China está abordando un aumento de casos de COVID-19 por medio de imposición de confinamientos selectivos y otras medidas que parecen relajar ligeramente su estrategia de “cero tolerancia”.
En Hong Kong, donde los expertos aseguran que el peor brote de coronavirus que ha registrado la ciudad hasta la fecha estaría llegando a su punto máximo, los salones de belleza y peluquerías reabrieron el jueves.
Aún así, muchos lo consideran un ejemplo de mensajes mixtos de parte del gobierno en el territorio chino semiautónomo al que se le ha ordenado cumplir el enfoque de “cero tolerancia” usado en China continental.
Las autoridades de Hong Kong reportaron 31.392 contagios locales el jueves, menos que los cerca de 50.000 casos del día anterior.
En China continental, los 402 casos de contagio local reportados el jueves cuadruplicaron el número de contagios de hace una semana. De esos, 165 ocurrieron en la provincia nororiental de Jilin, principalmente en las ciudades de Changchun y Jilin, donde las autoridades municipales ordenaron el confinamiento de 160 comunidades residenciales en las que han detectado múltiples casos.
Las autoridades también han realizado tres rondas de pruebas masivas en la ciudad de Jilin, suspendieron las conexiones entre ciudades del transporte público y exhortaron a toda la población a permanecer en sus hogares hasta que las cifras bajen. Los negocios no esenciales y las áreas de recreación con nieve fueron cerrados.
Conductores y pasajeros de vehículos particulares, autobuses y taxis que ingresan o salen de Changchun deben presentar pruebas negativas de coronavirus tomadas durante las últimas 48 horas.
Las autoridades atribuyeron en brote en la provincia de Jilin a la variante ómicron altamente contagiosa, con más de 1.200 casos registrados en todo el país desde el viernes, algunos de los números más elevados desde que la pandemia se empezó a propagar desde la ciudad central de Wuhan en 2020.