Una vez que nuestro hermano Asdrúbal baja al sepulcro, mi hermano Alonso Américo toma el testigo y con su guitarra y su estilo romántico muy particular sigue deleitándonos con esta hermosa pieza cuya melodía y sobre todo, con su letra, hasta nos educa y nos llama a reflexión… “Sembramos de espinas el camino, cercamos de penas el amor y luego culpamos al destino de nuestro error”.
Por ello, es inevitable sentir compasión por aquellos que uno vio en un pedestal de poder, en cualquier campo y sobre todo en lo político y ahora los ve en el último peldaño de una escala de valores que la sociedad tiene. Es como para mirarse en ese espejo. Agréguele a ello los sentimientos de burla o compasión ofensiva. De sus “amigos” y enemigos. Su triste situación jurídica y el paso inexorable del tiempo que le señala que están llegando al final de un ciclo que no tiene retorno. !Triste, verdaderamente triste!. “Vanidad de vanidades” “ vapor de vapores” “soplo de soplos”. Muy bien lo dice el salmista. “El hombre es semejante a la vanidad; Sus días son como la sombra que pasa” Salmo 144:3.
Dios, a través de los escritores bíblicos nos muestra que todo es «vanidad». Cualquier cosa que se busque en lugar de Dios y su obediencia. Es enfático, literal, «vapor de vapores», «soplo de soplos», Salomón pone de manifiesto la inutilidad y el desdichado fin de toda vida y de todo esfuerzo humano, a menos que se orienten hacia Dios. Una escritora norteamericana cristina razonaba así. La ambición y el esfuerzo para avanzar en la vida carecen de valor, son un mero y fugaz aliento. En realidad, fuera de Dios no hay respuesta para los enigmas de la vida. El verdadero fin de la existencia sólo se encuentra cuando uno crece en la sabiduría de Dios y hace de su voluntad una norma de la vida” Helen White. !Tremendo!
Quiere decir entonces que a pesar de las bendiciones que podemos recibir de Dios en asuntos materiales el galardón final no está en esta tierra sino en el reino todavía por venir. Pero muchos lo buscan en la ambición, en la ostentosidad que puede desaparecer en segundos. Y el dinero, ni la fama, ni el poder político, ni los títulos académicos que tengamos nos excluye de sufrir tragedias como estos famosísimos personajes de la Alfombre Roja de Holliwood.
El artista británico Duncan Gibbins fue el realizador de dos filmes sobre incendios: Fuego con fuego y Quemaduras de tercer grado. Gibbins murió quemado cuando trataba de rescatar de las llamas a su gatito. Esto fue en los incendios desatados en California hace varios años. Además de Gibbins, otros muchos actores y personajes del mundo del cine y de los espectáculos vieron su lujosa vida violentamente interrumpida por lo inesperado. Es posible que algunos de ellos por el poder del dinero o la fama creían que tenían todo bajo control. Charles Bronson, Richard Gere y su mujer, la modelo Cindy Crawford, Mel Gibson, Dick van Dyke, Arny Madigan, Bruce Willis y Demi Moore se encuentran entre aquellos grandes personajes, cuyas casas se encontraban en zonas desbastadas por el fuego en aquella tragedia. Una buena cantidad de Mercedes, Rolls Royce, Range Rover y otros vehículos de alta categoría desaparecieron entre las llamas. En ese tiempo según el balance que se hizo, se han perdido más de un millar de casas y se han producido pérdidas económicas que superan los 1.000 millones de dólares. Y para los que ponen sus vidas y bienes, en las manos de compañías de seguros, cuando el desastre del Huracán Katrina estas se declararon en quiebra por lo cual el mismo presidente George Bush calificó la actitud de “perversa”. ¿Cómo les parece? ¿Entonces dónde vamos a poner nuestra confianza?.
Repitiendo lo que dijo el Rey Salomón. “El fin de todo el discurso, es éste: Venera a Dios y guarda sus Mandamientos, porque éste es todo el deber del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, incluyendo toda cosa oculta, buena o mala.” Ecl.12:13,14. !Sin desperdicio!
¡Hasta el próximo martes por la WEB Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez
Wilamagu2gmail.com