“Espero que no sea yo el único que confiese (1) mi ignorancia sobre la historia y geopolítica de la Federación Rusia y de Ucrania, (2) -por encima y sobre todo- mi preocupación por la reposición en el escenario mundial de la apocalíptica obra conocida durante la Guerra Fría como la “destrucción masiva asegurada por la acumulación de armas nucleares”, si se llegare a desatar un conflicto bélico o un accidente involuntario o la contaminación por la simple tenencia aún sin usarlas (“honor” que se lo debemos agradecer a la Federación de Rusia cuando anunció que había elevado el nivel de alerta de sus sistemas de guerra nuclear) y (3) la misteriosa reunión entre el régimen usurpador y los tres funcionarios de EE. UU. que tuvo lugar en Caracas”.
Comencemos por las consecuencias favorables de mi primera confesión. Gracias a mi compañero del colegio y amigo, Claudio López Bruzual, llegué a una serie de siete capítulos denominada “RUSIA Y UCRANIA. Más allá de la mirada occidental” en un canal en YouTube conducido por un historiador colombiano, Juan Camilo Vergara, quien se especializó en la historia de Rusia. La serie consta de siete capítulos: seis capítulos publicados antes de la invasión a Ucrania sobre la historia de Rusia, la historia de Ucrania, la geopolítica de Rusia, la geopolítica de Ucrania y el último – el capítulo 7- trata ya de la situación del conflicto después del 24 de febrero de 2022 en el cual, el mismo expositor, creyendo que ya la serie había llegado a su fin, manifiesta no solo su sorpresa, sino que transmite su conclusión de que la situación geopolítica ha variado dramáticamente. El primer capítulo lo encontrarás en https://youtu.be/PNTBFfGMEYA y te invito a verlos con atención, detenimiento y calma.
La segunda confesión me induce a preguntarnos por qué la Federación de Rusia recurrió a publicitar el tema de la elevación de su estado de alerta nuclear (lo denominan “régimen especial de servicio”). Creo que coincidirás conmigo en que el haber usado la activación de un estado de alerta elevado del sistema de armas nucleares como diplomacia de micrófono –y antes de la votación en la Undécima Sesión Especial de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas- fue un hecho muy extraño.
En primer lugar, porque me imagino que las superpotencias nucleares deben tener mecanismos para detectar los estados de operatividad de las armas nucleares de todos los países que las poseen. No me imagino que dependerán de una rueda de prensa para enterarse que las armas nucleares están activadas.
En segundo lugar, creo que les resultó muy contrario a sus intereses -ya que casi todos los países sin armas nucleares, grandes y pequeños, cercanos a Rusia o alejados- deben de haber cerrado filas en contra de la Federación de Rusia: unos por preocupación, otros por temor y otros por verse involucrados en una suerte de catástrofe planetaria si se desata un conflicto nuclear. Recuerdo la intervención de la representante de la República de Maldivas en la Undécima Sesión Especial de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas donde dejó en claro que para su país le resultaba imposible participar en un conflicto bélico. Tal vez habrá sido similar la posición de Chipre que es miembro de la Unión Europea.
En tercer lugar, no oí ni leí que las otras superpotencias hayan reaccionado ante el anuncio de la Federación de Rusia, elevando, a su vez, el estado de alerta de sus sistemas ofensivos o defensivos. Y si lo hicieron, no lo hicieron público.
¿Fue una amenaza, una advertencia o una acción por parte de la Federación de Rusia? Una advertencia es el anuncio de un hecho futuro que la parte que la hace no puede cumplirla. Usualmente, suele decirse que una advertencia de esta naturaleza no suele ser una buena idea. Una amenaza, por el contrario, en una advertencia que hace una parte y que sí la puede cumplir. Y una acción sería el hecho mismo cumplido y ejecutado, sin amenazas ni advertencias previas. Evidentemente, no se trató de una acción porque hubo manifestaciones previas y porque es evidente que no la ejecutaron. Podría ser que tampoco haya sido una amenaza –y que las otras superpotencias no la hayan tomado como tal- porque si hay algo claro es que cumplirla significaría la destrucción masiva asegurada, incluyendo a la Federación de Rusia. ¿Fue, entonces, una advertencia? Pues, si lo fue, la pagaron y la seguirán pagando bien caro por un largo tiempo, porque si antes había amainado – que no desaparecido- su aislamiento y la “rusofobia”, ahora resulta que se han ganado como enemigos o son mal vistos por la masiva y aplastante mayoría de las naciones del planeta.
En cuarto lugar, me pregunto contra cuál nación usaría la Federación de Rusia sus armas nucleares. ¿Contra Ucrania con sus propias tropas dentro de Ucrania? ¿Contra cualquier otro país?
En quinto lugar, si es cierto que Ucrania es el granero de Rusia, ¿cuáles efectos tendrá esta invasión en la siembra y posterior cosecha de productos agrícolas en Ucrania y en el acceso de la población rusa a estos productos de origen ucraniano? Ya no se tratará de un nuevo Holomodor, como en 1932-1933, sino que no habrá nada que quitarle a Ucrania porque no habrá qué arrebatarles.
Ahora deseo referirme brevemente a unas conclusiones luego de unos intercambios que tuve con mi mentor y amigo Humberto Bauder Fonturvel y con mi muy estimado Juan Antonio Fernández Gómez (sí, el mismo: Juan Fernández de Gente del Petróleo). Advierto que no se trata necesariamente de las conclusiones y opiniones de Humberto o de Juan Antonio, sino de unas breves consideraciones que posiblemente sean más bien una audacia irresponsable de mi parte.
Se trata de la misteriosa reunión entre el régimen usurpador y los tres funcionarios de EE. UU.
Tengo entendido que quien solicitó la reunión fue el régimen usurpador a través de un agente o intermediario ubicado en los EE.UU.
Sobre el contenido, imagino que habrá las mil y una versiones. Lo interesante de las personas inteligentes, como Humberto, es que me comentó que a él le parecía que “…la visita a Maduro, tuviera una agenda oculta, muy oculta…” y se plantea el asunto de la visita con objetivos petroleros “…como una tesis … (omissis) …aparentemente absurda”. Humberto usó un párrafo que transcribo verbatim: La visita, a mi juicio, tuvo como finalidad “advertirle” a Maduro de su suerte. (¿Oro en Moscú? Que le pregunte a los españoles cuándo lo van a recuperar).”
Humberto se refiere a un episodio que Wikipedia sintetiza de esta manera:
“El término Oro de Moscú, u Oro de la República, se refiere a la operación de traslado de 510 toneladas de oro, correspondientes al 72,6 % de las reservas de oro del Banco de España, desde su depósito en Madrid hacia la Unión Soviética, a los pocos meses del inicio de la Guerra Civil Española, por orden del gobierno de la II República, presidido por Francisco Largo Caballero, y a iniciativa de su ministro de Hacienda, Juan Negrín,[cita requerida] así como a las posteriores gestiones relacionadas con su venta a la URSS y la utilización de los fondos obtenidos. La cuarta parte restante de la reserva del Banco, es decir 193 toneladas, fue trasladada a Francia y también vendida en su mayor parte, una operación que, por analogía, se conoce como el «Oro de París».
Estas monedas trasladadas a la URSS tendrían actualmente un valor mínimo bruto de 12.200 millones de euros (en términos del año 2010), por su contenido metálico, y un valor numismático que podría superar los 20.000 millones de euros.”
La administración de Biden no puede ser tan veleta. ¡Es que debe ser un absurdo! No puedo creer que los funcionarios Juan González y James Story no hayan sopesado las circunstancias, no puedo creer que se hayan olvidado de las recompensas, que la DEA se desentienda del narcotráfico, de los narcotraficantes de los carteles, que la NSA ahora modifique el perfil de los usurpadores a cabritos recién nacidos e impolutos o que el Comando Sur se retire del área del Caribe, porque ya los usurpadores se transformaron en salvadores de Occidente.
El pasado 2 de marzo, Biden había prorrogado por un año el estatus de Venezuela como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos y te aseguro que Juan González y James Story estaban muy bien enterados. O sea, para el miércoles pasado, Venezuela continuaba siendo considerada como una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. y para el sábado –tres días después- aparece el comentario de que las banderas de Venezuela y de EE.UU. se veían bonitas juntas.
¿Por petróleo? Y aquí me meto yo mismo, solo y sin que nadie me empuje, en estas consideraciones.
Según Juan Antonio y el gobierno de Canadá, el petróleo y el gas venezolanos les resultan innecesarios a EE.UU. Una buena parte de ese petróleo ya está comprometido en cantidades importantes para el pago de compromisos financieros con China. Canadá afirmó que tiene petróleo y gas suficiente para copar las necesidades de EE.UU. Por su parte, tengo entendido que Trinidad tiene gas en abundancia.
Juan Antonio me comentó que si terminan el oleoducto denominado Keystone XL 3/5 (primera vez que sé de su existencia), entre la región canadiense de Alberta y el estado de Nebraska, se resolverían todos los problemas de EE. UU. Y, por otra parte –añado yo-, algún provecho se podrá obtener de la extracción en territorio de EE. UU. por medio de la fracturación hidráulica (“fracking”) aunque debo advertirte que, tanto el oleoducto como la extracción por fracturación hidráulica, tienen sus opositores.
Si resultare cierto –una posibilidad que no puedo demostrar- que las reservas de oro del BCV, los activos líquidos de PDVSA y los patrimonios personales malhabidos se encuentran en Rusia, posiblemente se pierdan porque Rusia bien podría retenerlos o aplicarlos para reducir la deuda de Venezuela con Rusia.
Si esos activos se encuentran en Islandia, Noruega, Suecia, Turquía (no imagino que se sienta cómoda teniendo al norte a Ucrania y Crimea con la base naval de Sebastopol sometidas por Rusia y a Siria por el sur con la base naval rusa en Tartus), Andorra, Suiza y etc., etc. probablemente se encuentren ya fuera del alcance de quienes aparecen como titulares de las cuentas. Igual o mayor riesgo si se encuentran en Irán o en China.
El venidero aislamiento de Rusia, sus próximas dificultades de movilización, las necesidades de proveer a los propios rusos de bienes y servicios, bien podrían presentar un panorama de “períodos especiales” para Cuba y Venezuela que no sea del todo agradable para Maduro.
Rara resulta la tan inmediata y rápida liberación de dos presos de nacionalidad norteamericana de manera tan ejecutiva como sigilosa. Más raro aún es que manifiestan su voluntad de continuar las conversaciones en México y adiós a Alex Saab.
Por último, la posición de Colombia la han de tomar muy en cuenta ya que es socio extracontinental de la OTAN desde 2017.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Luis Alejandro Aguilar Pardo
@Nash_Axelrod