Dólar digital: qué es y cómo funciona la moneda con la que los EE.UU. busca responder al auge de Bitcoin #10Mar

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El presidente estadounidense, Joe Biden, anunciará el miércoles el lanzamiento de un proyecto que busca crear un “dólar digital”, reveló el martes la Casa Blanca. El mandatario firmará una orden ejecutiva que ordena a su administración dar “la máxima prioridad al desarrollo y la investigación de una posible moneda digital del banco central” (CBDC) para Estados Unidos, según un comunicado.

El anuncio oficial del lanzamiento sigue a varios comentarios de funcionarios que llamaban la atención sobre la necesidad de avanzar en la competencia con las criptomonedas.

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Semanas atrás, por ejemplo, la secretaria del Tesoro Janet Yellen ya había remarcado la necesidad de crear este instrumento. En ese contexto, afirmó que una versión digital del dólar podría ayudar a abordar los obstáculos para la inclusión financiera en los Estados Unidos entre los hogares de bajos ingresos.

“Demasiados estadounidenses no tienen acceso a sistemas de pago y cuentas bancarias fáciles, y creo que esto es algo en lo que un dólar digital, una moneda digital del banco central, podría ayudar”, remarcó. “Podría resultar en pagos más rápidos, seguros y económicos, que creo que son objetivos importantes”, agregó.

Estados Unidos estudia el proyecto desde hace tiempo, pero no había hasta ahora coordenado esfuerzos para lanzar un dólar digital. El banco central de EEUU anunció el año pasado que los miembros del personal del Banco de la Reserva Federal de Boston estaban realizando una investigación en conjunto con la Iniciativa de Moneda Digital del MIT en Cambridge, Massachusetts, buscando construir y probar un dólar digital hipotético.

El auge mundial de la criptomonedas como el bitcoin, y el uso creciente de sistemas de pago digitales, suscitaron el interés de crear una moneda digital oficial. Los estados quieren evitar dejar el espacio a actores privados o a potencias extranjeras, perdiendo la capacidad de conducir políticas monetarias soberanas. Los funcionarios generalmente ven oportunidades y riesgos y muchos bancos centrales se movieron lentamente para abrazar la idea, mientras que China procede con las pruebas del programa piloto de un yuan digital.

En tanto, Yellen, aseguró en el pasado que bitcoin sigue sin establecerse como método de pago y es “una manera extremadamente ineficiente de llevar a cabo transacciones” y cuestionó la cantidad de energía que se consume al procesar transacciones con bitcoin. La criptomoneda, por su parte, es defendida por sus partidarios como esencialmente un sistema financiero separado, independiente del control de los bancos centrales y de cualquier moneda digital potencial patrocinada por el estado.

Pero, ¿qué es una moneda digital y qué diferencias tiene con el dinero tradicional?

Qué es una moneda digital

El dólar digital sería una nueva forma de dinero. Se trataría de la digitalización de la moneda emitida por la Reserva Federal de EEUU en pos de liberarlo de riesgos sistémicos sin la necesidad de tener una cuenta en el banco.

La principal diferencia entre una moneda digital y la tradicional es que la primera permite la tenencia de dinero sin necesidad de apoyarse en una cuenta bancaria o de otro tipo. Es decir, va mucho más allá de los métodos de pago digitales vigentes.

El dinero fiduciario es una moneda emitida por el gobierno de un país. Tradicionalmente, se presenta en forma de billetes y monedas. Se considera una forma de moneda de curso legal que puede utilizarse para intercambiar bienes y servicios. La tecnología permitió a los gobiernos y a las instituciones financieras pasar del dinero fiduciario físico a un modelo fiduciario basado en el crédito, en el que los saldos y las transacciones se registran digitalmente.

La introducción y evolución de las criptomonedas y la tecnología blockchain crearon un mayor interés por las sociedades sin efectivo y las monedas digitales. Si finalmente se implementan, estas monedas tendrían la plena fe y el respaldo del gobierno que las emitiera, al igual que el dinero fiduciario.

En la terminología especializada se conoce a estas monedas digitales como CBDC, la sigla para Central Bank Digital Currency (Moneda Digital de Bancos Centrales) y serían lo contrario a una criptomoneda que por definición no tiene una organización centralizada que las emite y controla.

El principal objetivo de las CBDC es ofrecer a las empresas y los consumidores privacidad, transferibilidad, comodidad, accesibilidad y seguridad financiera. Pero a diferencia de una cripto descentralizada, una CBDC también proporciona al banco central de un país los medios para aplicar políticas monetarias que proporcionen estabilidad, controlen el crecimiento e influyan en la inflación.

Las monedas digitales de bancos centrales también reducirían los riesgos del uso de las criptomonedas en su forma actual, al menos en lo que respecta a la volatilidad de sus precios, ya que se asume que las autoridades monetarias de los países que las emitan tendrían la posibilidad de mantener su estabilidad.

Por otro lado, no es necesario que una CBDC esté basada en la tecnología blockchain como las criptomonedas. Es una de las estrategias analizadas, pero no la única.

Ventajas y problemas potenciales del dólar digital

Crear un dólar digital puede generar ventajas y riesgos por igual, en comparación con la forma actual en que existen las monedas fiduciarias.

Entre las ventajas, por ejemplo, una CBDC eliminaría el riesgo de contraparte. Esto es, ante eventos como la quiebra de un banco o una corrida bancaria los usuarios tendrían acceso inmediato a sus tenencias. De hecho, ni siquiera necesitan un banco para tenerlas. Los riesgos, en todo caso, tienen relación con la conducción de la política del banco central que las emite.

Por otro lado, tiene la potencialidad de simplificar enormemente los sistemas de pago internacionales al punto de volverlos enormemente económicos. Hoy, los costos del sistema de pagos internacional son altos y el acceso no es universal.

La infraestructura financiera necesaria para llevar dinero digital a zonas geográficas remotas o sectores sociales no bancarizados se reduciría de una manera muy significativa. No son necesarias ni cajas, ni bóvedas ni cajeros automáticos. La inclusión financiera, entonces, se vería facilitada.

Además, las CBDC podrían establecer una conexión directa entre los consumidores y los bancos centrales, eliminando así la necesidad de una costosa infraestructura como aquella en la que incurren hoy para imprimir y distribuir billetes y monedas donde se los necesita. Sería, por supuesto, una moneda mucho más económica.

Pero también la idea de un dólar digital abre preguntas sobre los riesgos que se generarían. Una transformación radical de la estructura financiera de los EEUU podría tener efectos nocivos imposibles de predecir sobre los gastos de los hogares, las inversiones, las reservas bancarias, las tasas de interés, el sector de los servicios financieros o la economía.

Si bien la corrida bancaria quedaría prácticamente eliminada, o al menos muy reducida, como potencial riesgo una crisis financiera puede tener una evolución totalmente impredecible. Por ejemplo, una corrida contra una moneda débil podría desarrollarse a velocidades enormes. Una crisis financiera podría eliminar la liquidez en cuestión de horas.

Hoy los bancos centrales tienen un rol clave en la política económica de sus países. Recurren a la política monetaria para influir en la inflación, las tasas de interés, los préstamos y el gasto, lo que a su vez afecta los niveles de empleo y la actividad. El desarrollo de las criptomonedas busca en gran medida limitar ese poder, pero a nivel global todavía se recurre a ellos con el mandato de que influyan positivamente en la economía. Las herramientas con las que contaría un banco central que emite CBDC no son del todo claras.

Otro punto es la privacidad. Los bancos centrales buscarían reservarse el derecho a intrusión para vigilar los delitos financieros, combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Pero para ello los ciudadanos deberían confiar en que esas entidades no se extralimiten en el uso de esa capacidad. Este es un problema que las criptomonedas no tienen.

Por último, la masificación de una moneda digital probablemente aumentaría las oportunidades para hackeos y ciberestafas, con lo cual generaría vulnerabilidades de seguridad que deberían ser atendidas.

Para más información: La Nación Web

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