Todos los fines de semanas miles de larenses, sobre todo niños, juegan al beisbol en distintos barrios y caseríos a lo largo y ancho del Estado. Allí se reúnen amigos y familiares para compartir y disfrutar del aire libre teniendo como motivo medular al deporte rey. Los niños sueñan con llegar a grandes ligas y los padres se satisfacen simplemente con brindarles la oportunidad de llevar una vida sana y productiva ayudada por la disciplina que impone la práctica de cualquier deporte.
También el beisbol es vinculo entre empresas, instituciones públicas y comunidades de vecinos, cada quien organiza su equipo y realizan torneos donde se juega el orgullo de los grupos humanos representados en el team, de esta constante fragua surgen peloteros de alta competencia que culminan integrando novenas doble A desde de las cuales han salido peloteros que son contratados en el beisbol profesional y en las grandes ligas.
Este fue el mundo de Alberto Beto Rivero, el beisbol doble A en el cual cumplió jornadas estelares durante décadas, representando a Lara en ocho campeonatos nacionales y más de diez interestatales, además de múltiples torneos inter institucionales. Compartió campo con muchos jugadores que luego llegaron al profesional y las grandes ligas, él, con todo y ser de alta competencia con varios títulos como campeón bate y fildeador de primera nunca asumió esta posibilidad por dedicarse a levantar una familia que lo necesitaba a tiempo completo.
Su pasión es jugar beisbol y cuando cumplió el ciclo del doble A, representó a Lara en diez campeonatos nacionales de softbol y para mantener este vinculo con el guante y la pelota no ha dejado de jugar en las jornadas de fines de semana, de esta forma se convirtió en leyenda porque a los sesenta, a los setenta y a los ochenta años de edad ha mantenido fuerzas para pararse frente al home y darle un batazo al pitcher mas pintao.
Hombre humilde nunca blasona de su trayectoria y lo que si reclama como premio de esta entrega al beisbol es que tiene amigos en todas partes, disfruta como un niño del saludo y el abrazo de quienes lo reconocen en las calles y le muestran su afecto y su admiración. A sus 84 años continua dando apoyo a sus hijos y nietos, recorre varios kilómetros al día en su bicicleta y mantiene en perfecto estado una mini granja sembrada de árboles frutales,
Los vecinos de la urbanización Santos Borgel decidimos hacerle un homenaje, al deportista incansable, al ejemplar padre de familia, al amigo colaborador que siempre tiene tiempo para hacer un favor. Invitamos al Cardenales de Lara para que participara en el homenaje y Humberto Oropeza lo aprobó de inmediato y comisionó al licenciado Miguel Raymondi, Gerente de Mercadeo para que asumiera la responsabilidad de concretarlo, Como orador de orden invitamos a Lázaro Aranguren, quien accedió gustoso y cumplió el compromiso con lujo de palabras.
Jacquelin Gallardo, Karen Hernández ,Mariangel Gordillo, Krisbell Herrera y Yoly Dluca fueron el comité organizador y durante varias semanas dedicaron su mejor esfuerzo para el éxito del acto. Vino el Guarito y fue un sacudón de alegría para todos, también hubo juego de garrote, machete y cuchillo, realizados con impecable maestría, espectáculo a cargo de familiares de Beto Rivero.
Horas más tarde Miguel Cabrera bateó su hit número tres mil y ese día en la Urbanización Santos Borgel hubo júbilo total porque la alegría del beisbol achico las penas de la pandemia y de otros pesares, ese día la amistad, la solidaridad y la buena vecindad nos hizo exclamar Viva Venezuela, Viva el Beisbol, Viva Cardenales de Lara.
En verdad nuestro equipo sabe meterse en el corazón de su pueblo y compartir con ellos el inmenso amor popular que tiene la gente sencilla hacia el beisbol. Adelante Cardenales, cuenten con la lealtad de su fanaticada.
Jorge Euclides Ramírez