En las áreas más vulnerables de la población de Lara, como ocurre en todo el país, está aumentando la pobreza, que trae como consecuencia mayores casos de desnutrición, prostitución infantil y masculina, trata de blancas, deserción escolar y menores que viven en la intemperie.
Así lo ha constatado, y lo dice a Elimpulso.com, el padre Omar Gutiérrez, presidente de Cáritas Diocesana Barquisimeto y quien, junto al padre Pablo Fidel González, está al frente del voluntariado de esa institución social.
Es de destacar que el Papa Francisco ha recomendado, para el viernes santo de este año, reflexionar sobre el voluntariado de la Iglesia y que las familias lleven ese día la cruz del Viacrucis.
Labor loable
¿Qué hace el Voluntariado de Cáritas?
Es el que se dedica a llevar adelante las obras sociales de la Iglesia, explica el padre Gutiérrez. Se ocupa de atender las necesidades de las personas en cualquier lugar, aunque éste esté muy apartado. Se caracteriza por la gratuidad para atender a los pobres, a los más necesitados y no está mirando condición social, ni política, ni religiosa, porque pone el centro en la dignidad de la persona humana, en particular de los más vulnerables.Y una de las cosas en las que ha venido trabajando en el correr de los últimos años es el cuidado de los niños desnutridos.
Es muy preocupante que, a nivel nacional, el 13 por ciento de los niños presente desnutrición y por esa razón, la Iglesia Católica se ha dedicado a atender a esos niños a través de distintos programas.
Al respecto Cáritas Diocesana Barquisimeto está cumpliendo, a través del voluntariado, una labor extraordinaria. Además de la alimentación, a las personas se les proporciona atención médica jornadas que lleva a cabo mediante la alianza que se ha alcanzado con la Fundación Nena, subrayó. Los servicios médicos son completamente gratuitos. Todo eso lo lleva a cabo el voluntariado y los sacerdote son los coordinadores.
En Los Rastrojos, por ejemplo, ya tienen un ropero y una farmacia popular, asi como atención médica y psicológica. Aunque ese trabajo del voluntariado no es reconocido por algunas personas, ni por algunos entes, no se ha paralizado y se sigue haciendo con mucho entusiasmo todos los días y cada uno dando lo mejor de si, sobre todo en este tiempo de cuaresma en que el Papa Francisco nos invita a servir a los más débiles y a los más frágiles.
La onda expansiva de la pobreza
¿Cómo ha visto usted la pobreza en los sectores más deprimidos de la región?
Va en aumento. Hay niños en riesgo de desnutrición y otros ya muy desnutridos. Familias que no tienen fuente de trabajo para sostener el hogar. Núcleos familiares desintegrados. Difícil acceso a servicios médicos, escolares y recreativos. Y eso lo obervamos cuando vamos a los barrios para llevar asistencia comunitaria. La pobreza se ha extendido como una onda expansiva en todos los sectores. No está tocando nada más al que no tiene, sino también al que tiene. Y nos encontramos con realidades muy traumáticas, donde hay niños cuyos padres los han dejado al cuidado de parientes, pero se sienten solos. Ha aumentado la prostitución infantil, la trata de blancas y también ha crecido la prostitución masculina, además de la femenina. Todas estas situaciones graves ocasionan consecuencias negativas y perjudican el desarrollo del pueblo.
Consideramos que todo esto, que resumidamente estoy exponiendo, amerita urgente atención por parte del Estado y, desde luego, de instituciones de la sociedad en general.
Solidaridad con los enfermos
¿Cómo ha visto las consecuencias que ha traído la pandemia de la COVID-19 en los sectores pobres?
Los tratamientos son muy costosos para las personas que han contraído esa enfermedad y para quienes todavía la padecen. La Iglesia ha venido, en medio de las dificultades, de ayudar a mucha gente en las parroquias.
A mediados del año pasado cuando la pandemia alcanzó niveles muy altos, la gente tocaba a las puertas de sus parroquias para que le ayudaran a buscar medicamentos, tratamiento. Gracias a la generosidad de muchas personas fue posible encontrar el apoyo necesario.
Comprobamos que durante esta pandemia el ser humano sacó lo mejor de sus sentimientos y lo peor, también, porque muchos se encerraron y no se abrieron a la solidaridad. El voluntariado estuvo atento a los casos de COVID-19. Por ejemplo aquí en Sarare, donde fue instalado un centro centinela, el Estado no pudo suplir todo porque los medicamentos eran muy costosos; pero, el voluntariado estuvo muy atento, ayudando a muchos enfermos y vimos que se formaron grupos de apoyo que demostraron disposición para socorrer a los más necesitados.
Los protocolos que están a cargo de los organimos de salud fueron muy buenos y tenemos que reconocerlo. Caritas Barquisimeto aportó cinco aparatos que permitían respirar y mejorarle lo pulmones a los pacientes que se encontraban con dificultades.Ahorita vemos a la gente muy tranquila porque piensan que la pandemia ya pasó, sin embargo hay que mantener las medidas preventivas.
La olla solidaria
Dentro de las actividades del Voluntariado, usted ha dicho que se está dándole comida a muchas personas. ¿Qué se está haciendo para mantener ese programa?
Tenemos lo que se conoce como olla solidaria u olla comunal. En esa actividad hay una participación extraordinaria del Voluntariado, ya que éste se encarga a activar a todos los componentes de la parroquia: comerciantes, empresas, artesanos y vecinos. Hacen una especie de planificación acerca de los recursos que genera esa parroquia a través de los diferentes establecimientos. Y se han venido organizando de tal manera que han logrado tener benefactores para sostener esas obras de solidaridad.
Es asi como se obtienen caraotas, quinchonchos, frijoles, arroz, harina, huevos, carne, verduras, pastas y cualquier producto alimenticio, de modo que se pueden hacer sopas y otros platos. Ese trabajo del Voluntariado es para ayudar a los pobres. En Sarare hemos logrado de lunes a viernes darle de comer alrededor de 300 a 350 personas, especialmente niños, embarazadas y ancianos. Traen su envase, se les da la sopa o cualquier otro tipo de comida y se la llevan a su casa porque se toma la medida de que no haya agrupaciones de gente, para evitar posibles contagios de la pandemia. Ese trabajo no se ha paralizado y gracias al voluntariado la gente tuvo que comer en los días de mayor incidencia de la enfermedad y actualmente porque todavía existe la pandemia.
Bolsas de comida
Aparte del Voluntariado, ¿qué está haciendo Cáritas?
Cáritas se ocupa de los pobres. Está desarrollando un programa nacional de distribución de bolsas de alimentos, contando con el apoyo de la ONU.
¿Cuál es la zona más afectada por el hambre?
En Lara son los municipios foráneos. No puedo nombrar todos los sitios que tienen mayor pobreza porque son muchísimos, pero sobre todo en Morán y Sarare, debido a la desnutrición. Dentro de Iribarren, el norte. Incluso en el centro de la ciudad hay muchísimos pobres que no encuentran cómo alimentarse. Pero, esto no es solamente en Lara. Es en todo el país.No se esconde la realidad.
¿Qué recomendaciones podría hacer usted, que ha visto esta situación en todas partes de Lara?
El Estado, como estructura organizativa, debe reconocer la existencia de estos problemas. No se puede cerrar, tiene que abrirse, desde el gobierno nacional a las gobernaciones y las alcaldías. No se pueden esconder las realidades. Tarde o temprano habrá el reclamo.
No sólo hay que mirar lo que está ocurriendo, sino elevar la dignidad de las personas que están sufriendo, sin ningún tipo de distinción política, religiosa, de raza o de color de piel.
No se puede politizar la ayuda. Tienen que haber políticas que tengan como fin el bien público. Lo más recomendable es lograr alianzas para ayudar a la gente pobre. La Iglesia no es una tercera vía entre el socialismo y el capitalismo. Nuestra misión es ayudar a los desprotegidos como lo estableció Jesucristo.