«Una de las caras de la crisis universitaria: sus profesores mayores», es el titulo del reciente informe del Observatorio de Universidades (OBU), donde denuncian los problemas que aquejan al gremio.
«El 25% de los profesores activos en las universidades venezolanas supera los 60 años. Si se suma el porcentaje correspondiente a los profesores pertenecientes al grupo etario de 40 a 59 años, la proporción de quienes se mantienen activos después de haber alcanzado el derecho a la jubilación sobrepasaría con mucho aquel 25%», se lee en el documento.
En el texto, señalan que esta cifra se debe a los bajos salarios y la pérdida de atractivo de la carrera académica «por los bajísimos salarios y el éxodo profesoral» que ha conducido a contingentes numerosos a emigrar.
De igual forma, añade que la jubilación en cuanto derecho legal ha dejado de constituir un beneficio económico «dado su insignificante monto».
«Todas estas circunstancias ponen de manifiesto el envejecimiento que acusa el cuerpo académico de la mayoría de las universidades públicas», acotan.
De igual forma, destacan que «solo un 13% de los profesores activos se encuentra en el grupo etario 25 a 39 años lo que evidencia la debilidad del proceso de recambio generacional».
Puntualizan que «la dedicación exclusiva al ejercicio de la profesión solo se conserva en el estrato de 60 años o más, disminuyendo considerablemente en los menores. El 60% de los mayores de 60 años ejercen su profesión a dedicación exclusiva, en comparación con el 31% del estrato de 25 a 39 años».
«Alimentándose poco y mal«
Sobre el tema alimentario, el informe de OBU resalta que casi la mitad de los profesores de 60 años o más (49%), ha tenido que vender o trocar algún bien personal en determinada ocasión para comprar alimentos.
«El aumento salarial impuesto en marzo de 2022 castiga severamente a todos los profesores universitarios, pero con mayor intensidad al estrato de 60 años y más. Entre otros beneficios afectados, las primas por antigüedad y profesionalización se reducen significativamente y la de titularidad desaparece», expresa el informe.
«Si la intención es, como parece, desalentar la carrera académica y la permanencia del profesorado en la universidad, las consecuencias son patentes entre los sexagenarios y los aún mayores», sentencia.
Salud
En materia de salud, agrega el Observatorio de Universidades que un 90% de los encuestados declara tener dificultades de acceso a los medicamentos.
«La morbilidad del profesorado universitario de edad avanzada puede superar el 40% en algunas patologías. Hipertensión y patologías visuales ordinarias (miopía y astigmatismo) aparecen como las más frecuentes», manifiesta.
Emociones
Con respecto a la condición emocional de los profesores de edad avanzada, señalan que estos reportan «frustración, rabia, desesperanza y tristeza».
«Esos sentimientos expresan la evaluación que hacen de su vida cotidiana y no pueden desvincularse de que, si proyectan su situación y la de su universidad en el tiempo, el cuadro es desolador, sobre todo porque pueden comparar con un antes mejor y saben que es casi imposible volver a disfrutar de buenas condiciones laborales en un campus universitario con infraestructura adecuada, laboratorios dotados y bibliotecas actualizadas. Eso produce frustración y tristeza en casi la mitad de los encuestados», concluye el informe.
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