Mariúpol, una ciudad estratégica en el Mar de Azov, se ha convertido en un símbolo de la destrucción de la guerra. Un dron captó imágenes de esta localidad ucraniana donde se observa la devastación tras los ataques por parte de Rusia.
Unas 100.000 personas siguen atrapadas en la ciudad, según dijo el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, señalando que estas tratan de sobrevivir sin calefacción, comida o agua limpia, y están sujetos a incesantes bombardeos rusos desde el mar y el cielo.
El mandatario ucraniano añadió que 7.000 personas habían logrado huir en la última evacuación el martes.
También acusó a los rusos de confiscar un convoy humanitario que intentaba llevar a la ciudad alimentos y otros suministros que se necesitan con urgencia, y añadió que las fuerzas rusas habían retenido a los conductores de la expedición.
Su oficina advirtió que los refugiados de Mariúpol estaban cada vez más amenazados por las oleadas de proyectiles.
Los misiles rusos han golpeado edificios civiles, como una escuela y un teatro conocidos por albergar a cientos de personas bajo tierra. Los cuerpos se entierran en fosas comunes.
Mariúpol es ahora un “infierno en la Tierra”, según declaró el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. El presidente de Ucrania por su parte, tachó la situación de “inhumana”.
Viktoria Totsen, de 39 años y que llegó el martes a una localidad fronteriza polaca tras huir de la ciudad, dijo que la ciudad está “destruida en un 99%”.