La producción nacional de café de la cosecha que acaba de concluir, está en el orden de los 460.000 quintales, volumen que resulta insuficiente para atender el consumo interno, que aun cuando ha registrado en los últimos años una caída significativa, aún está en el orden de los 760.000 quintales.
Pedro Vicente Pérez, directivo de Fedeagro y especialista en café, admite que existe un déficit de 300 mil quintales que está siendo atendido por las importaciones que realizan bodegones, porque no hay en estos momentos, al menos en forma oficial, noticias sobre café importado por el sector procesador,recuerda que en la época de oro de la caficultura venezolana, la producción nacional era de 1 millón 400 mil quítales, se abastecía el mercado interno y quedaban alrededor de 400 mil quintales para las exportaciones; sin embargo, en la medida en que comenzaron a aplicarse en el sector políticas erradas en cuanto a la falta de estímulos y de precios para el producto, la producción comenzó a caer debido a que los caficultores comenzaron a abandonar el campo por falta de rentabilidad.
No es ningún que en estos momentos en Venezuela, los intermediarios son los que están obteniendo las ganancias, ya que el 95% de la comercialización está en sus manos, lo que les permite adquirir distintos tipos de café directamente al producto a precios variados y con calidades distintas, realizan las mezclas y de esta manera aumentan sus ganancias, aun cuando la calidad del producto desmejora.
No descarta Pérez que en el mediano plazo, aun cuando ha habido caída significativa en el consumo de café, debido al alza del precio que se ubica en 48 Bs/kg, equivalente a cerca de 9 dólares, la familia venezolana lo consume, pero no lo tiene entre los productos de primera prioridad a la hora de hacer las compras, se registren fallas intermitentes en el suministro de café.
Por otra parte, hace referencia a un fenómeno que se viene presentando en el país, y es que los caficultores están tostando el café cosechado, lo muelen y lo trasladan a las grandes ciudades como Caracas, Barquisimeto, Valencia, los Teques, donde es muy común ver en los comercios de la economía informal café de Chabasquen, Guárico y Biscucuy, lo que han estado tratando de combatir la agroindustria, pero les ha resultado imposible, por cuanto se trata de un “rebusque” que tienen los caficultores.
También se conoce de empresarios formales, que compran directamente el café muy barato a los productores, lo almacenan y lo ponen a “engordar”, luego lo van importando poco a poco a los mercados internacionales donde tienen sucursales, obteniendo ganancias significativas.
