Por Violeta Villar / www.lawebdelasalud.com
El Consejo Consultivo de la Ciudad de Barquisimeto, creado hace seis años y compuesto por 105 consejeros, decidió este año, y por primera vez, incorporar a valiosos y respetados ciudadanos como consejeros honoríficos. En este espacio se reproduce parte de la presentación del ingeniero Alberto Castillo V., a cargo del Dr. Francisco Camacho.
Por Francisco “Larry” Camacho
Hay razones de peso para considerar al profesor Alberto Castillo Vicci un barquisimetano ejemplar.
Su hoja de vida da cuenta de un denodado esfuerzo en hacer que su desempeño al servicio de la sociedad trascienda al mero cumplimiento de sus funciones como servidor público.
Fue docente y responsable de los proyectos y creación de una serie de carreras en las ciencias de la computación en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (1976-2017) y diseñó los primeros programas de computación para la administración pública de la incipiente Venezuela democrática.
Obra suya es también la primera empresa de servicios de computación para el Estado y el sector privado del centroccidente del país: ERCO (1972-1990), que funcionó en los espacios de la desparecida Fundación para el Desarrollo de Centroccidente, Fudeco.
Alberto Castillo Vicci (Barquisimeto, 1938), trabajó como programador en 1959 del primer computador que llegó a Venezuela, el IBM 650, el más avanzado de su tipo en América Latina con el que la IBM prestó servicios a las transnacionales petroleras.
Fue, además, programador y operador del computador científico IBM 1620 en la Universidad Central de Venezuela, con el que se iniciaron los estudios de las tecnologías de la información en el ámbito académico en el país (1961).
A su manera, supo tempranamente cogerle el pulso a un tiempo que avisaba la entrada de una nueva era de grandes avances para la humanidad.
Alberto Castillo Vicci, o Kiko, como le dicen sus amigos barquisimetanos, es testigo y actor principal de los inicios de la inteligencia artificial y las ciencias computacionales en Venezuela.
La amalgama entre razón, voluntad y acción en favor de proyectos de bienestar público, se conjuga en Castillo Vicci, quien ha puesto su talento al servicio de su país, o, para ser más precisos, de su Barquisimeto natal.
Quizás, la conducta inquieta, alentadora, de la que dan fe sus muchos discípulos, está inspirada en la vida de dos hombres cuya obra significativa registra la historiografía larense.
Alberto Castillo Vicci, es bisnieto de Luis María Castillo (1841-1898), el primer rector del Colegio Federal de Primera Categoría (1884-1902), la universidad pionera del estado Lara.
El padre del profesor Castillo Vicci es Alberto Castillo Arráez (1914-1982), escritor, cronista, actor, dramaturgo, doctor en Filosofía y profesor de esta disciplina en la UCV. Castillo Arráez, un estudioso y promotor de la filosofía intuicionista de Henri Bergson, enseñó lógica aristotélica en el liceo Lisandro Alvarado y en el colegio Inmaculada Concepción de Barquisimeto.
Esa capacidad de trabajo y su espíritu tenaz, quizás heredado o inspirado en esos dos hombres, sirvió de acicate a Alberto Castillo Vicci para que liderara el proceso de creación de las carreras de Análisis de Sistemas (la primera en Venezuela), Ingeniería en Informática, Ingeniería de Producción y Matemáticas con las que se inició la entonces Escuela de Ciencias (hoy Decanato de Ciencia y Tecnología) de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), institución a la que ha prestado servicios como profesor activo y jubilado durante más de cuatro décadas en los niveles de pre y posgrado.
También, es Castillo Vicci el creador de la carrera de Ingeniería Electrónica de Computación de la Universidad Yacambú y el primer Vicerrector Administrativo (1986- 1993) de esta institución privada. En la Universidad Fermín Toro proyectó y fundó los programas de Ingeniería en Computación, Economía Empresarial y Maestría en Gerencia Empresarial.
Alberto Castillo Vicci, está casado desde hace 59 años con otra integrante de las familias tradicionales de Barquisimeto, Alesia Nass Albizu. Con ella tiene cinco hijos, seis nietas, un nieto y una bisnieta.
Lejos de pasar al retiro intelectual cuando llegó la jubilación de la UCLA, Alberto Castillo Vicci ha continuado con su mismo ímpetu en otras áreas del saber.
Este hombre ha incursionado con éxito en el mundo de la literatura en los géneros de ficción y narrativa; lo hace desde hace 20 años. Es escritor, ensayista, un estudioso del razonamiento automático, la lógica matemática, la filosofía informacional y la metatécnica, áreas del saber filosófico, campo en el que compartió experiencias intelectuales con su maestro, el filósofo venezolano Ernesto Mayz Vallenilla.
Castillo Vicci ganó el Premio La Tuna de Oro de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello (con su libro Cuentos esotéricos, 2008), la Bienal Miguel Ramón Utrera de Venezuela (con el libro Memorias de Mabil, 2011) y el Premio Retratos de la revista El viejo topo de España (2009) por su biografía Retrato intelectual de Bertrand Russell.
Es, junto con los poetas Jesús Enrique Barrios, Orlando Pichardo y Florencio Sánchez, uno de los fundadores y miembros del consejo editorial de la revista cultural Principia (1994-2020) de la UCLA.
Por razones de espacio, no podemos reseñar la cantidad de libros publicados por Castillo Vicci, pero son 16, sin contar la cantidad de ensayos y artículos publicados en revistas especializadas.
Actualmente, el profesor Castillo y quien suscribe, trabajamos en la reconstrucción histórica de los estudios universitarios en tecnologías de la información (TI) en Venezuela.
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