Nicolás Maduro no podrá sacar de la cárcel al empresario Alex Saab, aunque pretenda presentar diferentes alegatos ante las Naciones Unidas, porque la defensa tiene que hacerse en el juicio que se ha de efectuar en los Estados Unidos, donde el mencionado individuo tiene que responder por el cargo de lavado de dinero; es decir, un delito penal por el cual viene siendo investigado desde hace años y lo llevó, no sólo a reconocer su culpabilidad, sino incluso a convertirse en confidente de la DEA y, para aminorar su castigo, está dispuesto a denunciar a altos funcionarios del régimen venezolano..
Así lo sostiene el doctor Miguel Soto, profesional del Derecho, quien señala que, además de ser un caso judicial, es un problema ético moral que deja muy mal parado al jefe del Ejecutivo Nacional, ya que valiéndose de esta condición aspira que se le oiga fuera del ámbito al que corresponde el asunto.
Este no es un caso de diplomacia, precisa. Es de tipo delictivo, que se dirime ante los órganos de justicia de un país, que ha venido realizando un proceso investigativo no sólo en Venezuela, sino en diferentes naciones, ya que el sujeto de marras está señalado de dirigir una red delictiva, a través de once firmas registradas en los propios Estados Unidos (donde se le acusa), Panamá, Turquía, Emiratos Árabes, Hong Kong y en su país natal, Colombia.
Lo grave es que el régimen de Venezuela, tanto en los mandatos de Hugo Chávez como en los de Maduro, le proporcionó mucho dinero en contratos, indicó. Aquí surgen las preguntas que merecen respuestas:
¿Pasó por la Asamblea Nacional el contrato de 685 millones para casas prefabricadas de la Misión Vivienda, en 2011 y la Contraloría General de la Nación determinó si fueron hechas o no, como al parecer ocurrió lo último?
¿Se ha hecho una investigación por los contratos de las bolsas Clap durante los años 2016 por un monto de 340 millones de dólares y de 2017 por la suma de 425 millones de dólares?
¿Cómo es que Saab hacía negocios para vender oro y petróleo, además de comprar alimentos, como seis meses después de estar preso en Cabo Verde, alegó Venezuela que era diplomático plenipotenciario?
¿No fueron suspendidas abruptamente las conversaciones entre el régimen y la oposición en México por la extradición de Saab de Cabo Verde a los Estados Unidos cuando el sujeto en cuestión nada tiene que ver con ese diálogo?
¿Por qué la Fiscalía General se involucró en la defensa de Saab cuando ha debido proceder a determinar las causas del proceso que se lleva a cabo en los Estados Unidos y precisar cuáles son los funcionarios que le dieron contratos al empresario colombiano?
¿Tanto la Asamblea Nacional y la llamada Constituyente así como la Contraloría y Fiscalía no tenían que determinar la veracidad de que el empresario hacía negocios con el régimen y éste lo tenía como funcionario en supuestas misiones humanitarias?
¿Cuánto ha costado la defensa de Saab con carísimos bufetes internacionales?
Del mismo modo, ¿de dónde salieron los dineros para la campaña publicitaria, que incluyó conciertos y despliegue de carteles, en favor de la libertad del colombiano?
Así como estas hay otras muchas preguntas que se deben hacer dentro del propio régimen y no salir Maduro hablando de un supuesto secuestro .
En esos mismos términos se refería Hugo Chávez, en 2001, cuando abogaba por la liberación de Carlos Ilich Ramírez Sánchez, Carlos El Chacal, que había sido el terrorista más buscado en el mundo tanto como lo fue después Osama Bin Laden. Y no nos olvidemos del homenaje que se le rindió en la Asamblea Nacional al criminal terrorista Manuel Marulanda, Tiro Fijo, a quien Chávez le daba categoría de beligerancia frente al gobierno colombiano. Casos como estos y el de Saab hacen dudar del criterio ético y moral de este régimen, que ha producido la mayor crisis política, económica y social de toda la historia de Venezuela, de cuyo territorio han salido más de seis millones de conciudadanos en busca de una vida digna porque aquí corrían el riesgo de morir de hambre, comentó el doctor Soto.