De prepararse para unas primarias con el fin de tener un candidato para las presidenciales del 2024, los partidos estarían claudicando. Al haber perdido credibilidad tienen que admitir haberse equivocado, comenzar por recomponerse y acompañar a la sociedad en la movilización para desplazar a quienes detentan el poder.
Con estas premisas será posible que las organizaciones políticas, que realmente enfrentan al régimen, puedan empezar a conseguir confianza entre la gente que hoy ha perdido credibilidad en la dirigencia política venezolana, según las apreciaciones de Johan Perozo, periodista egresado de la Universidad Central y magíster en consultoría política de la Universidad Pontificia de Salamanca, entrevistado por Elimpulso.com.
Definirse
Tras la repetición de las elecciones para la gobernación de Barinas, cuando se unieron diferentes organizaciones políticas que derrotaron al gobierno, se han hecho planteamientos relacionados con la unidad y la posibilidad de tener un candidato unitario para las presidenciales. ¿Qué nos puede decir de esta oposición?
Hay que tratar de definir qué es la oposición. Generalmente, uno supone que todos aquellos que se oponen al régimen que detenta el poder, conforman el sector opositor. En ese sentido hay que hacer una disección bien exacta, porque aquí hay grupos que dicen ser de oposición, pero al mismo tiempo están asociados con el régimen. Son socios del régimen, pero como oposición.
Habría que pasar una raya para poder precisar y decir de quién estamos hablando. Identificar los grupos que de manera directa confrontan al régimen. Pero, como hay una dispersión muy amplia, se hace dificultoso hacer una definición.
Como el régimen ha sido muy hábil en tratar de eliminar el sistema de partidos, que es uno de los grandes problemas que se está viviendo en Venezuela, podemos ver que esos que se hacen llamar el G-4 sólo están conformados por Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo. A los que eran Voluntad Popular y Acción Democrática les fueron arrebatados sus nomenclaturas y símbolos, para entregárselos a unas personas que se hicieron socios del régimen. Si seguimos en la misma línea argumental ya el G-4 lo que tiene en funcionamiento son dos partidos.
Luego vienen los que nunca formaron parte de ese G-4 y los cuales son: el movimiento que dirige la señora María Corina Machado, que se conoce como “Vente Venezuela”, la Causa R y otros más que han conservado la posición política de confrontar al régimen.
Claudicación
¿Qué piensa del planteamiento del relanzamiento de partidos y la realización de unas primarias, para escoger al candidato presidencial de la oposición, formulado esta semana por Juan Pablo Guanipa?
Lo que ocurre con él es que ha tenido una actuación un tanto ambigua. Sale del país, entra al país. Hoy está de acuerdo con una cosa, mañana, no. Después aparece en una zona que no tiene nada que ver con ella. Es difícil, por tanto, apreciar cuál es la intención de esa propuesta.
Pero, en todo caso, entendemos que la propuesta está dirigida a admitir que aquí no se puede hacer más nada en la lucha contra el régimen, sino a esperar que, teóricamente, se lleve a cabo la elección presidencial en el 2024 y de una vez prepararse con ese fin.
Sería esta una claudicación en la lucha que se ha mantenido contra el régimen, al cual se le ha acusado de usurpador y otros calificativos que lo legitiman para ejercer el poder.
Una inmensa mayoría de venezolanos creemos que este régimen está montado sobre un mar de ilegitimidad y que, además de no existir el Estado de Derecho, las instituciones han sido borradas por completo.
Entonces, proponer que se deben hacer primarias para competir por la presidencia de la República, es admitir que lo que se dijo antes contra el régimen no era verdad y que el régimen sí tiene legitimidad y, por consiguiente, en ese marco de legalidad hay que prepararse para las elecciones.
Liquidación
¿Tiene sentido relanzar los partidos?
Si algo hace falta es recomponer el sistema de partidos en Venezuela, porque el régimen ha logrado liquidarlo mediante una serie de maniobras. Contra AD y Voluntad Popular se utilizó la ilegalidad representada por eso que llaman el Tribunal Supremo de Justicia, pues sabemos que ésta es una institución completamente ilegal. Surgió un 23 de diciembre, a medianoche, antes que asumiera el nuevo parlamento que había sido elegido en ese mes del 2015. A esos partidos les arrebataron nomenclaturas y símbolos para entregarlos a personas que manejan eso como franquicias del régimen.
Creo que la reconstrucción del sistema político es fundamental para la democracia, pero no será posible hasta que no cambiemos la situación política del país.
En estos momentos el sistema se encuentra lesionado, no funciona debidamente y no va a funcionar debidamente mientras este régimen se mantenga en el poder.
Este planteamiento de recomposición de partidos habría que estudiarlo bien, porque esa tarea requiere que haya plena democracia para llevarla a cabo.
Equivocación
Entonces, ¿qué pueden hacer los partidos para salir a flote?
Comprender su propia realidad y admitir que se han equivocado todo este tiempo, en que han estado comandando la lucha que la sociedad ha venido dando para tratar de cambiar la situación política.
Tienen que admitir que los caminos que han escogido no han sido acertados.
Deberían los principales liderazgos que subsisten en los partidos sentarse con calma, con una panela de hielo en la frente, para tratar de crear una visión real de la situación real del país.
Después que tengan una visión clara tratar de ponerse de acuerdo en una oferta de un plan concreto, que lleve a la sociedad a concientizar, organizarse y movilizarse para desplazar al régimen del poder, que es lo único que permitirá que las cosas se recompongan en Venezuela. Hay fuerza suficiente para ello. Luego que eso ocurra, comenzar a reconstruir el entramado institucional.
Si la mayoría de la población no cree en los partidos porque, como usted ha dicho, se han equivocado, ¿cómo podrían volver a creer en ellos?
Precisamente el problema más grave que tienen los partidos es la falta de credibilidad. Y la han perdido, incluso, en las comunidades que forman parte en esas agrupaciones, sobre todo porque quienes las dirigen se han enquistado en los cargos direccionales al punto que tienen, por lo menos, el mismo tiempo del régimen que está en el poder. En ese tiempo no han hecho ningún evento interno que pueda renovar los liderazgos.
Aún más, en sus propias comunidades existen dudas de cómo funcionan esos partidos. Es de imaginar qué será para el contexto de la sociedad que, mayoritariamente, no forma parte de ellos. Y por tanto esa mayoría independiente no puede tener confianza en esas organizaciones porque éstas no se conducen de manera adecuada.
Tendrán que comenzar por recomponer su propia conducta, su forma de actuar frente a la sociedad, para que comience el proceso de ganarse la confianza y, entonces, la sociedad los pueda acompañar.
Ha dicho usted que la sociedad puede desplazar al régimen. Pero, ¿no cuenta que éste tiene bajo su control todos los poderes, especialmente el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia?
-Sí es posible. Lo que pasa es que ese desplazamiento tiene que ocurrir con movilizaciones masivas que deben ser construidas, organizadas y ordenadas por la sociedad. No hay un solo estudio, ni investigación de opinión pública, que no refleje que más del 80 por ciento de la ciudadanía rechaza al régimen y sus componentes.
La gente está perfectamente clara que Venezuela no funciona de manera institucional.
El chavismo ha vaciado de contenido a las instituciones del Estado. Todo el entramado de las instituciones públicas responden a un solo designio: el de la persona que está sentado dando órdenes en Miraflores.
Es posible desplazar al régimen en la medida que seamos capaces de organizar toda la sociedad no alrededor de un partido, ni de cuatro partidos, ni de un hombre, sino de una causa a través de la cual la movilización sea tan fuerte que desplace al régimen.
¿Qué papel tendría que jugar Juan Guaidó, quien sigue siendo reconocido por una gran cantidad de países como presidente interino?
Ese reconocimiento de cincuenta países es un eufemismo. Ejerce un cargo que no existe. En el momento en que ha debido promoverse como cabeza de un liderazgo más bien construyó esa figura eufemística de la presidencia encargada, que nadie sabe donde funciona, ni dónde existe. Y persiste en la prolongación de un parlamento, que venció su tiempo y, naturalmente, tampoco existe. Ha estado defendiendo una posición inexistente, mientras los liderazgos de la sociedad están vacíos. ¿Cómo se respalda a una persona que no ha asumido su rol? Debe comenzar por revisar. Eso de presidente encargado y de líder de la sociedad son figuras antagónicas.
Ha hablado de vacío de liderazgos, ¿cómo construir un liderazgo en este momento?
Consultando a la gente, a la base social del país. Movilizándose. Aquellos que aspiren a liderar a la sociedad venezolana, que vayan a todos los rincones de Venezuela. En algún momento tendrá que surgir una forma de organización que permita que la gente se pronuncie para reconocer a quien debe estar al frente de la conducción de ese movimiento que desplaza a quienes están hoy en el poder. No es que alguien se autoproclama líder. Tienen que haber mecanismos para que la gente se pronuncie, eventos de consulta, porque es lo más indicado.
Durante este régimen, los militares han asumido funciones de dirigentes políticos, que se declaran abiertamente como figuras del partido oficialista y consideran que Venezuela es un cuartel. ¿Qué nos puede decir al respecto?
Usted lo ha dicho. Los militares se han salido de su verdadero rol. La razón de la función de la fuerza armada está establecida en la Constitución: defender al territorio y a la sociedad. La cúpula militar ha asumido una posición a instancia de lo que fue la estrategia de la descomposición de la fuerza armada, organizada y ejecutada por Hugo Chávez y heredaron de sus manos el poder, para utilizarlo como sostén de un proyecto político. Probablemente no todos los miembros de la fuerza armada estén de acuerdo con esa situación, pero quienes están en la cúpula han aprovechado parte del poder del régimen y están ejerciendo funciones que no son las atribuidas a la fuerza armada. Eso tendrá que cambiar cuando se produzcan los cambios que realizará la sociedad.
¿Cómo hacer los cambios cuando la gente sigue yéndose del país?
Si tomamos por cierto que somos treinta millones de venezolanos y se han ido, aproximadamente, siete millones, quedamos 23 millones, de los cuales sólo un diez o quince por ciento está sirviendo de base al régimen. Queda suficiente recurso humano para el desplazamiento de quienes están en el poder.
¿Cuál cree que puede ser la perspectiva para el cambio político?
Hacer el esfuerzo para concientizar, organizar y movilizar a la sociedad. Eso hay que hacerlo desde la base. No lo decide nadie desde Caracas o de una reunión de cuatro o cinco personas. Es una tarea de todos.