¡Dios nos guarde de estos males por los siglos de los siglos…!”(Viene de la semana pasada…) Los delitos de lesa humanidad son una institución creada por el derecho internacional, adoptada por la creciente rama del derecho internacional penal, para calificar a aquellos delitos de tal brutalidad y magnitud, que alcanzan a vulnerar los valores fundamentales de convivencia, dignidad humana y civilización de la comunidad internacional.
Los crímenes de lesa humanidad pueden definirse como: asesinatos, exterminio, esclavitud, deportación, o cualquier otro acto inhumano contra una población civil, basado en razones raciales, políticas o religiosas, sean o no violaciones de las leyes internas en los Estados en que se hayan cometido los crímenes.
Acuerdo de Londres, 8 de agosto de 1945…
En 1945, tras las atrocidades vinculadas con la Shoá (Persecución y aniquilación sistemática de los judíos europeos por parte del Estado alemán nacionalsocialista), la guerra misma y bajo la insistencia de Estados Unidos, las potencias aliadas suscribieron el “ACUERDO DE LONDRES”, en el cual se establecía:
“El sometimiento a juicio y castigo por delitos de lesa humanidad…a través de tribunales militares.”
El tratado lo firmaron 21 naciones el 8 de agosto de 1945, entre ellas Venezuela
Por “CRIMEN DE LESA HUMANIDAD”, se entienden, a los efectos del “ESTATUTO DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL”, aprobado en julo de 1998, diferentes actos inhumanos graves cuando se realice:
“La comisión como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, y con conocimiento de dicho ataque”.
El concepto de “Crímenes de Lesa humanidad” data de mediados del siglo XIX. Aunque la primera lista de tales crímenes se elaboró al final de la Primera Guerra Mundial, no quedaron recogidos en un instrumento internacional hasta que se redactó la Carta del Tribunal de Núremberg en 1945. Los crímenes de lesa humanidad determinados en esta Carta fueron reconocidos al año siguiente como parte del derecho internacional por la Asamblea General de las Naciones Unidas y se incluyeron en posteriores instrumentos internacionales, como los estatutos de los tribunales penales internacionales para la ex Yugoslavia y Ruanda.
Ahora se han definido por primera vez en un tratado internacional al aprobarse el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, el 17 de julio de 1998.
En Venezuela, la inclusión de los mismos en la legislación se da a través de los Tratados Internacionales aprobados por Asamblea Nacional, y adquieren carácter vinculante, con jerarquía constitucional, dentro del ordenamiento jurídico interno, como es el caso del “ESTATUTO DE ROMA” para la creación de la Corte Panal.
El tablero geo-político-económico-moral y ético se mueve en el globo terráqueo utilizando a los países como peones, emulando a un macabro juego de ajedrez manipulado por mentes perversas, que, aparentan, estar dispuestas a someter a los ciudadanos del mundo a una hambruna sin precedentes; poniendo en práctica dogmas que son utilizadas por los tiranos para esclavizar a los pueblos en nombre de los pobres, e irrumpen contra la coexistencia civilizada, amenazando a la civilización, con la utilización de armas atómicas, faltando a todos los principios y valores hasta ahora conocidos y creando pánico en múltiples sectores de la población universal.
Resentimientos, odios, envidias y ansias de poder oprobioso y corrupto que no llena los bolsillos, avaros y sin fondo, de quienes se entronizan como líderes, en las masas humanas ignorantes y/o cómplices, están exacerbadamente vigentes y cabalgan por el orbe dando realismo al texto bíblico que trata sobre “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.”
Se requiere un cambio urgente, el rescate, resiembra y preservación de los principios y valores heredados de nuestros ancestros, “Padres Libertadores,” que ofrendaron su sangre y sus vidas en pos de nuestra libertad y bienestar social, en la creación de la que fue una República ubicada en la cúspide de nuestro continente, y que, debe iniciarse en lo profundo de nuestros hogares, allá donde impera el amor; amor por los seres queridos, por nuestros semejantes y por la Patria; en los colegios y las escuelas, universidades, medios de comunicación, empresas, redes sociales e instituciones…
“No sólo los venezolanos clamamos por justicia y paz…
¡Es el mundo globalizado quien la exige!”
Maximiliano Pérez Apóstol
