El caserío Matatere de la parroquia Aguedo Felipe Alvarado, existe como núcleo humano desde los tiempos prehispánicos cuando era habitado por los belicosos indígenas ayamanes dedicados a la agricultura y la pesca. Su aproximada definición es la de serranía, sabana y quebrada ubicada en las postrimerías del sistema de los Andes y el principio de la Costa al noroste de Barquisimeto.
En la conformación del proceso cultural larense y nuestra identidad participa desde sus raíces con su aguerrida etnia, creadora de bienes y valores materiales y espirituales, entre éstas piezas de cerámica.
Figura en la ruta del colonialista alemán Nicolás Féderman cuando en 1530, emprende la conquista del occidente venezolano tras pasar por el municipio Urdaneta.
Es famoso porque en sus espacios nace en 1937 el desaparecido cronista de Iribarren Ramón Querales, quien siempre lo expresaba con orgullo. Es su máximo hijo insigne.
En su extenso territorio en el día se registran altas temperatura con un abrazador Sol. Mientras que por las noches el frío cuece los huesos de sus moradores y se escucha el ruido persistente del viento, que, como un fantasma, recorre el quieto y húmedo paisaje.
Llegar a Matatere no es fácil lo cual se complica hoy por la crisis del transporte a falta de gasolina, más una destartalada vía de penetración agrícola que parte desde la carretera Lara-Falcón. La única línea de transporte en camiones dejó de funcionar por esa causa dejando aislados por tierra a sus habitantes.
Sus moradores son laboriosos campesinos dedicados al a las actividades agropecuarias con la cría de ganado caprino y ovino, gallinas, cerdos más la siembra de melón, cebolla, tomate y maíz, entre otros.
Por lo lejano de los centros urbanos ha sido relegado al marginamiento por gobiernos dictatoriales y democráticos. Siempre ha estado en los extramuros de los avances del progreso social, económico, cultural y educativo de la entidad larense.
Matatere no está en el desierto, pero carecen de agua potable, de la cual son surtidos por camiones cisternas. Durante la gestión administrativa de Henri Falcón la recibían dos veces al mes. En campaña electoral la exgobernadora Carmen Meléndez les prometió que aumentaría los envíos para empeorar la situación pues los camiones cisternas dejaron de volver. Eso fue la más pura demagogia electoralista, consustancial de politiqueros de oficio. Por lo que actualmente sus moradores sufren las nefastas consecuencias de la falta del vital elemento. Se surten de bucos, pozos y lagunas con los riesgos para la salud.
La inquieta luchadora social Yolanda Sivira expone esta cruda realidad de esa comunidad rural. Por lo que formula el llamado a la Gobernación del estado Lara para que los provean urgentemente del agua. Son unas 1.500 personas que llevan vida de camellos por esta causa en Matatere.
Freddy Torrealba Z.