#EntrevistaDominical Politólogo Wilfredo Páez: Con una concertación nacional es posible resolver la crisis y reconstruir el país #17Abr

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Aplicando el sentido común, la inteligencia y el talento de los venezolanos mejor preparados, es posible recuperar la democracia, resolver la crisis y reconstruir el país.

Y para ello no hay que esperar al próximo año, sino comenzar de una vez, plantea el politólogo y profesor universitario Wilfredo Páez, a la dirigencia política y a la sociedad en general.

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¿Cómo lograr esos objetivos?

Buscando, desde ya, una ruta electoral apetecible, atractiva y viable. El fundamento esencial es que más del 70 por ciento de la población no cree y rechaza a quienes han detentado el poder por espacio de veintidós años, porque han secuestrado las instituciones,  destruido el aparato productivo nacional y no están dispuestos a cambiar de políticas, sino seguir el modelo castrocomunista y mantener alianzas con países regidos por regímenes autoritarios. Al mismo tiempo, no hay confianza en la dirigencia política por cuanto tiene la misma conducta de hace cuarenta años, incluyendo los nuevos actores de los partidos.  Sin embargo, la situación puede cambiar si se hace un esfuerzo con la participación de todos y no de grupos o individualidades.

Desde que se instaló este gobierno, ha colocado obstáculos y puesto en práctica mecanismos para convertir a los partidos de oposición en unos tarantines, sin  financiamiento y sin seguridad jurídica.

Los más antiguos, Acción Democrática y Copei, uno con 80 años y el otro, 76 años, tienen dos corrientes: una, la tradicional; y la otra, impuesta por el gobierno. Y así como ellos, los demás partidos también se encuentran en condiciones muy precarias

Este manto que envuelve a la oposición permite que Nicolás Maduro si se abre hoy un proceso electoral y mañana son las elecciones, las gana con los poquito votos que tiene  y los que puede atraer. De allí que el sector opositor debe evitar una nueva frustración en la población.

¿Qué hacer de inmediato?

Generar una matriz de opinión en torno a un proyecto político viable e ir a un proceso electoral amplio, sin exclusiones, sin distinciones, en que todos participen, incluyendo los que se encuentran fuera del territorio nacional.

Para salir de Augusto Pinochet, cuya dictadura duró desde 1973 hasta 1990, se unieron todos los partidos que lo habían combatido, incluyendo a los que estaban afuera. Ese es el mejor ejemplo a seguir aquí.

Lo que está planteada es una concertación nacional desde ya. No esperar al 2023. Porque hay que recorrer todo el país. En las primarias debe haber amplitud y los candidatos, sean hombres o mujeres, deben tener oportunidad de expresar su pensamiento de derecha, centro o izquierda. Se requiere hacer un plan de gobierno en el que participen todos los sectores y el cual no sólo sea para ese más del 70 por ciento de quienes rechazan a este gobierno, sino para el cien por ciento de los venezolanos.

¿Cómo serían esas primarias?

Deben ser confiables, transparentes y justas. Hay que contar con las universidades, porque éstas tienen un gran prestigio. Aunque la Universidad Central de Venezuela está desmantelada, tiene especialistas en materia electoral. La Universidad Católica Andrés Bello lleva años trabajando en la situación de pobreza de Venezuela y en la democracia. Además hay gente que trabajó en el Consejo Nacional Electoral, que puede aportar sus conocimientos en unas primarias. Y, desde luego, hay que solicitar la participación de organizaciones internacionales que puedan garantizar la legitimidad del proceso.

Quien salga triunfante tiene que contar con el apoyo de todos los demás competidores, porque habrá el compromiso de trabajar en el proyecto de gobierno y, por supuesto, en ir unidos a las elecciones que sean convocadas.

¿Cómo pensar en un proyecto de gobierno si se requieren de miles de millones de dólares para reconstruir la industria petrolera, las siderúrgicas  y el Sistema Eléctrico Nacional, además de los servicios de educación y salud?

Este plan tiene que ser por lo menos de veinte años porque será, en líneas generales, el proyecto de reconstrucción del país. Y desde ya hay dos ventajas para cumplirlo: Primero, existe una experiencia en las industrias y segundo, Venezuela, desde el punto de vista geopolítico, reúne las mejores condiciones para la inversión en Latinoamérica. En este aspecto estamos por encima de Brasil, que es la séptima economía del mundo, y que Colombia, que viene de vivir una etapa de cincuenta años de violencia.

Esas condiciones son dadas por las enormes reservas de  petróleo, la posibilidad de desarrollar una poderosa industria petroquímica, planificar proyectos en la  minería y  aprovechar las demás riquezas que tiene el país.

Importante es destacar que Estados Unidos y Europa siempre han mostrado interés por invertir en Venezuela.

En el siglo veinte comenzó un proceso muy importante de desarrollo en todas las áreas del país, especialmente en la educación y  la salud. Y en la década de los sesenta ya Venezuela se perfilaba como un país con un gran crecimiento económico.

Tenemos que situarnos en el siglo 21, que es del conocimiento y de la tecnología avanzada. Es por tanto hora de que las universidades tengan la mayor participación en todo el proceso de recuperación de la economía nacional, por cuanto tienen el talento para hacerlo.

Y hay un elemento fundamental que no podemos dejar de tomar en consideración: Una gran parte de los venezolanos que se han ido del país son profesionales calificados, e incluso trabajadores muy bien preparados. Si no todos, una gran cantidad de ellos volvería  para contribuir al proceso de recuperación económica que se producirá una vez que  haya un cambio político, como es que se ha estado esperando todos estos años. 

¿Qué va a pasar con los que han estado respaldando a este gobierno?

Esa gente es la misma que encarnó al Juan Bimba de los adecos al comenzar el proceso democrático, la misma que formó el chiripero cuando los partidos empezaron a perder confianza y la misma que vio en Chávez una forma de resolver sus problemas, pero no lo ha logrado porque, al contrario, ahora vive peor. Esa gente, en la cual no están los que han disfrutado del poder, espera que cambie su situación porque sufre en estos momentos muchas penalidades y está afectada por una gran frustración. Es por ello que es necesario una concertación nacional, un liderazgo confiable y un proyecto viable de reconstrucción de país, por cuanto existen las condiciones para lograrlo. Hay que proponérselo comenzar de una vez a mirar hacia adelante.

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