País por país, desde la mayor economía de Europa a una pequeña nación del Pacífico, se han alineado para criticar la invasión de Rusia a Ucrania e instar a que se apoye una resolución de Naciones Unidas que exija el cese inmediato de la ofensiva de Moscú y la retirada de todas las tropas rusas de suelo ucraniano.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, tuvo algunos apoyos el martes en la reunión de emergencia de la Asamblea General de la ONU, incluyendo Cuba y Corea del Norte. Y hubo países que no se posicionaron sobre el borrador de resolución, como Surinam y Sudáfrica, que pidieron compromiso y diplomacia para encontrar una solución duradera a la crisis.
La Asamblea, formada por 193 países, votará la resolución el miércoles por la tarde tras escuchar 120 discursos. Al contrario de lo que ocurre con las del Consejo de Seguridad, las resoluciones de la Asamblea no son legalmente vinculantes, pero reflejan la opinión internacional.
Entre las 10 últimas intervenciones el miércoles en la mañana se incluye una incorporación tardía: Bielorrusia, un aliado de Moscú. Su representante se dirigirá a la Asamblea justa antes de Estados Unidos y es casi seguro que respaldará la invasión. El borrador de resolución “deplora la implicación de Bielorrusia en un este uso ilegal de la fuerza contra Ucrania” y el pide que cumpla con sus obligaciones internacionales.
Hasta el martes en la noche, la resolución tenía 94 copatrocinadores, incluyendo algunas sorpresas para los diplomáticos de la ONU: Afganistán, donde el Talibán derrocó al gobierno electo a finales de agosto, y Myanmar, donde el ejército lanzó un golpe de Estado contra el gobierno liderado por Aung San Suu Kyi el 1 de febrero.
Hablando a favor del texto el martes, la embajadora de Palau, ante la ONU, Ilana Seid, dijo a la asamblea que Ucrania y su país tienen poco en común — “uno es un gran estado postsoviético del este de Europa y el otro es un pequeño estado en el océano” — pero siente cierta conexión porque «si el destino hubieran hecho que uno de nuestros antiguos colonizadores actuara con la agresividad de Rusia hacia nosotros, alegando la justificación de la unidad histórica, habría sido nuestro pueblo el que estaría sufriendo las atrocidades de la guerra que estamos viendo hoy en Ucrania”.
La ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, cuyo país es la mayor potencia económica de Europa, señaló que lo que está en juego en la guerra en Ucrania es “la vida o la muerte del pueblo ucraniano”, la seguridad europea y la Carta de la ONU, que aboga por la resolución pacífica de los conflictos y el mantenimiento de la soberanía y la integridad territorial de todos sus miembros.
En el otro lado, apoyando a Rusia, el embajador de Corea del Norte, Kim Song, culpó a Estados Unidos y a Occidente de la crisis de Ucrania: “Desafiando la razonable y justa demanda de Rusia de garantías legales de seguridad, (ellos) han socavado sistemáticamente el entorno de seguridad de Europa al volverse más descarados en sus intentos de desplegar sistemas de armas de ataque mientras buscan la expansión de la OTAN hacia el este”.
Por su parte, el representante de Cuba, Pedro Luis Cuesta, culpó de la crisis a la determinación de Washington para seguir ampliando la OTAN hacia la frontera rusa, así como a la entrega de armas modernas a Ucrania ignorando las preocupaciones de Moscú sobre su propia seguridad.
Según Cuesta, el borrador de resolución “carece de equilibrio» y no aborda las preocupaciones de ambas partes ni “la responsabilidad de quienes tomaron acciones agresivas que precipitaron la escalada de este conflicto”.
Estados Unidos y otros críticos con la invasión rusa presentaron la semana pasada una resolución en el Consejo de Seguridad que pedía a Moscú que dejase de utilizar la fuerza de inmediato contra Ucrania y retirase a todas sus tropas, sabiendo que Moscú la vetaría, como ocurrió. La propuesta obtuvo 11 votos a favor, uno en contra y las abstenciones de China, India y Emiratos Árabes Unidos, lo que mostró un aislamiento significativo, aunque no total, del Kremlin.
Los contrarios a Rusia decidieron entonces acudir a la Asamblea General para presionar en la adopción de una resolución similar, que añadirá una condena a “la decisión de la Federación Rusa de incrementar el nivel de preparación de sus fuerzas nucleares”, una cuestión abordada por muchos oradores el martes.