Que no pudieran lograrse acuerdos en el diálogo de los enviados del gobierno estadounidense con los representantes de Nicolás Maduro, claramente, queda evidenciado que son difíciles los asuntos expuestos para ser tratados en una negociación, en la cual el punto central son las sanciones a funcionarios venezolanos de alto nivel en el régimen.
Así lo considera el politólogo Santiago Andrés Rodríguez, quien dice que otro de los aspectos a ser considerado es lograr que el gobierno se desvincule de Rusia, que está siendo aislada después que el 25 de febrero comenzó la invasión a Ucrania.
Por su parte, el politólogo Pedro Benítez, aunque fue muy parco en sus declaraciones, dice que ese diálogo no fue, como lo han venido reseñando agencias internacionales de noticias, sólo el último fin de semana, sino que ya se ha venido desarrollando.
Enviados
El régimen, que se ha caracterizado por difundir intensamente las informaciones que le atañen, no ha expresado ningún detalle, ni tampoco ha confirmado la presencia de los enviados presidenciales a Caracas.
Éstos serían Roger D. Cartens y William Blaine “Bill” Richardson. El primero, quien fuera teniente coronel del Ejército y, posteriormente, funcionario especial para rescatar rehenes estadounidenses, quien ya estuvo en diciembre del año pasado en Caracas tratando de lograr la libertad de los ejecutivos de Citgo, acusados y condenados por el fiscal Ramón Antonio Torres Espinoza y la jueza Lorena Carolina Cornielles Ruiz, tras la detención de los seis, el 21 de noviembre de 2017, y quienes hoy se encuentran en El Helicoide. Ellos son: Gustavo Cárdenas, José Pereira, Jorge Toledo, Tomau Vadell, Alirio Zambrano y José Luis Zambrano. Los funcionarios de la justicia venezolana fueron sancionados por los Estados Unidos.
La fuente confiable que habló con Elimpulso.com, precisó que Bill Richardson ejerció la gobernación de Nuevo México, se desempeñó como embajador de los Estados Unidos en las Naciones Unidas, ocupó la secretaría de Energía del presidente Bill Clinton y era el candidato a ser vicepresidente de Obama; pero, ese cargo le fue asignado a quien es hoy presidente de la nación, Joe Biden.
¿A qué vinieron?
La organización Democracia y Libertad en su declaración de esta semana dio a conocer que, los enviados presidenciales, de los cuales no dio identificación, pero que ya indicamos de parte de una fuente confiable, extraoficialmente, estuvieron con una amplia agenda, que comprendía entre otros asuntos la libertad de los ejecutivos de Citgo porque, aunque son venezolanos, tienen la nacionalidad estadounidense; buscar el despegue del régimen de Venezuela de Rusia; el canje de Alex Saab por la libertad de los ex boinas verdes Loke Dewman y Airan Berry, acusados de haber incursionado contra el régimen de Maduro; la modificación de las sanciones individuales a funcionarios de alta responsabilidad; y el planteamiento de elecciones libres, competitivas y transparentes.
Dentro de la agenda hay un punto sumamente interesante como es de las sanciones y Las recompensas vigentes para la detención de Maduro, Maikel Moreno, Vladimir Padrino López, Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Luis Motta Domínguez, Néstor Reverol Torres, Nervis Gerardo Villalobos, Vassily Kotosky Villarroel. Rafael Antonio Villasana Fernández, entre otros. Además, las sanciones a PDVSA y las cuentas bloqueadas.
No hubo resultados porque la idea era hacer los planteamientos, para ser sometidos a la consideración del régimen. Pero, como lo asentamos antes, no hay información oficial de lo que trataron con la representación de Maduro.
Opinión de politólogos
Cuando al profesor universitario Pedro Benítez se le preguntó sobre la posibilidad de que haya un diálogo entre el gobierno estadounidense y el de Maduro, su respuesta fue enfática:
“No solamente de que existe la posibilidad, sino que efectivamente está ocurriendo y ha venido ocurriendo, según todas las informaciones.”
Se habla del aspecto del petróleo, pero. Si Venezuela tiene una producción muy baja, ¿Cómo puede garantizar crudo a los Estados Unidos?
Permítame ser más riguroso. Eso es relativamente sencillo. Pasa por dos cosas: una, flexibilizar las sanciones de parte de los Estados Unidos; y dos, utilizar el marco regulatorio para facilitar las inversiones norteamericanas que permitan resurgir la industria petrolera venezolana.
¿Qué otro aspecto se podría considerar?
A Estados Unidos le interesa sacar a Venezuela de Rusia en el contexto de que el mundo está al borde de la tercera guerra mundial.
Santiago Andrés Rodríguez estima que el diálogo de los Estados Unidos es obligante por lo que ha venido ocurriendo al producirse la invasión rusa a Ucrania, porque esta guerra ha causado serios trastornos a la economía mundial, sobre todo por el asunto de la energía que se obtiene a través del petróleo.
Venezuela siempre ha jugado un papel importante por su neutralidad en los conflictos entre naciones, su ubicación geográfica y su presencia oportuna en el mercado petrolero, a partir del canal de Suez.
A pesar de que ahorita Venezuela no tiene la capacidad de producción que tuvo en aquellos momentos conflictivos, pues apenas puede extraer 800 mil barriles diarios, sigue siendo importante.
Porque esta crisis ruso-ucraniana obliga a los Estados Unidos a consumir el 30 por ciento de sus reservas petroleras y el costo de la gaolina no sólo se ha elevado en esa nación sino también en Europa. Además se teme que la inflación se haga mundial.
Venezuela no deja de ser estratégicamente importante en el conflicto, dice. A pesar de su cercanía política que tiene con Rusia y ésta la ha ayudado a comercializar su petróleo, además de tener inversiones en la industria petrolera, no deja de tener interés para los Estados Unidos.
Es por eso que los enviados presidenciales han venido hasta acá en forma pragmática, porque en la guerra siempre se impone el pragmatismo, a negociar con Venezuela.
Claro está, toca el asunto de las sanciones, que es lo más preocupante para el régimen de Nicolás Maduro, y busca que el petróleo que Rusia le ayudaba a comercializar, vaya a otros destinos, sobre todo al Golfo de México. Y, desde luego, ver la forma de que Venezuela se aleje de los rusos. Será de todos modos un diálogo complejo, difícil, y no puede haber resultados de inmediato en un fin de semana.
