A la Boa Constrictor (nombre científico de la tragavenado) se le encuentra desde México hasta Argentina, pasando por todos los países centroamericanos y en algunas islas, y por Venezuela, Colombia, Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia, Perú, Uruguay y Paraguay.
Su cabeza y cuerpo están cubiertos por numerosas escamas pequeñas. Hay entre 227 a 248 ventrales, cloaca; y de 52 a 60 subcaudales.
La coloración dorsal de fondo es pardo rosáceo clara, con 16 a 20 manchas obscuras en el cuerpo y
de 3 a 5 en la cola. Estas manchas tienen una forma irregular y conectadas entre sí, parecidas a la letra H
Es un animal solitario y nocturno. Pasa el día escondida en algún tronco hueco o entre ramas de árboles por las cuales se desplaza con gran facilidad, son su lugar favorito para cazar a escondida, sobre todo cuando es joven.
Desciende al momento de emboscar sus presas o para desplazarse una cierta distancia en busca de agua. Es buena nadadora, puede cruzar ríos sin problemas, como su prima la anaconda.
En el estado Falcón, específicamente en la Península de Paraguaná, habita una población de Boa constrictor distinta a la subespecie nominal, y que aún se encuentra en proceso de descripción.
Posee mala visión por lo cual depende de sus escamas termosensibles (susceptible a los cambios de temperatura) para detectar a sus presas.
Entre su extenso y variado menú, siente especial gusto por los murciélagos, a los que captura desde los árboles en pleno vuelo.
No es venenosa. Mata a sus presas mediante constricción hasta estrangularlas.