Un sistema de cámaras trampa para monitorear las especies que coexisten con la cotorra margariteña (Amazona barbadensis) en el bosque seco de la península de Macanao, en la isla de Margarita (Nueva Esparta), ha implementado la ONG ambientalista Provita, como parte de las actividades del Programa de Conservación de esa ave.
José Manuel Briceño, subdirector de Provita para Nueva Esparta, asegura que las cámaras están ubicadas en diferentes zonas con el fin de hacer seguimiento a la fauna local, así como al comportamiento humano en el bosque seco.
“Esto permitirá dirigir las diferentes estrategias con el propósito de reducir el impacto humano en la zona y, por ende, reducir su impacto en la fauna silvestre”, explicó.
Por este motivo, recientemente la ONG Ambientalista Provita realizó en su sede de Macanao un taller sobre el uso de cámaras trampa para monitorización de pequeños mamíferos, vertebrados y propiamente de la cotorra cabeciamarilla.
Briceño destacó que la intención de la ONG es fomentar en su equipo el aprendizaje de las mejores técnicas con el propósito de implementarlas y obtener resultados de calidad que redunden en una mayor y mejor precisión de las especies que habitan el bosque de Macanao.
“Para nosotros resulta de gran importancia conocer detalladamente el comportamiento de las diferentes especies que coexisten junto a la cotorra margariteña en el bosque seco de Macanao, además es una gran oportunidad dado que eso nos permite accionar de mejor manera para garantizar un hábitat adecuado”, precisó.
Inicialmente las cámaras trampas le permitirán a la ONG conocer más sobre especies silvestres como el venado de Margarita (Odocoileus margaritae) y el cunaguaro (Leopardus pardalis), entre otras.
Durante el taller, la doctora Izabela Stachowicz, investigadora asociada del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y profesora asistente de la Universidad de Lodz (Polonia), expuso su experiencia con el manejo de cámaras trampa para el estudio de los impactos de las perturbaciones de origen humano en las comunidades de mamíferos.
“El objetivo del taller fue dar a conocer la fuerza de esa herramienta que nos permite registrar en corto tiempo la presencia y comportamiento de diferentes especies como mamíferos, aves y, desde luego, también la presencia humana”, precisó Stachowicz.
Desde hace más de 33 años, Provita ha trabajado en la recuperación de las poblaciones silvestres de la cotorra cabeciamarilla, también conocida como cotorra margariteña. Para 1989 el ave llegó a contar con unos 700 ejemplares en vida silvestre y de acuerdo al último censo suman más de dos mil individuos silvestres.