HUELE A TIERRA QUEMADA
Hablar de corrupción en Venezuela es hablar de la consolidación de un patrón que incentiva y protege la malversación y desvío de recursos públicos en beneficio de un pequeño grupo.
Las dimensiones grotescas del pudrimiento abarcaron la geografía nacional con importante impacto internacional, dañaron los más diversos sectores e instituciones, y repercutieron, aún con más intensidad, en las condiciones de vida de todos los venezolanos.
Los indicadores de universidades y centros de investigación señalan el aumento de la desnutrición, la caída del poder adquisitivo del bolívar y el salario, la agudización de la crisis de gasolina, gas, electricidad, agua y salud pública, entre otras necesidades básicas.
Asumo el tema, sin convertirme en adversario político del sistema, sino por continuos y alarmantes señalamientos de dirigentes políticos, como las del abogado, profesor universitario y miembro de la fracción parlamentaria de Voluntad Popular Macario González, quien recientemente me declaró para este medio, que la Asamblea Nacional, en tiempos cuando funcionaba con todos los parlamentarios del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), transfirió al gobierno 110 millardos de dólares para invertirlos en el Sistema Eléctrico Nacional, pero por lo menos 50 de ellos fueron a parar a las cuentas de sus Ministros o a las de sus cooperadores.
Me dijo que en la Asamblea Nacional, con datos muy precisos, apoyados en expertos en el caso, se ha demostrado de manera fidedigna que el SEN fue destrozado por la corrupción roja.
Sustentó su criterio con el dato irrefutable de que cuando Hugo Chávez y su grupo revolucionario llegó al poder, Venezuela exportaba energía hacia Colombia y Brasil, y teníamos un sistema eléctrico estable descentralizado con profesionales bien pagados y la mejor preparación.
O sea, éramos felices y no lo sabíamos.
Al preguntarse cómo hicieron Chávez y Maduro para destrozar al país y dejarnos a oscuras, no encuentra otra explicación de que casi la mitad del dinero de que dispusieron percoló hacia los bolsillos de los burócratas en este sistema, que además de incompetente, fueron vulgares pillos por lo cual muchos de ellos están solicitados ante la justicia internacional imputados por lavado de dólares, dinero proveniente de comisiones de compra de equipos de segunda y terceras manos.
Tomó la palabra de algunos expertos para señalar que, con una inversión de 5 millardos de dólares anuales por 3 años, volveríamos a tener un sistema eléctrico como el que disfrutamos hasta 1998, que posteriormente se fue deteriorando y que hoy nos mantiene a oscuras.
Pero ¿cómo se entrega esta abultada cifra a los conductores de un país que han dilapidado nuestros recursos mediante un mecanismo de corrupción que opera en todas las esferas del poder, con un patrón de corrupción que ha llevado a Venezuela hasta una crisis sin precedentes?
Se dice que la deshonestidad desvergonzada fue uno de los factores que contribuyó a la caída de civilizaciones antiguas, como la del imperio romano.
Venezuela está sumida en una de las peores corrupciones de la historia en todos los niveles y nadie sabe quién es quién. Nadie se atreve a lanzar la primera piedra.
El pasaje bíblico dice así: Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron: Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en acto de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrearlas. ¿Qué dices?
Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y como lo acosaban a preguntas, se incorporó y les dijo: “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, ¡que tire la primera piedra!”.
Son palabras que aunque no siempre hablan de una mujer adúltera, tienen la ventaja añadida de poder aplicarse a cualquier contexto.
Si la falta de rectitud es mundial, la corrupción en Venezuela es considerada alta para los estándares mundiales y prevalente en todos los niveles de la escala social venezolana.
La costumbre de los alumnos de enseñanza media y superior de copiarse en los exámenes, la piratería de películas y música, el robo en los trabajos, el gran número de fraudes cometidos en el sistema de asistencia médica y el uso de esteroides en los deportes, quedan reducidos a su mínima expresión cuando tocamos niveles más altos que hacen metástasis en todos los organismos del Estado.
Alguien puede practicar la corrupción en tu nombre. Aquel a quien le diste tu voto también le ensanchaste un cheque en blanco para que pusiera la cifra. Eso es lo que hace tu favorecido cuando le da la gana. Puedes reclamarle pero no te oye porque sabe que voto (cheque en blanco) que se da, no hay manera de quitarlo. Durante mucho tiempo puede seguir poniendo ceros a la derecha.
Esa ha sido la caída de la bandera de la ética y moral del país. La corrupción es un problema moral que menoscaba el orgullo de los ciudadanos de pertenecer a la nación que la tolera por mucha patria que se pregone, del cual debemos cuidarnos en un mundo deshonesto donde todavía podemos ser honrados, aunque, según el Duque de Otranto, el francés Joseph Fouché, “todo hombre tiene su precio. Sólo hace falta saber cuál es”.
Orlando Peñaloza