en Venezuela su razón de ser y de vivir.
Venezuela es nuestra Madre Patria. Ojalá no lo olvidemos nunca, así descuidemos en demasía las obligaciones que esta condición impone. Esta nación libertadora nos ha dado todas las oportunidades, al menos a quienes integramos nuestra generación y la de, al menos, nuestros hijos. Es hora de responder a la enorme obligación hasta ahora incumplida.
En poco más de dos décadas, bajo el llamado “socialismo del siglo XXI” bajo la dirección de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, el país ha sufrido una progresiva destrucción en todos los órdenes sin respuesta contundente. Podemos llamar esto dictadura, tiranía, autoritarismo, totalitarismo, en fin, no hay demasiadas formas diferentes para calificarlo. En el fondo todo significa más o menos lo mismo, aunque algunos perfeccionistas se empeñen en establecer diferencias en la interpretación de cada palabra. Como sea, todos los calificativos son contrarios a la idea de vivir con libertad plena y democracia. Para esto fuimos formados quienes nos levantamos bajo la dirección de partidos verdaderamente democráticos. Lamentablemente estamos por debajo de las expectativas que nuestra experiencia y formación nos señalan. Con las excepciones existentes, las hay, el tema es dramático. Políticos, empresarios, profesionales de todas las disciplinas, trabajadores sindicalistas o no, sentimos que el país se desmorona y que no son verdaderos los datos de una especie de repunte en lo económico y laboral a pesar de apariencias en esa dirección.
El planeta y el mundo están pendientes de cuanto aquí sucede. La invasión de Putin a Ucrania ha centrado la atención en ese tema, pero el peligro que Venezuela significa alineada y bastante dirigida por Cuba, con Nicaragua, ahora Chile –no sabemos por cuanto tiempo- y con la Rusia de Putin entre otros, está debilitando la solidaridad que hasta ahora hemos tenido de importantes países como Estados Unidos, Canadá y hasta la Unión Europea. Debemos agradecer infinitamente el respaldo pleno de Colombia y de su presidente Iván Duque a la lucha por la libertad venezolana.
Se agota el espacio. Paro ya basta de electoralismo inútil, de candidaturas precoces e inconvenientes, de luchar en el campo opositor con el adversario al frente. De este régimen no se sale por las buenas.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz
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